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  • La infestación amarilla

    11 de octubre de 2024

    Después de La manada contra el amarillo, esa mañana me desperté temprano en un hotel en Bruselas ubicado en una calle en la que hasta el otro día, mataban gente con frecuente, algo natural y normal en esa ciudad, que yo la primera vez que fui, con mis padres, salimos del metro en una estación y nos topamos con la pasma, la ambulancia, el público y un crimen y el resto del día no fue mucho mejor, aquello era una ciudad de chusma y gentuza de la peor invadida por la miasma esa que vive en el país ese al sur de Andalucía con un rey julandrón terrorista-musulmán-de-mielda y que tiene bien cogido por los güevos al criminal ese que lidera una banda en España y está en el gobierno. Cuando bajé a desayunar me topé con mi jefe, que yo esperaba no tropezarme con ninguno y en los desayunos es cuando se ve lo gitana que es la gente. Yo pillé un plato con algunas cosas, con la cantidad similar a lo que desayuno habitualmente. Mi jefe se llenó un plato como si hubieran anunciado el fin del mundo y estuviera acumulando grasa para las lorzas como un oso y cuando apareció el amarillo, ese cogió un plato con aún más y cuando se los jincaron, que yo creo que ni masticaban, arramblaron con un segundo plato aún más lleno que el primero, mientras yo me tomaba un segundo vaso minúsculo de zumo de naranja y aquellos dos ya hablaban de cosas del laburo, que parece que no tienen otro tema de conversación.

    Abandonamos el hotel, bajamos al aparcamiento donde estaba el coche de mi jefe y salir del aparcamiento fue una aventura porque había varios comunicados y yo creo que recorrimos media ciudad por debajo de la tierra. Después, seguimos la ruta hasta nuestro destino, que era de poco más de un kilómetro y encontrar otro aparcamiento por la zona nos tomó más tiempo que llegar. Entramos en nuestro destino, una oficina de todas las multinacionales del país del sol caguiente para defender sus intereses frente a la desUnión Europeda y allí se fue juntando una infestación nunca vista de amarillos. Parecía que salían de debajo de las piedras, entraban más y más y muchos más. Allí todos se chupaban las pollas unos a otros y se repartían tarjetas de visita como si fueran cromos de fútbol y lo mejor era ver la cara de decepción y disgusto cuando yo no les daba ninguna porque nunca me he molestado en pedirlas en la empresa, me parecen algo inútil porque no sirven para nada y de hecho, todas las que me obligaron a coger, las tiré allí mismo en su propia papelera antes de salir, que si alguien quiere conectar con el Elegido, mejor lo hace por la red social esa de la gente con Chamba.

    A las diez empezó el chou. El primero que hablaba era el chamo con el que cenamos el día anterior, bueno, primero habló un amarillo pero como no había subtítulos virtuales, yo creo que ni él supo lo que dijo. Después vino una hora de tratar temas que interesan a las multinaciones, todos relacionados con la cantidad ingente de nuevas leyes medioambientales que hay en Europa. Resultó que hablaron del tema que ocupó las dos horas y pico de viaje en coche el día anterior y básicamente, nos daban la razón a nosotros y se la quitaban, ellos también, al amarillo del sol caguiente que estaba con nosotros, que no se daba por aludido. Después de una hora comenzaron dos presentaciones que dio una empresa consultora a la que pagan un pastizal. La primera fue un masque de que te cagas y la segunda fue un masque de que te vas por las patas pa’bajo con diarrea, pero la chama era española y como africano, la tengo que perdonar. Cuando acabó el chou, frenesí de todo el mundo dándose las manos, hablando en la lengua esa infernal del país del sol caguiente y más reparto de tarjetas de visita y sobre la una de la tarde conseguimos salir por patas de allí, dejando en el lugar al amarillo porque entre las cuatro y las ocho de la noche tenían una fiesta para celebrar los veinticinco años de la organización en Europa, fiesta a la que yo no quería acudir porque dos horas de discursos de tipos que no saben hablar inglés seguidas de dos horas de comer de pie con un plato en la mano me parecía demasiado y en eso hasta mi jefe estuvo de acuerdo.

    Esta vez mi jefe me hizo caso y en lugar de ir hacia Amberes, salimos de la ciudad en dirección al este y no había tráfico alguno, así que llegamos a Bolduque en menos tiempo del que decía el programa de navegación del coche y en la ruta, mi jefe continuó hablando de trabajo, que es su hobby y su tema favorito. Le dije que me largara en la estación de tren de Bolduque que yo seguía desde allí a mi keli, que para mi, ya había cubierto sobradamente mi horario laboral de ese día.

    El amarillo al día siguiente volvía al país del sol caguiente y volvió a mandar un correo reafirmándome en lo que le dijimos que estaba mal, en lo que los otros amarillos le dijeron que estaba mal y en lo que todo el mundo en Europa sabe que se hace de otra manera. Esta gente cuando se empecinan en ser lerdos, no hay quién les gane.

