St. Vincent


En el cine más de filmoteca y menos de multicines, el género de la comedia es algo como maldito. No hay prestigio alguno en hacer reír a la gente, en permitir que disfruten de una historia sencilla. Al parecer, si lo que quieres es demostrar tus superiores dotes como artistas, te montas un pallufo en el que hablen en tres idiomas como aquella del Tarantino o alguna movida sin sentido alguno en la que hay quince minutos de creación del universo como en la del The Tree of Life y así te trabajas tu reputación y jodes a los espectadores. La excepción a todo esto parece ser la comedia St. Vincent, la cual aún tardará un rato largo en llegar a España ya que su estreno está previsto para la segunda semana de diciembre e imagino que el título será el mismo que en la versión americana o como mucho, lo cambiarán en truscoluña no es nación.

Un julay de padres divorciados le coge cariño al chiflado del vecino, el cual es más trasto y putero que Torrente

Un chaval se muda a una casa en barriada periférica después de que se separen sus padres y de chiripa acaba haciendo migas con el vecino, un señor raro y más raro que parece llevar una vida problemática con putas, carreras de caballos, comida basura y mucho alcohol. De alguna manera, la relación entre ambos los cambiará y de paso, iluminará las vidas de todos a su alrededor.

Aunque la venden como comedia, esta película tiene sus buenos zarpazos de drama. No es que le sobren o la estropeen porque es una auténtica pasada, un festival de arte del bueno encabezado por el todopoderoso Bill Murray, que aquí da una lección de como se tiene y se debe de actuar y que se merece una nominación al Oscar por esta película. Su personaje, un hombre que si miramos superficialmente es un puto perdedor pero que si nos molestamos en ahondar un poco en su vida resulta que no ha sido fácil y que dadas las circunstancias, ha hecho muchísimo más de lo que se espera de otros. A su lado y como complemento perfecto tenemos al joven Jaeden Lieberher, divertido en unos momentos, inteligente en otros y siempre con la mirada de un niño en sus ojos y recordándonos las cosas para que no se nos olviden. El director, Theodore Melfi consigue una historia muy sólida y entretenida que te emociona en algunos momentos, te hace reír y hasta puede que te arranque una o varias lágrimas que te negarás a admitir. Esta es un primera película y espero que siga por este camino, con personajes interesantes e historias entretenidas.

Tenemos cine para todos, casi siempre con historias absurdas y muchos efectos especiales y cine para aquellos que preferimos que lo importante sea el guión y los actores. Esta es una de esas películas, con lo que queda totalmente fuera del alcance de los miembros del Clan de los Orcos pero sí que debería estar en la lista de aquellos que se consideran sub-intelectuales de GafaPasta. Regálate una buena película y vete a verla.


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