– ¡Oh Dios mío que has hecho! ¿Qué escondes ahí? Sácalo para que pueda verlo
– No es nada de verdad, déjalo
– Como que nada. Ahí estás escondiendo un portátil y me ha parecido ver algo raro en la tapa. Sácalo inmediatamente y enséñamelo
Así lo hizo y cuando lo extrajo de la mochila un grito desgarrador cortó la noche y se escuchó en varios kilómetros a la redonda.
– ¡Nooooooooo! ¡Qué has hecho! Estás loco. Eres un traidor, eres lo peor, infame y vil como pocos. Como has podido hacernos esto a nosotros. Todos te queremos, eres uno de los nuestros, somos el noventa y pico por ciento de la población, la mayoría y hasta ayer eras como un hermano. Debería darte vergüenza. ¿Aún puedes devolverlo? Quizás estás a tiempo. Salva tu alma y tu espíritu
– No quiero. Me gusta.
– Pero ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? ¿POR QU?? – gritó con las manos aún en la cabeza
– Porque ya iba siendo hora. Porque quería cambiar. Porque necesitaba recuperar la fe, necesitaba volver a sentir esa excitación de lo nuevo, de lo avanzado, necesitaba sentir que estoy en la frontera y no que voy en el carro de cola y porque quería dejar la esclavitud que supone el ser uno de los vuestros, las preocupaciones diarias, el terror a coger algo que no deba, a que mañana no funcione y lo pierda todo a que aquello que me pasaron acabe con mis recuerdos, con mi historia, con mi vida. No podía seguir viviendo así – le dijo de una tacada y casi sin detenerse a coger aire.
– No me seas julay de barriada periférica tío, todos llevamos años en esto. Comenzamos con los Atari, Spectrum y Commodore, unos años más tarde vino MS-DOS 6.2, después nos pasamos a Windows 3.11 y luego vino el gran salto: Windows 95. Aún recuerdo aquellos años en los que no dejábamos de hablar de las cosas maravillosas que sucedían a nuestro alrededor. Y después llegó Windows 98 SE, sin lugar a dudas el mejor sistema operativo de la historia de la humanidad. ¿te acuerdas? era maravilloso. Dos años más tarde el disgusto de Windows ME y la complejidad y lentitud de Windows 2000. Aquellos fueron años duros. Windows 98 SE seguía siendo mejor que estos dos sistemas operativos. Después llegó Windows XP y nos movimos hacia adelante y en esas estamos, desde el 2001 seguimos esperando algo nuevo, reemplazar nuestros vetustos equipos con software fresco. Hemos dejado pasar Windows Server 2003 porque no está hecho para nosotros y hemos aguantado cada nuevo retraso de Windows Longhorn o Vista con resignación. Será lo máximo, lo más mejor que bueno y hoy descubro que tú no has traicionado y te has pasado a Apple. al enemigo, el reverso tenebroso. Una elite de pseudo intelectuales venidos a menos que no sirven ni de carnaza para pescar.
– Lo siento. Me he cansado de los retrasos, de las promesas incumplidas, de todas las cosas que han tenido que eliminar para poder terminar el producto. Esto ya no es lo que era. No quiero más virus, ni más problemas, no quiero tener que usar un montón de software solo para proteger mi PC. Ahora uso MAC OS X, el tigre, vivo feliz, vivo tranquilo, vivo contento y aprovecho mi tiempo de otras formas.
– Pero no puede ser – dijo el amigo aún enojado -. Windows es mejor, es lo máximo, somos mayoría los que lo usamos.
– Si tú lo dices. Déjame enseñarte algunos detalles de este Sistema Operativo según tú tan malo y repugnante. Así cuando los veas en tu próximo Windows Vista ilegal sabrás que yo los usaba mucho antes. – Su sonrisa cínica irritó a su amigo.
– De acuerdo
Encendió el ordenador y la manzana de su tapa se iluminó envolviendo la parte trasera con un halo mágico.
– Lo ves, es una mariconada hasta para encenderse. Tremenda pollada lo de la manzana con luz – La cosa prometía y ya se veía claro ganador.
– Tú mismo – le respondió.
El ordenador arrancó y lo que quedó ante ellos era una pantalla vacía con una preciosa imagen de un campo de margaritas. Nada más.
– ¿Dónde está la barra con el menú de inicio? – preguntó el pecero
– No la hay. No me hace falta. Tampoco necesito accesos directos. Todo está ahí, al alcance de mi mano. Mira, el ordenador ha detectado redes inalámbricas sin protección y me pregunta si quiero conectarme. Ya está, ya tenemos acceso a internet.
– Hay una cosa llamada gadgets o güiches que copiaron de los de yahoo. ¿dónde está?
– La tengo desactivada. Puedo hacerlo todo sin necesidad de eso. A propósito, ahora microsoft también lo pondrá en su nuevo windows. Lo primero que quiero que veas es el lanzador de aplicaciones. Se llama Quicksilver y es totalmente gratuito.
Tecleó dos veces sobre la tecla apple y una pequeña ventana apareció en la parte superior.
– ¿qué quieres ver? – le preguntó
– No sé, lo que hay
– Vale. Digamos que quiero navegar por internet. Yo uso el firefox, el mejor navegador. Ahora que tengo esta pequeña ventana abierta, pulso la tecla F y voilá, ahí lo tienes – En la ventana apareció el icono característico de Firefox seguido de ejecutar aplicación. Le dio al enter y la aplicación comenzó a ejecutarse.
– Repite eso que no lo vi muy claro. Aquí hay truco.
– Bien. Otra vez. Pulsar dos veces la tecla apple y ahora tecleo h. El documento historias.doc apareció en la ventana. Le dio a enter. Volvió a pulsar y tecleó A. apareció el Adium y también lo lanzó. Repitió la operación y pulsó I y en esta ocasión fue el iTunes.
– Ya eso está muy bien pero ¿esto es todo lo que hace? – Me dijo con sorna
– De acuerdo. Digamos que quiero escuchar mi lista de canciones de Keane, doble clic, tecleo Keane y me sale iTunes y reproducir lista de Keane. O digamos que quiero apagar el ordenador. Doble clic y escribo S y tenemos Shutdown. O quiero buscar esa película que quiero ver en imdB y tecleo imdb y luego el nombre de la película y me abre una pestaña en firefox con la película que busco. Es lo que se llama eficiencia. Ya no uso el ratón porque sabes qué, no me hace falta. No necesito navegar por menús ni perderme buscando las cosas. No necesito recordarlo todo porque el sistema lo hace por mí. No creo que llegues a entenderlo. Sigue en tu mundo que yo permaneceré en el mío. Igual otro día te hablo de Spotlight o de alguna de las otras cosas que hacen el uso de mi ordenador un placer tan grande.