  • La manada contra el amarillo

    9 de octubre de 2024

    Huelga decir que este es el segundo día de algo que comencé a contar en El reverso amarillo o quizás incluso antes, en Herfst Biertocht Amsterdam 2024, que aquí todo está muy relacionado cuando se trata de mi vidorra sin asiento de ventana en los aviones por culpa de todos sabemos quién. El segundo día lo habían reservado para la fábrica de la multinacional del país del sol caguiente en Europa, esa a la que yo suelo ir a trabajar al menos un día a la semana, a veces hasta dos, y en la que tengo un montón de amigos y conocidos. El amarillo había visitado las fábricas gringas y ahora hacía lo propio con la europeda. Como por la tarde me forzaban a ir a Bruselas con él y mi jefe, salí de mi keli con mi bolsa del portátil habitual y con otra con algo de ropa y las cosas básicas para sobrevivir una noche en un lugar inhóspito.

    Ya en la oficina, el amarillo estaba en su salsa regalando las gominolas tóxicas que trajo y que probablemente contienen substancias que están prohibidas en la Unión Europeda. Para la reunión mi jefe invitó a los jefillos de la fábrica y yo aconsejé a los susodichos para que ellos añadieran a un selecto grupo de gente intelectualmente más desarrollada. El amarillo repitió la presentación del día anterior en la que solo habla de él y de lo chachi que es y perdió tres cuartos de hora con la susodicha y cuando pretendía perder otros tres cuartos de hora con las biografías de los que atendían la reunión, lo cortamos en seco y le dijimos que íbamos al grano. En ese momento fue cuando la manada que yo había organizado atacó en grupo y le comenzaron a llover golpe tras golpe, grito tras grito, reproche tras reproche por lo mal, muy mal y peor que hacen las cosas en su país. Él jamás se pudo imaginar que algo así le pudiera suceder y no estaba preparado porque ya me aseguré yo que nadie, absolutamente nadie, le soplara nada a mi jefillo, que seguro que se chivaba, así que organicé el aquelarre de tapadillo, aunque allí, todos, hasta mi jefe, sabían que de Uitverkorene estaba detrás de aquello porque los golpes iban siempre dirigidos a los lugares en los que duele y el otro no podía hacer nada, ni negarlo, porque eran mortalmente certeros. Al mediodía lloriqueaba como truscolán en portabultos y descubría que cuando dicen que los neerlandeses pueden ser muy directos, eso es una verdad muy cierta.

    Yo no me rebajo a comer en la cantina de la fábrica aunque me regalen la comida, como hace la escoria terrrorista-musulmán-de-mielda con la que trabajo, y al que me aseguré que no invitaran para seguir macerándole la úlcera que le estoy creando, así que me fui a caminar y ya quedé en que no atendería las otras dos horas de reuniones porque sus temas eran irrelevantes y ya estaba muy cansado de la presentación del amarillo en la que él es el mejor del universo.

    A las tres de la tarde los veo aparecer y ya nos íbamos porque el tráfico hacia Bruselas desde los Países Bajos es siempre horrendo y mi jefe desconoce el concepto del transporte público. El software que usa en su coche para la navegación le recomendó una ruta y yo ya le dije que esa ruta era una cagada y bueno, dos horas y media más tarde se lo repetía con saña. En todo ese tiempo, en el carro, solo se hablaba de un tema, una orden que nos han mandado desde el país del sol caguiente y que nosotros nos negamos a obedecer. El amarillo nos camelaba y nosotros le decíamos que no, que no, que requete-no, que requetequete-no y él volvía a intentarlo, pero no consiguió sacarnos el sí. En Bruselas teníamos un hotel en el centro de la ciudad, en una calle que tenía muy mala pinta y habíamos quedado para ir a cenar con un amigote del amarillo en un restaurante japonés o algo así, pagando el amarillo.

