Distorsiones

Llevo una racha con tanto drama cinematográfico, tanta desgracia, tanta cosa seria que cuando vi que en Amsterdam en el multicines tenían una comedia romántica de toda la vida, la puse en el grupo de pelis que vería en la filmoteca, que yo desde siempre he sido fans de las RomCom y no me da verguenza alguna reconocerlo. La película se titula The Hating Game y parece ser que aún no está previsto su estreno en España, aunque de hacerlo es probable que opten por el título de la novela en España, que fue el fascinante Cariño, cuánto te odio, que digo yo que sería mucho más literal titularla truscoluña no es nación.

Una julay se encoña de un compañero borde de trabajo y le busca el ángulo para que se la empete hasta los pelos de los güevos.

Resulta que tras una fusión de dos editoriales, una pava super-finolis trabaja junto a un pavo super-pijo y como que se odian a muerte o algo así, que después resulta que la pava sueña con el chamo taladrándola y el chamo sueña con la pava comiéndole las ladillas o algo así y están siempre en guerra total en la oficina hasta que un día como que se ponen a hablar entre ellos y resulta que ciertamente va a haber sexo, pero con consentimiento o así y claro, las cosas se complican un montón cuando ya ellos por fin están cogiendo como conejos.

Esto es simple y directo y todos sabemos el tipo de final feliz que vamos a tener así que lo único que tenemos que hacer es disfrutar del viaje hasta el susodicho. La película dura algo más de cien minutos y se revuelca en algunos de los tópicos de las comedias románticas y gracias a algún o todos los dioses, no pretendieron reinventar el género y hacen lo que se espera de ellos. Hay mucha química entre la pareja protagonista, Lucy Hale y Austin Stowell y casi que resulta más difícil creer que se odian porque desde el primer instante se ve que ambos están fritos por pillar al otro. Tenemos un buen equipo de personajes secundarios a su alrededor para cachondearnos y divertirnos y por supuesto alguna movida triste y dramática, aunque en este caso se la empetaron al pavo y no a la pava, como suele ser lo habitual.

Esto es entretenimiento ligero para cerebros sin un desarrollo pleno y tengo que decir que la disfruté un montón y hasta consideraré leerme el libro porque si es la mitad de bueno que la película, ya será mucho mejor que algunas de las bazofias que leí el año pasado. Dudo muchísimo que ni los miembros del Clan de los Orcos ni los sub-intelectuales con GafaPasta tengan lo que hay que tener para disfrutar con una película así.

Hoy tenemos una rareza y algo difícil de explicar para un ser modesto y sencillo como yo. Resulta que hace la tira de años, allá por 1996, se estrenó la maravillosa Scream: Vigila quién llama – Scream, de la que he hablado por aquí gracias a la magia del cine digital y tal y tal y casualmente, en el mejor blog sin premios en castellano también tenemos Scream 4, que fue bastante mediocre. Le han dado al botón de reset pero sin resetear y han hecho una nueva película reinventando el concepto. Se trata de Scream, que para complicarlo es como la han llamado tanto en gringolandia como en España.

Una julay regresa a Jinamar para acompañar a la penca de su hermana o algo así.

Con o sin reseteo, que en la película a esto lo llaman una re-quel, esta es la quinta película de la serie y las hembras originales y el macho original vuelven a aparecer, ya que aunque los asesinatos siguen a un grupo de gente joven y guapa que no tiene operaciones a porrillo en sus jetas, siempre acaban involucrando al clan original y siempre tenemos escena brutal con los originales y los nuevos luchando codo con codo para matar a los nuevos asesinos, que por más que lo intentan, en esta serie de películas los asesinos siempre mueren y son sustituidos por otros igual de asesinos.

Esta serie es fantástica y tiene sus propias reglas, establecidas en la primera película y tuneadas en las continuaciones y seguramente por eso gusta tanto, porque todos los que estamos en el cine nos hemos visto las películas anteriores, hemos disfrutado enormemente con ellas y nos sentimos cómplices de lo que sucede en la pantalla. Tenemos a un montón de gente nueva entre los que destaca Jack Quaid, que es clavadito, clavadito a su padre y a su madre. Creo que ya lo he dicho pero lo repito, no sé dónde encontró el cirujano plástico Courteney Cox, pero le ha hecho un trabajo chunguísimo, parece una muñeca inflable pero mal de aire. Por suerte y pese a su aspecto tan cutre, la historia es entretenida y divertida y por supuesto, los asesinatos son delirantes y cachondos y fastuosos y absurdos y todo lo que esperamos de una saga sin lógica alguna, que aquí entra un asesino a un hospital, corta la luz y no aparece nadie por la planta y en estas películas esto parece hasta normal. Te ríes y te sientes culpable por reirte porque es, sin lugar a dudas, un placer culpable.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, organiza una visita al cine con la manada al completo, incluyendo las hembras, que estas oportunidades de magreo no se te presentan a menudo. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, tú sigue revolcándote en tus mierdas.

Cuando a mí me pones un poster de una película con aspecto rancio de thriller, a mí ya me estás empujando a un lado y sabes que la iré a ver porque casi no se me escapa ninguna, pero que tengas claro que yo ya entro en el cine con unas espectativas muy bajas. La de hoy además es un remake de una peli de 1947 que seguramente Genín o Virtuditas nos pueden comentar, que yo no existía hace tantos siglos. La nueva versión se titula igual que la original, Nightmare Alley y en España le han puesto El callejón de las almas perdidas, que resulta una traducción fascinante de truscoluña no es nación.

Un julay se chinga a una pava y monta un espectáculo de espiritismo para panolis sin ilusión ni fantasía.

Resulta que un pavo experto en manipulación de julays acaba arrejuntado con la chusma y la gentuza de un circo y allí conoce a uno que tenía un número de mentalista y el chamo como que le cuenta algún secreto hasta que el pavo lo mata, se queda con su libro de instrucciones y se lo empapa. Después hace espectáculos en hoteles con una de las pavas y en una ciudad monta una operación para sacarle las perras a un ricachón, solo que las cosas se complicarán un pelín o quizás incluso algo más de un pelín.

Dirigida por Guillermo del Toro, que sigue con su obsesión por los frikis y por las historias en el pasado, la película es larguísima, con dos horas y media de duración y al mismo tiempo, es muy pero que muy lenta en determinados segmentos. Bradley Cooper lo hace muy bien, pero con dos horas y media, hasta de él nos cansamos en algunos instantes. Cate Blanchett está fabulosa y hay otro montón de famosos pero volvemos al problema, que es la duración, que si la hubieran hecho cuarenta minutos más corta, estaríamos hablando de un clásico. El final está un poco cantado o al menos, yo tuve una experiencia mística y como que lo vi llegar bien de lejos, ya que era algo que contaban en la película y que después como que se lo olvidaron.

Definitivamente, la larga duración y lo previsible que resulta le han quitado encanto. Esto está totalmente vetado para los miembros del Clan de los Orcos y es algo que seguro que mola un montón a los sub-intelectuales con GafaPasta.