Me pongo a mirar lo escrito en los últimos días por estas tierras y se me pone mal cuerpo. Esta página solía ser un reducto de lo soez, ordinario y vulgar, una ventana al insulto fácil y la pollada estúpida que despliega sonrisas de seres tan limitados neuronalmente como yo. Y qué tenemos ahora: quejas del trabajo y chorradas sensibleras que hacen que esto se parezca más a cualquier programa de tarde de esos en los que los fracasados acuden a lavar sus penas entre aplausos de descerebrados y figurantes con estómagos hambrientos de bocadillo.
ME NIEGO, ME NIEGO Y ME NIEGO a que esto siga así. Tenemos que recuperar el espíritu perdido, cabalgar por lo absurdo, desplegar las antenas de lo estúpido y pisotear el sentido común y la corrección siempre manteniéndonos en los límites proporcionados por la gloriosa y fantástica lengua española, la misma que hablaba Jesucristo allá en su Belén natal o Santiago Apóstol antes de emigrar a Galicia.
Si fuera un gerente os echaría la culpa de todos los males que nos asolan. Os diría que es culpa vuestra que la temática sea tan panoli, que la página se parezca a esas otras bitácoras en las que se lamentan porque les duele la punta del nabo o han salido de compras al supermercado y han vuelto a casa tan contentos con un paquete de harina caducada comprado con descuento. Como no soy un gerente también os pienso echar la culpa porque lo creáis o no aumentan las visitas cuando se tratan estos temas personales. Sois como hienas que huelen la sangre y se lanzan sobre una pobre víctima del sistema que soy yo mismo y mi ser intrínseco y caéis en mi página y reincidís porque os gustan estas cosas, os gusta ver a la gente sufrir y padecer y revolcaros en el fango ajeno.
Como no soy rencoroso y soy de espíritu impráctico voy a plantear una solución. Tenemos que exorcizar la bitácora, echar a estos malos espíritus que han capturado mi corazón y mi alma viajera y devolverlos al fango del que nunca tendrían que haber salido. Cada uno de vosotros lo tendrá que hacer allí donde se encuentre y entre todos sacaremos esta gangrena que nos carcome y volveremos a los temas mundanos, a las frases contundentemente ordinarias a las muecas de asco al imaginarnos esas escenas entrañables que solía describir en un pasado no tan lejano.
No nos retrasemos más. Buscad dos velas y traerlas al lado del ordenador. Mejor si son color vino o azul ojos de rubia holandesa deseosa de chorizo cantimpalo. Si sois pobres o limitados en recursos os tendréis que apañar con dos velas blancas e imaginar esos colores. Si ya habéis cruzado el umbral de la insolvencia y el dinero no os alcanza ni para velas tendréis que imaginaros incluso las velas. Poned una a cada lado del ordenador y encendedlas. Apagad las luces de la habitación o de la oficina en la que os encontráis. Inspirar y espirar diez veces seguidas de forma rápida para hiperventilaros y que vuestras chacras se posiciones adecuadamente. He dicho espirar y no expirar así que mucho ojo que no quiero que se me mueran lectores y menos aún tantas veces seguidas. Tras el ejercicio respiratorio dejad las manos caídas para que la energía cuantitativa de la tierra haga lo que le de la gana, aflojad el esfínter y soltar aire que eso siempre ayuda y mirad fijamente a las velas hasta que la imagen de un glorioso jamón serrano pata negra se forme en vuestras retinas. Cuando llegue ese momento estaréis listos para el exorcismo y como sumos sacerdotes de esta bitácora tendréis que seguir el ritual sin dudar un solo instante.
Los hermanos americanos lo harán desde ese grandioso continente, los canarios desde su paraíso frente a las costas del norte de África, los españoles en su piel de toro y los expatriados allí donde se encuentren. La suma de los factores altera el producto si lo logramos y volveremos a reírnos y olvidaremos pronto estas semanas infames de Reality sucks.
Cogeros de las manos virtuales con los otros cientos de hermanos que entran aquí cada día y repetid conmigo:
Por el poder que me ha conferido el gran sacerdote SULACO yo reclamo la atención de las grandes distorsiones. Espíritu de las palabrotas, yo te invoco
Polla ven a mí, Chocho vuelve con nosotros, Julandrón aparécete ante nosotros, Puta sal de allí en donde te escondes y vuelve a tu trabajo.
Por la gloria de mis lamparones yo exorcizo esta página, expulso la realidad, la coherencia, el sentimiento y todo esa bazofia que se ha escondido en este rincón reservado a lo inane.
Por el himen impoluto de la Veneno yo exijo a la maldad, la zafia ironía, la chabacanería y el mal gusto que vuelvan a este su Reino.
[Repetir lo anterior trescientas veintidós veces]
Si todo va bien mis amados lectores volveremos a surcar las aguas de lo mundano e insulso, nos regodearemos con contenidos de baja cuna y penosa cama y levantaremos una o ambas cejas con títulos legendarios que esperan contenido como carne de machorra, leche machanga, leche mangorra, iVagina, pajeando a Miss Daisy, las pollas al sol, cabrón de mierda y muchos más que aún no han nacido pero que ciertamente esperan su momento en algún lugar de mi retorcido cabezón.
Espero que todos hayáis realizado el exorcismo porque tenemos que reencauzar este barco y dirigirnos de nuevo hacia nuestro norte que no se trata de que nos lean muchos sino de que lo que lean esté a la bajura que esperan los pocos que aún se atrevan a hacerlo.