    Resultó que el amigo ese era uno con el que yo trabajé en la otra multinacional del país del sol caguiente en la que he laburado, el que organizaba las sesiones medioambientales en Londres a las que yo acudía todos los años a morirme de aburrimiento y que están en multitud de anotaciones del mejor blog sin premios en castellano. Me contó que el chiringuito de Holanda se fue al carajo después de que me botaron, que yo ya lo sabía y que a fin de año echan el cierre, que también yo lo sabía. Lo que él no sabía fue la movida que hubo con aquella pendeja que fue mi jefilla y que cuando su intimísima amiga comenzó a intimidarme, o eso que en inglés se dice bullying, y yo le monté una estrategia de víctima fantástica, ella se puso del lado de la otra porque según ella, las hembras se tienen que defender en manada. Después de eso, cuando me botaron, perdieron el pastizal que pagaban los amarillos por mí porque yo me chivé a ellos de que me pusieron en la puta calle y cuando ella intentó conseguir mi número privado de teléfono porque la otra no tenía ni puta idea de nada y aunque me echaron por redundancia, la otra no sabía ni mear en un retrete, con todos los que intentó que le dieran mi número se encontró que yo también podía jugar al mismo juego y a todos les mandaba el mensaje que le tenían que leer informando a esa zurriaga, sucia y rastrera que los hombres tienen que defender a los hombres y que a ella, le deseaba todo lo peor, siempre. La muy retrasada intentó conseguir trabajo en una empresa en la que trabaja uno de mis amigos y les di tal cantidad de munición para la entrevista de trabajo, que mi amigo tampoco la podía ver, que sobre la mitad de la misma y a punto de empezar a llorar les dijo que quizás ese puesto no era el adecuado para ella y por la precisión de los detalles en las preguntas, esa gilipollas tiene que haber comprendido por fin eso que dice que la venganza es un plato que se sirve más bien frío. El chamo flipó con la información que recibió y que me dijo que usaría con gusto.

    En el japonés, resultó que el amarillo era intimísimo del dueño, del cocinero y de todos los demás, que él vivió en Bruselas durante siete años y no te quiero ni contar la de platos fuera del menú que nos trajeron, que nosotros no pedíamos porque venía el cocinero con las cosas y cuando en las otras mesas preguntaban, les decían que esas cosas no eran para ellos. La bacanal culinaria acabó casi a las once de la noche y aún nos quedaba el día siguiente.

    El chamo que vino a cenar con nosotros, cuando le dijimos la calle en la que está el hotel nos dijo que hasta hace cuatro o cinco años, en esa calle se mataba a gente casi todos los días, el que se aventuraba a entrar por ahí era porque quería morir. Según él, ahora la zona comienza a estar muy bien y en cinco años será maravillosa, aunque yo, vista la cantidad de mendigos durmiendo con cajas en los portales de los edificios, tiendo a no estar de acuerdo con el concepto de que la zona está muy bien, que nuestro hotel, para evitar que se le apalanquen los mendigos, tenía un sistema de tripe puerta que ni en las cárceles más seguras del universo.

  • El reverso amarillo

    8 de octubre de 2024

    Digamos que la noche después del Herfst Biertocht Amsterdam 2024 fue interesante, con frecuentes visitas al baño para jincarme litro y medio de agua y para soltar toda el agua que acumulaba, que creo que me desperté cada cincuenta minutos o para beber o para mear o para hacer ambas cosas. El lunes me levanté diez minutos antes de lo normal y tras desayunar, me piré a la sede corporativa de la multinacional del país del sol caguiente en los Países Bajos, que sucede que está al lado del aeropuerto. La razón es que allí me encontraría con mi jefe y un amarillo que es el jefe de la miasma, chusma y gentuza con la que tratamos en el país del sol caguiente y que se organizó una gala de dos semanas y medias dando la vuelta al mundo, parando primero dos semanas en gringolandia, en seis sitios distintos del oeste al este del país y en su último destino hasta le pilló el huracán este con nombre truscolán.

    Cuando llegué a la oficina y me tomaba el cafelito, aparecieron los dos chamos y se acabó mi vida tal cual la conocía. A partir de ahí comenzó una sesión de reuniones sin fin a las que yo debía atender, todo eso en medio de una resaca con fuerte resaquilla, así que me arrinconé y miraba callado la pantalla de mi portátil mientras todo el mundo hablaba y hablaba y hablaba y yo no abría el pico y en eso que uno me manda un mensaje y me dice que igual soy un holograma creado con inteligencia facial de esas porque no me había visto nunca así tan modosito y yo le respondo que se vaya a freír espárragos a alguna barriada truscolana y me deje en paz y al poco su jefa contacta conmigo y me pregunta también que cómo es que yo no digo ni pío cuando el amarillo ese cada vez que abre la boca la caga y mi jefe le lame el culillo y yo no lo destruyo allí mismo y en ese instante, como esperaba todo el mundo. Le respondo a esa también que estoy de córpore insepulto pero que mi mente anda en algún otro lugar del que no quiere regresar y uno a uno, todos los que atendían la reunión me mandan mensajes preguntando como es que no le he puesto un punto en la boca al amarillo, dejando para todos ellos el trabajo sucio. El drama continuó hasta las tres de la tarde, aunque paramos media hora en la que yo me fui a caminar con mi mentor de la anterior empresa del país del sol caguiente, que trabaja en la zona y con el que había quedado.

