Yo solo le veo ventajas a esto del alcoholismo. La única sombra es que se me funde el chip y no consigo escribir nada a derechas pero mira, son efectos colaterales perfectamente aceptables. La razón para beber de hoy era la junta mensual para comunicar los resultados de la empresa. Esto es todo como muy de ciencia ficción y difícilmente creíble pero en mi compañía todos los meses el jefe supremo nos junta a todos y nos detalla los resultados del mes anterior, algunos de sus lugartenientes presentan nuevos productos y estrategias y después de mamarnos una hora de fanfarria y números, tenemos bebidas gratis y tapillas para comer. Yo por una cerveza le lamo las uñas de los pies a Carmen de Mairena si hace falta y cuando se trata de hora y media de prive es que ni os cuento lo que haría. Siempre llego tarde y me quedo en la parte de atrás de tertulia y me escaqueo de cuando en cuando y como el edificio está vacío, aprovecho para hacer cosillas que normalmente no me dejan.
No sé como se las apañan los jefillos pero llevamos cinco meses perdiendo dinero, con la gráfica de los resultados empinada y cuesta abajo y ellos venga a dar mensajes positivos y a decir que vamos según lo planeado y estamos en ruta. A mí que me lo expliquen porque yo eso de perder güita lo veo como una ruta al desastre y no se puede sacar nada bueno pero si me siguen pagando la nómina a fin de mes, me dejan acumular puntos de KLM y tengo bebidas y comida gratis al menos una vez cada cuatro semana, a mí plin que diría Ritita.
Después de tantas cervezas salí más tocado que la Armada Invencible. Fui con el Chino a la estación de tren, ambos en bicicleta. El Chino no participa de estos eventos sociales porque no le interesan y pasa de tomar alcohol. ?l nos ve como seres inferiores y nosotros que quieres que te diga, lo vemos como un gilipollas integral y un hijo de la gran madre china que jamás llegará a nada como no mejore sus capacidades sociales. En el camino voy haciendo eses y contándole al chino como perdemos dinero a destajo pero vamos según el plan maestro. Cogemos el tren juntos y al llegar a la estación nos separamos porque él tiene que ir a algún sitio. Creo que me lo explica pero no me interesa ni mis neuronas están como para traducir desde el chinistaní al inglés sencillo. Al separarnos conecto mi iPod mini, esa maravilla tecnológica que recién cumplió los dos años y medio y sin la que no podría vivir y elijo el I’m going to tell you a secret LIVE, el nuevo disco de la divina Madonna y que se puede conseguir al comprar el DVD del documental MADONNA – I’m going to tell you a secret. Ya sé que para la mayor parte de mis lectores lo que voy a explicar es un concepto avanzado y propio de ciudadanos del primer mundo y que por desgracia España está, estuvo y estará por mucho tiempo en el tercer mundo así que os resulta difícil o posiblemente imposible comprender el sencillo y hermoso acto de comprar un DVD o un CD. Yo pago por ir al cine, pago por la comida, pago por la lotería, la primitiva, por los trastos tecnológicos que me compro y también lo hago por la música y el cine que compro para tener. El sábado, aún con la música de Madonna resonándome en los oídos me fui al Media Markt y por unos miserables diecisiete euros me compré el DVD con CD de regalo incluído. Aproveché para comprarme más cosillas y relajar la tensión de mi cuenta corriente, que pasa mucho tiempo en extremadamente positivo y eso no debe ser bueno.
Del DVD no hablaré hoy aunque lo recomiendo encarecidamente. El CD es la puta polla, es lo más, el infinito y más allá. Es la primera vez que Madonna saca un LIVE CD y obviamente es el mejor que se ha publicado nunca. Pertenece a la gira anterior, Madonna’s Re-Invention tour y no tengo palabras para expresar lo que sentí cuando lo escuché por primera vez. Después de cuatro días debo haberlo oído cincuenta veces por lo menos. Retornando al asunto, la cosa es que voy de vuelta a casa a lomos de la Macarena escuchando esta obra maestra y cantando mientras la gente me mira aterrorizada. En mi cabeza transcurre todo el concierto tal cual lo viví allá por el 2004, en la ciudad de Arnhem y acompañado por mi amigo el Turco y su hermana la conocida como la Turca. El segundo corte es el VOGUE y huelga decir que cuando comienza me enralo al máximo y el alcohol en la sangre me vuelve intrépido y acabo haciendo la coreografía completa a lomos de la bicicleta, soltando las manos y gritando y haciendo las muecas esas con las poses fantásticas y estilosas. Creo que me salté dos semáforos en rojo y la gente me gritaba, pitaba y esquivaba sin que me importara un carajo porque para algo estaba escuchando a la más grande y soy intocable cuando me ampara un ángel tan poderoso.
Sin prisa pero sin pausa continúo reviviendo el concierto, re-inventando los recuerdos y disfrutando con la prodigiosa calidad de sonido que mis auriculares Sony proporcionan. Ya cerca de mi casa opto por dar un rodeo largo para extender este momento en el tiempo. Con los acordes de la última canción llego a casa, me despatarro en el sofá y aprovecho para sudar el alcohol que llevo dentro.