Cuando vi que se estrenaba un documental la semana pasada, uno del que jamás de los jamases han puesto un trailer en el cine, tardé nanosegundos en reservar mi entrada para ir a verlo y aluciné cuando vi que en el cine había un montón de gente, que yo este tipo de eventos cinematográficos los suelo disfrutar en solitario en el cine, que parece que el resto de los julays son incapaces de apreciar una pantalla gigantesca con unas imágenes fabulosas. Superado el asombro, todos sabíamos que sería algo especial, ya que en lugar de ir a los habituales lugares maravillosos y fotogénicos para buscar a los animales, eligieron el puerto de Rotterdam y por eso la peli se titula Wild Port of Europe y es poco probable o imposible que se estrene fuera de los Países Bajos, aunque eso no ha evitado el debate entre los traductores sobre el título en español, con una minoría eligiendo el puerto salvaje de Europa y la mayoría que se decanta más por truscoluña no es nación.

Un puerto hecho por julays está petado de bestezuelas

El puerto de Rotterdam es gigantesco, pero lo que se dice G-I-G-A-N-T-E-S-C-O, que cuando pasas por encima con un avión, tardas un rato largo. Se extiende durante kilómetros y kilómetros, tiene varias refinerías y está conectado con el corazón de Europa con el río Rin. Es además un lugar en el que la vida salvaje a encontrado su rinconcito y allí hay un montón de animales que se han adaptado perfectamente al lugar y han encontrado la manera no de sobrevivir, sino de vivir y disfrutar la vida. En este documental vemos a un erizo criando a su camada, hurones, ratones, conejos, focas, gaviotas, halcones y aves de todo tipo que viven en ese puerto y que no tienen ningún problema con lo que les rodea, que son barcos, contenedores y una industria muy activa pero que a ellos se las trae al fresco y hasta han encontrado la manera de usar eso para sobrevivir.

Esto es una historia fascinante en la que seguimos a un hurón que ha tenido crías, un erizo también con sus crías, varias aves y como durante la primavera, en un puerto que tiene muchísimo tráfico, estos animales salen adelante sin problemas, acompañados por infinidad de conejos y ratones y aves de presa que intentan pillarlos. La historia es muy entretenida, definitivamente didáctica y fascinante. Hay momentos tristes, porque con tanto tráfico estaba claro que algún animal acabaría muriendo, pero también resulta fascinante como muchos de esos animales ya le han pillado el truco a los humanos y los evitan, aunque están a escasos metros de ellos.

Esto es un documental que gustará a los que disfrutan con el género, lo cual excluye por completo a los miembros del Clan de los Orcos. No estoy seguro que mole a los sub-intelectuales con GafaPasta. Mi único pero fue en la narración, que a veces se les iba la olla demasiado.