El relato de este viaje comenzó en Camino a Kuala Lumpur y Tienes un índice con todos los capítulos en Viaje a Malasia del 2009: Índice con toda la historia.
Ya comenté que después de un viaje de un montón de horas llegué a Cameron Highlands. Como no tenía nada reservado y no me apetecía ir arrastrando el equipaje de sitio en sitio me quedé en el lugar que me habían recomendado varios viajeros, el Fathers Guest House que estaba bien, aunque si os digo la verdad, estoy convencido que se pueden encontrar mejores sitios y más baratos en ese lugar, pero bueno, por la mierda que pagamos al cambio tampoco es un drama. Durante el resto de la tarde me dediqué a preparar el resto de mi viaje, aprovechando el acceso a Internet para hacerlo todo. Antes de eso me acerqué a la zona en la que habían tiendas y locales y dejé mi ropa en una lavandería para que se encargaran de lavarla. Durante la tarde reservé una cabaña en un complejo del copón en mi siguiente destino, una excursión a Tamán Negara de tres días y dos noches con todo incluido, compré un billete de barco para ir desde Penang a Langkawi y un billete de avión para ir de Langkawi de vuelta a Kuala Lumpur además de reservar una habitacion en el hostal recomendado por mi guía Lonely Planets en Penang, un hotel cutre en Kuala Lumpur para el día que volvía de Langkawi en camino hacia Taman Negara y una noche en un hotel de puro lujo María para mi última noche en Kuala Lumpur. Básicamente resolví el resto de mis vacaciones y aunque pueda parecer que me gasté un dineral, lo cierto es que los precios eran de risa. Mi billete de avión fueron veinte euros, los hoteles de puro lujo por menos de cuarenta euros por noche y la excursión con absolutamente todo incluido por unos cien euros por tres días.
Esa tarde también apañé una excursión para el día siguiente en Cameron Highlands. Por desgracia un par de días antes se había marchitado la flor de Rafflesia que visitaban y ese circuito no estaba disponible. Toda una pena porque me hubiera gustado ver la flor más grande del mundo. Antes de seguir conviene explicar que Cameron Highlands está a más de mil metros de altura y allí no existe el bochorno que se vive en las zonas costeras. En lugar de más de treinta grados de temperatura allí estás a unos agradables veinte grados y por la tarde hasta necesitas una rebeca porque hace algo de fresquillo. Tampoco hay mosquitos o al menos no con la densidad y mala leche de los que me encontré en la costa.
A la mañana siguiente después de desayunar me junté con los otros integrantes de la gira turística y nuestro guía se presentó y nos explicó un poco lo que íbamos a hacer. Yo elegí el Countryside Leisure Tour en el que te llevaban por los diferentes lugares de interés en Cameron Highlans. En otros podías visitar una aldea de aborígenes y caminar por la jungla pero puesto que tenía previsto ir a Taman Negara preferí dejar esas actividades para aquel lugar. Nuestro guía era un hindú que hablaba inglés con un acento increíble. Recordaba a los programas esos que leen en los ordenadores y se equivocan siempre con el acento. Nuestra primera parada fue en un Centro de Rosas llamado The Rose Centre Kea Farm, algo único en Malasia ya que por el clima del país, las rosas no se dan y únicamente en esta parte se pueden cultivar así que la gente les tiene cierta adoración y son por lo general caras. Yo me acordaba del rosal que planté en el jardín de mi casa el año pasado y que crece como las malas hierbas sin que yo tenga que hacer nada por animarlo. El centro está repartido en diez terrazas y el ejemplar más especial es una rosa completamente verde y particularmente horrorosa por la falta de color que solo se da en esa zona (o al menos eso fue lo que nos dijeron). Las rosas estaban bien pero con lo que flipé fue con un montón de girasoles que estaban en un lugar con un cielo azul increíble y a los que les hice tantas fotos como pude. Después de esta visita continuamos a un jardín de mariposas en donde primero nos enseñaron un montón de reptiles e insectos dopados, como arañas del tamaño de naranjas y unos cien pies que parecían culebras de grandes. En la zona de las mariposas vimos la que es el símbolo nacional del país y tuvimos oportunidad de hacer un montón de fotografías.
