Corría el año 2004 cuando se produjo nuestro primer encuentro. Yo hasta ese momento tenía un reproductor de MP3 de la marca Samsung, un Yepp que solo me daba dolores de cabeza, una cosa que hacía lo que le daba la gana, me odiaba como usuario y convertía el añadir música al dispositivo en un calvario. Apple acababa de anunciar un nuevo producto llamado el iPod mini y a mí me venía como anillo al dedo. Recuerdo los avisos de la gente porque tendría que usar iTunes, esa bestia negra legendaria que al parecer fagocita universos. Aprovechando una visita a los Estados Unidos, compré mi apple mini y pronto me di cuenta que algo tan pequeño había cambiado mi vida. Ahora yo estaba al mando, el aparato me servía a mí y no al contrario. Pronto comencé a escuchar audiolibros, a añadir y quitar música y el iPod mini lo hacía de manera incansable. iTunes, esa aplicación tan denostada, se convirtió en el hogar de toda mi música, la ordenó, clasificó, archivó y todo eso prácticamente sin que yo tuviera que hacer nada.
La única forma de explicarlo es viniéndote a vivir al norte de Europa, tener un periodo de tres semanas seguidas sin sol y casi a obscuras y de repente aterrizar en un lugar con el cielo azul, un día maravilloso y una temperatura increíble. Recuperé la fe en la tecnología, esa que llevaba estancada tanto tiempo. Al año siguiente me compré un iBook G4, un portátil pequeño que podía llevar conmigo a todos lados y que hacía todo aquello que yo quería y más. De nuevo descubrí que mi portátil estaba para servirme a mí, para hacer las tareas que se le asignaban y no para que yo viva pendiente del mismo, reparando errores y protegiéndolo de todas las amenazas del universo conocido y del desconocido. Aún sigue en activo, casi seis años más tarde y aún es capaz de completar los trabajos perfectamente. En todo ese tiempo nunca ha sufrido la humillación de tener un antivirus o cualquier otro software similar y no le ha hecho falta.
Con mi percepción de la tecnología totalmente patas arriba gracias a la visión de un hombre y la compañía que dirigía, en el año 2008 completé la transición comprando un mac mini y un iPhone 3G. En mayo de ese año abandonó mi casa el último dispositivo funcionando con ubuntu (güindous lo había quitado un año antes cansado de tanta mierda y tantos problemas). Pese a lo que los agoreros me decían, ni el mundo se acabó ni mi vida llegó a un punto final. En realidad sucedió lo contrario, de repente tenía muchísimo tiempo para hacer otras cosas y toda mi vida digital giraba en torno a iTunes, el lugar en el que mi música, mis fotos y mis aplicaciones se hospedan. Como apple solo fabrica buenos productos, han pasado tres años y sigo usando mi teléfono y será en la próxima iteración cuando lo actualice. Esta es la primera vez en mi vida en la que he tenido el mismo móvil durante un periodo 37 meses y aún lo uso continuamente y es capaz de hacer todas sus tareas sin problemas. En ese tiempo he cambiado dos veces de número …
El año pasado, apple reinventó de nuevo la informática personal y adquirí dos iPad, uno para mí y el otro, más importante, para mi madre, su primera incursión en el universo de la informática y un paso de gigante similar al que dio el primer astronauta que puso un pie en la luna. Una persona sin ningún conocimiento previo de informática recibió un ordenador y tras media hora de explicaciones era capaz de mirar páginas web, hacer llamadas con Skype, jugar a juegos, escuchar las radios españolas, leer la prensa, ver fotos en flickr y mandar y recibir correos, todo ello de forma Mágica. Mis padres y un montón de gente más igual que ellos seguro que hoy sienten el mismo agradecimiento que siento yo hacia el hombre que ha hecho eso posible, el hombre que desplazó el centro sobre el que gira la informática desde el equipo hacia la persona, dándonos el poder para hacer las cosas sin tener que pasar por un costoso y largo aprendizaje. Que digan lo que quieran los comemierdas y agoreros pero ya nada es igual.
A principios de este año añadí a la Armada de apple que hay en mi casa un apple tv que uso a diario, en combinación con mi mac mini, mi iPad o mi iPhone, porque todos beben de la misma fuente, iTunes y todos se conocen y hablan entre ellos sin que yo tenga que hacer nada.
En estos siete años he visto como a mi alrededor, todos mis amigos y conocidos, muchos de ellos en el club de los que me advirtieron o me criticaron, han acabado con equipos de la marca apple, los más con el iPhone, otros con el iPad y algunos con ordenadores mac. Apple nos ha convertido a todos en usuarios con la tecnología a nuestro servicio y no nosotros trabajando para ella.
Sí, soy un fanboy de apple, si por fanboy entendemos una persona que valora muy mucho su tiempo y que quiere que la tecnología FUNCIONE. Me la trae muy al fresco lo que suceda detrás del cristal, solo quiero que las cosas hagan aquello para lo que las usamos. No necesito mil y una opciones de configuración ni quiero tener que hacer un curso para saber como usar al cien por cien las aplicaciones que utilizo habitualmente. Ese poder me lo ha dado apple, no ninguna de las compañías fotocopistas que tratan de seguirles el paso, copiando y no innovando.
Hoy nos desayunábamos con una noticia triste, la de un hombre que ha cambiado el mundo, varias veces, ha dejado una huella que permanecerá durante muchísimo tiempo y que por cuestiones de salud ha de dejarlo. Es una lástima porque hacen falta cientos de visionarios como él para hacer realidad ese futuro que todos soñamos y que parece que nos han negado.
En cualquier caso, mi eterno agradecimiento a Steve Jobs por lo que ha hecho por mi y por muchos más como yo.