El problema de ser alcohólicos conocidos y viajeros es que a partir de cierto punto, uno pierde los controles de calidad. Estando en Munich con mi amigo el Rubio y bebiendo como cosacos, al ir regresando hacia el hotel rastreando bares nos topamos con una calle en la que había putas, casinos y un bar lleno de teles, con montón de coñas sobre boxeo en las paredes y que parecía más cutre que el bar de la piscina en la Isleta. Por supuesto que entramos y cuando un Orco exportado directamente de Vecindario o alrededores nos vino a atender renqueando y arrastrando una pata como Quasi-moto, lo flipamos. Le pedimos dos cervezas de grifo y nos trajo esta Spaten München, una marca local y que tiene mucha historia, ya que estos andan fabricando cerveza desde el 1397, o sea, malamente seiscientos y pico años. La cerveza tiene ese profundo color a meado de borracho que todos tan bien conocemos y genera bastante espuma cuando te la sirven y desaparece al poco. De sabor es una pilsen, no destaca particularmente pero tampoco desagrada, aunque si como nosotros te has pasado la noche tomando cervezas de trigo, esta te termina sabiendo a poco. Spaten significa pala en el idioma bárbaro local y por eso en el escudo vemos una. Espero poder pillar la cerveza de nuevo un día en el que no haya tomado cerveza de trigo para darle una nueva oportunidad, ya que creo que esta lo merece. Al ser una de las marcas de la ciudad de Munich, están autorizados a servir cerveza en el Oktoberfest y para ese evento producen una versión específica de la misma.
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La protección de lluvia en el club de las 500
Cuando me compré el objetivo de 400mm, el mismo que ahora quiero vender porque lo uso muy raramente y que justo estos días está en casa de mi amigo el Rubio, el cual lo quiere probar haciendo fotos de su Unidad Pequeña número 2 mientras juega al fútbol, bueno, como decía, cuando me lo compré también adquirí un condón gigantesco para protegerlo en caso de lluvia, algo muy probable en los Países Bajos y también en Polonia, lugar al que iba a ir unas semanas más tarde para hacer fotos de águilas de cola blanca. La idea es sencilla, tienes un equipo que vale un dineral, comienza a llover y lo proteges adecuadamente sin tener que desmontarlo. Esta es una de esas fotos que acompañan a una anotación con otras y que de alguna manera recibe visitas por culpa de los encontradores de contenido. La foto la vimos en la anotación El equipo en Octubre 2009 y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Estupas reales en los jardines de la Pagoda de Plata
El Palacio Real de Nom Pen es un conjunto de edificios en un área de quinientos por ochocientos metros, es decir, una burrada y una keli gigantesca. Entre las cosas que hay en su interior está la Pagoda de plata y en los jardines de la misma hay varias estupas. Hoy tenemos una conocida como Estupa Phnom Mondop o igual es otra ya que todas son muy similares. Estas estupas recuerdan a los reyes, reinas y princesas que han vivido allí y que ya han muerto. Como el palacio lo construyeron a finales del siglo XIX (equis-palito-equis) no hay demasiadas pero dales unos cientos de años y allí habrá una infectación que no veas. Todo el complejo de la Pagoda y sus jardines está rodeado con un muro que cuenta en pinturas una historia épica, muy bonita, peor que se está cayendo a cachos.
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Retrasos inesperados
Ayer salía de trabajar a las cuatro en punto de la tarde, como todos los días. Media hora antes miraba la página en la que se pueden comprobar los horarios de salida de la estación de Hilversum y todo iba como la seda, ningún tren retrasado o cancelado. Fui de la oficina a la estación y cuando llegué me encuentro un volumen relativamente alto de pasajeros y todo el mundo mirando a las pantallas de información. En la misma, todos los trenes estaban cancelados. Todos. Un drama galáctico de proporciones épicas y me pillaba justo el día que tengo clases de italiano. La razón era que un tren había descarrilado justo a la salida de la estación en dirección a Amsterdam y en el colmo de la mala suerte, sucedió mientras cambiaba de una vía a la otra y bloqueó ambas. Desde la estación podíamos ver el tren y el festival organizado por todos los coches de bombero de la zona y todos los de policía, ya que se deben aburrir un montón y vinieron en manada.
En los andenes de la estación, dos trenes de los que paran en todos lados. Uno esperando para seguir hacia Amsterdam y el otro para ir a Almere. Uno había llegado desde Amersfoort y el otro desde Utrecht. Como uno es espabilado ya que no hablo el Truscolán, esa lengua que te vuelve idiota, acarajotado o sencillamente delincuente habitual, me fui zorrudamente al andén en el que estaba el tren que había venido desde Utrecht y me puse a esperar como quien no quiere la cosa junto a la puerta del sexto vagón si los contamos desde el lado que debería ir hacia Utrecht. La razón para elegir el sexto y no el séptimo o el octavo, es que el tren solo tiene seis vagones. La razón para no querer ir en el quinto, el cuarto o el primero es que el sexto y solo el sexto se detiene exactamente junto a las escaleras del túnel norte de la estación de Utrecht, el legendario Noordtunnel. Tras diez minutos en los que la gente se lamentaba y se volvía a lamentar y se llevaban las manos a la cabeza y aquellos que iban hacia el aeropuerto veían como estaban jodidos y bien jodidos, anunciaron que ambos trenes regresarían por donde habían venido y en ese instante se produjo la avalancha hacia los mismos, pillándome sentadito junto a la puerta y bien relajado. Salí de Hilversum quince minutos más tarde de la hora prevista, llegué a Utrecht con ese mismo retraso y tuve tiempo suficiente de prepararme un Salmón cocido con gambas y cuscús y pajariar un rato en mi casa antes de irme a la clase de las siete. Después de la lección salí escopeteado para el cine ya que iba a un preestreno y resultó que sorteaban unas cuantas entradas gratis entre los asistentes y un par de objetos promocionales de la película. Al salir del cine regresé a mi casa y me acosté tranquilo porque el problema alrededor de Hilversum lo solucionaban durante la noche.
Esta mañana al levantarme sigo mi rutina habitual, controlo los horarios de salida de los trenes a Hilversum y va y resulta que siguen cancelando trenes a porrillo y dicen que tardarán cuatro días en reparar los daños producidos por el puto descarrilamiento. Por culpa de esto tardé veinte minutos más de lo que suele ser habitual en llegar a Hilversum, tiempo que invertí viendo un episodio de Sleepy Hollow. Durante el día he visto que solo han mantenido un tren por hora entre Hilversum y Utrecht así que mañana trabajo desde casita y evito este drama.