Pride


Mi búsqueda de nuevas películas me tiene saltando entre seis multicines ubicados en tres ciudades distintas y si a eso le sumamos la ciudad en la que trabajo, no es rara la semana en la que me muevo entre cuatro ciudades, yendo de una a otra en tren y conociendo las ubicaciones de los cines y un montón de detalles sobre sus alrededores que cubren todo tipo de tiendas exóticas, lugares para comer o mercadillos. Así, en la zona sur de Amsterdam, las visitas al Pathé Arena las acompaño de escapadas al mercado que hay en esa zona y en el que encuentras productos que no veo por ningún otro lado. En otro de los cines de Amsterdam, el City, me gusta ir los sábados por la mañana a primerísima hora para ver las películas solo o en compañía de muy pocos. Debe ser el cine peor diseñado del universo, ya que el arquitecto estaba obsesionado con las escaleras y para llegar a cada sala es un festival de subidas, y si te toca en la sala 7, mejor estás en buena forma. Allí fue donde vi Pride, película que parece que se estrena en España el día después de Navidad aunque desconozco el título.

Un julay que recién se la casca se va a Londres para salirse del armario y se junta con una peña de locazas que no veas

Un chaval de veinte años que tiene el gen del mariquitismo va de incógnito a Londres para participar en el Gay Parade. Estamos hablando de 1984, cuando la Thatcher repartía caña que no veas a mineros y maricones. El chaval acaba siendo adoptado por un grupo de locazas y todos se embarcan en una misión para conseguir dinero y ayudar a los mineros ya que ambos colectivos padecen de los abusos de la misma pelleja. Cuando acuden al pueblo escocés al que están ayudando y se juntan con la gente de allí, todos aprenderán algo de respeto del prójimo y tendrán un montón de situaciones hilarantes.

De nuevo los británicos nos enseñan que se pueden contar historias sencillas con mucha clase y estilo. Aquí tenemos un repaso a la historia británica y a una presidenta que fue como un cáncer para ese país y al mismo tiempo descubrimos un trocito desconocido de historia, nos reímos e incluso lloramos, ya que hay espacio para todo, con los abusos policiales, el Sida y la incomprensión a la que estaban sometidos los homosexuales. La película tiene un elenco gigantesco capitaneado en cierta manera por Ben Schnetzer que resulta ser el líder de los homosexuales, aunque el chaval que nos conduce a la película es George MacKay. Hay actuaciones épicas y legendarias a porrillo y entre mis favoritos tenemos a Bill Nighy que por una vez hace un papel sutil y que consigue robar el plano a todos los otros. Sirve además de contrapunto a la exuberancia de Imelda Staunton, la cual parece un maremoto y que no para en ningún momento. Entre todos, con un director que sabía lo que quería, un guión excelente y un elenco de película consiguen crear una obra intensa, divertida, emotiva y que te da que pensar. Si la veis doblada os perderéis los acentos, que los hay de todos los lugares del Reino Unido y que le dan a la película un toque exótico adicional.

Por descontado, no es cine para los miembros del Clan de los Orcos, aunque sí que debería ser obligatoria para los sub-intelectuales de GafaPasta. Fabulosa.


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