Hay algunas películas que resultan muy difíciles de clasificar en un género determinado ya que parecen saltar las fronteras y romper moldes. Son historias la mayor parte de las veces de esas que se denominan de cine de autor pero de cuando en cuando, en el universo del cine comercial llega una brisilla de aire fresco que nos sorprende y nos devuelve la esperanza. Una de esas películas es Scott Pilgrim vs. the World, la cual se estrenó en España hace una semana con el título de Scott Pilgrim contra el mundo.

Un julay pajillero que vive y duerme con un compañero de la raza del julandro se enamora de una penca que ha tenido unos novios más malos que el Guaca

Un chaval de 22 años sin empleo y que toca en una banda de perdedores se enrolla con una chica de diecisiete años y mientras está con ella se enamora de otra que al parecer ha tenido siete novios malísimos a los que tendrá que vencer si quiere seguir saliendo con ella. Los siete ex previos lo buscarán y tratarán de matarlo sin piedad alguna mientras él se defiende y hace lo que puede y su vida se complica más y más.

Esta no es una película convencional. Comienza como un video juego de aquellos que nos fascinaban en los ochenta y los noventa y desde ahí continúa saltando desde el mundo real al fantástico sin parar. Scott Pilgrim ve el mundo como una aventura que le ha tocado vivir y esa visión tan particular lo abarca todo. Hay malos y malísimos, héroes y villanos, hay golpes imposibles y escenas como las de cualquier juego de lucha que os pueda gustar. Está tan bien hecho que te metes en la historia y la disfrutas como un enano, te ríes con las cosas tan absurdas que suceden a su alrededor y con la aberrante definición de los personajes, en donde los malos son terribles, el mariquito es una locaza que ni Ramiro el peluquero, la novia es una friki y la otra novia es una china que parece estar poseída por el mal de San Vito. Sus amigos son también bichos raros y entre todo este universo de seres extraños, lo más normal es que combatan a muerte en el medio de una actuación sin que a nadie le importe o note nada extraño.

Es como ver a alguien jugando un videojuego o leer un cómic y recrear la acción en tu cabeza a partir de las viñetas que has visto. Toda una experiencia que si estás en la frecuencia correcta, te tocará y alucinarás en colores y si no, pues te levantarás e irás del cine. Me reí todo lo que quise y me lo pasé bomba así que por suerte a mí me tocó del lado bueno.

Avisa al clan de los Orcos y llevátelos al cine junto con una bolsa de alfalfa para alimentarlos. Te divertirás un montón. También puedes llevar a la parienta y es hasta probable que una vez terminada la película te deje ponerle la pierna encima.