    A las tres de la tarde se iban todos para Bolduque para seguir las reuniones allí y yo me disculpé y me quedé en la oficina, que al día siguiente me raptaban y yo paso de meterme en un coche dos horas solo para sentarme en más reuniones y que me den un plato de papeo gratis y después tener que volver a mi casa y llegar a las once de la noche, así que más recuperado, regresé a mi keli y salí a correr para sudar la resaca y acabar de expulsar el alcohol que aún tenía en mis chacras, que debían estar anegadas de cervezas de otoño. Lo peor estaba por venir en los dos días siguientes.

  • Herfst Biertocht Amsterdam 2024

    7 de octubre de 2024

    Las caminatas por Ámsterdam para ir de peregrinación por bares tomando cervezas especiales en unos eventos únicos e irrepetibles ya son tradición y tanto el Moreno como il Scelto se ven ahora acompañados por un grupo, que ya no nos dejan ir solos. Esta es además la segunda de este año, que en abril tuvimos la Lente Biertocht Amsterdam, organizada por los mismos que esta e incluso con el mismo recorrido, ya que entre las tres rutas que proponen, a nosotros nos mola esta que nos lleva por algunos de los rincones más históricos e histriónicos de la capital de los Países Bajos y los bares son un oasis en un parque temático de turistas. Compramos nuestras entradas, o nuestras participaciones, hace meses y esta vez, dos de mis multiversos se cruzaron e invité al Rubio y su hembra y asombrosamente, aceptaron, aunque ninguno de los dos es fans de este tipo de cervezas pero tenían curiosidad por ver la ciudad y por descubrir como es que yo arrastro a un montón de gente en una caminata de domingo, que pese a que la ruta es de cinco kilómetros y medio, hicimos nueve kilómetros y medio por mis desvíos para enseñarles algunos de los secretos mejor guardados de la ciudad.

    El mapa es el mismo que hice para la caminata anterior y la anterior a la anterior, que parece que nos hemos hecho habituales de esos bares. Siempre introduzco modificaciones y en este caso, nos saltamos el segundo bar (conocido por la letra B de truscoluña no es nación en el mapa) y también nos saltamos el bar de la letra G, de truscoluña no es nación, y así, en el regreso desde el H, paramos primero en el G y después en el B y tuvimos un paseo más equilibrado, algo que al parecer comienzan a descubrir varios de los grupos porque en uno de los bares nos dijeron que había mucha gente haciendo de saltamontes y cambiando el orden.

    He elegido dos mosaicos y un vídeo hecho por mi telefonino con androitotorota. En el primer mosaico, que debería estar encima de este texto, nos centramos en el alcohol, con algunas imágenes altamente creativas que puedo confirmar y confirmo que no todas son mías, que lo que hemos hecho es un grupo en el Güazá y todo el mundo pone sus fotos y vídeos en el susodicho y así todos tenemos todas las fotos, que somos así de fantásticos y fastuosos. Casi todos los bares que visitamos son sitios en los que se adora a la cerveza y se puede ver que no tienen un grifo para cañas, tienen grifos y más grifos y aún más grifos.

    En la segunda foto nos centramos en los humanos y en la primera de las imágenes podemos ver al Rubio y al Moreno a mi alrededor, algo que creo que solo ha sucedido en una ocasión anterior. En algunos de los bares jugamos a los juegos de mesa que tienen para los clientes y cuando pasamos por la plaza Dam frente al palacio real, nos reímos de la chusma y la gentuza que se juntan allí todos los domingos para gritar a favor de asesinos y terroristas musulmanes-de-mielda, que en este grupo todos ya votamos derecha o muy a la derecha, ya superamos la edad de la corrupción izquierdosa y todos tenemos claro cuál de los dos bandos no ha hecho un puto atentado en Europa en los últimos treinta años.

    Finalmente, en este documento único y asombroso tenemos que el androitotorota se hizo un montaje con las fotos metiéndole efectos especiales y hasta espaciales y le puso una música pejiguera y el resultado es increíble, que todos los panolis con los teléfonos de la manzana podrida siempre me dicen que lo haga y se lo mande porque al parecer esos dispositivos para seres inferiores no pueden hacer estas maravillas tecnológicas, que seguro que lo hacen, pero claro, hay que pagar extra para esas funcionalidades.

    Este año volvieron a adelantar el evento y ya estamos en el último domingo de septiembre, que originalmente se hacía en el último domingo de octubre. Todos han jurado y perjurado que se apuntarán a la próxima edición de primavera, pero vamos, que la gente dice mucho, pero aquí lo que cuenta son los hechos.

    Al día siguiente tenía una mega-reunión con un amarillo que vino del país del sol caguiente en la sede corporativa de la multinacional junto al aeropuerto de Schiphol y todo el mundo mandándome mensajes durante la reunión porque yo no abría la boca ni para insultar a la lombriz esa amarilla y yo respondiendo que aunque estaba allí de corpore insepulto, mi mente y mi conciencia estaban en algún otro lugar, pero esa historia la cuento otro día.

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