Desde allí fuimos a una granja de fresas y además de descubrir como las cultivan sin usara tierra para nada nos encochinamos a comer fresas. Dado el clima de eterna primavera del país la producción es constante y en ese lugar se cultiva el setenta por ciento de las fresas que se consumen en Malasia. Pasamos por algunas otras granjas en las que se cultivan diferentes verduras y desde allí fuimos al elemento central de nuestra excursión, la Plantación de té Boh – Sungei Palas Tea. Es un mundo totalmente distinto a cualquier cosa que había visto hasta ahora, colinas enormes llenas de plantas de te delicadamente podadas y con trabajadores que iban pasando recolectando las hojas, una sitio de una belleza visual indescriptible. Le pedimos al guía que parara en un par de ocasiones para hacer fotos y después nos llevó a la factoría que visitamos y en donde nos explicaron el proceso que lleva desde que se reciben las hojas hasta que el té está preparado. Huelga decir que el olor en el lugar era increíble. Acabamos en la tienda de la plantación en donde compré algo de té para traerme a Holanda y después nos tomamos uno acompañado de scones en una terraza con unas vistas absolutamente increíbles. Sólo por la visita a la plantación de té merece la pena visitar Cameron Highlands, el resto es prescindible pero esto es algo que te deja impresionado. Por mi nos hubiéramos quedado allí todo el día pero había que seguir así que continuamos hacia una granja de abejas en la que obviamente tenían un montón de panales y cientos de miles de abejas que revoloteaban por todos lados. Particularmente no me siento muy tranquilo sabiendo que esos bichos están volando a tu alrededor pero no nos molestaron y disfrutamos con la visita al lugar. Al lado había un mercado y paseamos por el mismo haciendo fotos de la comida exótica y comprándonos cosillas para comer de esas que ni sabes el nombre ni lo sabrás jamar y que antes de morder cruzas los dedos para que haya suerte y no acabes en un retrete con una diarrea de escándalo.
Terminamos nuestro tour en el Templo Budista Sam Poh, bastante espectacular y que bullía con los preparativos para una de las fiestas más importantes del año, la cual tenía lugar al día siguiente (y era festivo nacional). Frente a los templos de Kuala Lumpur, mucho más concurridos y en cierta forma sucios, este desprendía una paz y una tranquilidad que se te contagiaba. Al acabar volvimos al punto de partida y el guía se despidió de nosotros. Por la tarde me hice una ruta caminando por la zona, aunque por la altura te cansas pronto y no me alejé demasiado. Me acerqué a la zona comercial para cenar y me di un homenaje en un restaurante hindú que me costó la friolera de dos euros y estaba para morirse de bueno. También recogí mi ropa de la lavandería ya que al día siguiente continuaba mi viaje.
Así acabó mi visita a Cameron Highlands.
El relato continúa en Noveno día. Cameron Highlands a Penang
10 respuestas a “Séptimo y octavo días. Cameron Highlands”
Por cierto, al final compraste las famosas pulseras antimosquitos, ¿cómo funcionaron?
Yo soy más de café, pero estar ahí con ese olor de las plantas del té tuvo que ser espectacular. Seguro que sería mi regalo si le trajese regalos a la familia despues de un viaje, como no lo hago, tendría que buscarme una excusa para comprarme una buena caja y traérmela, pero seguro que lo haría.
Luis, creo que ya lo comenté en alguna de estas anotaciones. Las pulseras funcionaron de maravilla, en toda mi estancia en el país solo me picó un mosquito y fue la única noche que no me las puse.
Virtuditas, yo tampoco soy de té (salvo por el helado) pero no pude resistirme y me traje un paquete de uno especial para hacer té helado con un sabor muy exótico. La empresa Boh es la más grande de Malasia y estaban promocionando algo que era una especie de versión lolailo del capuchino llamada tepuchino o algo parecido.
Acabo de recibir mi regalo ahora mismo, que ilusión! muchisimas gracias, todo un detallazo, desde ahora en vez del llavero de la empresa llevaré uno de Malasia.
Si yo estuviera en ese sitio de fresas no se si me podria levantar despues de comerlas, son mi vicio, mi padre las cultiva pero con este tiempo tan raro qeu hace ultimamente no saben nada bien, imagino que esas estarian deliciosas.
Ok, lo tendré en cuenta para mi próximo viaje a zonas «inhóspitas».
Yo tampoco soy de infusiones, pero en un sitio así, seguro que pegan bien.
Aliena, el tuyo es el primero que llega a España.
Off-topic: Acabo de actualizar la máquina avanzadísima que funciona debajo de los colores, las fotos y las letras a la versión 2.8, espero que todo siga funcionando bien.
¿Y de que están echas las pulseras antimosquitos? Si es que lo sabes claro.
Salud
Yo también recibí el mío el viernes, me hace una ilusión tremenda esto de ver llegar algo desde Holanda y hale, a ver qué es, a ver qué es… un llavero de Malasia. Mil gracias de nuevo. 🙂
Las pulseras tienen el mismo insecticida que se pone la gente, DEET.
Jc: parece que han llegado casi todas, casi un milagro. En ocasiones anteriores siempre se pierde algún sobre por el camino.
El relato va muy bien. No fui pero siento que en alguna forma estuve alli, leyendo este relato,claro. besos. A por el marcalibros