Dejando Hanoi


El relato comenzó en El salto a Hanoi

Después de casi una semana por Hanoi y alrededores, llegaba el primer cambio de escenario. Cuando miraba para comprar billete, las buenas tarifas (léase baratas) estaban siempre agotadas para las horas normales y lo único disponible era a primera hora de la mañana. Así que si quería conseguir un vuelo barato tendría que viajar muy temprano. Por eso, mi vuelo era a las 6.40 y debía facturar una hora antes. En el hotel me organizaron el transporte al aeropuerto a las 5 de la mañana y yo puse mi alarma a las 4.30. Por la noche preparé la maleta y lo dejé todo más o menos preparado. Me desperté a las cinco y tuve un momento de pánico. Sin tiempo para averiguar la causa del fallo me vestí, comprobé que no me dejaba nada atrás y salí pitando. En la recepción los empleados de noche dormían y el conductor me esperaba. La ciudad ya tenia un montón de actividad. A las 5.45 me acercaba al mostrar de facturación y en dos instantes tenia mi tarjeta de embarque. En el hotel me prepararon un desayuno para llevar y allí mismo, antes de pasar el control de seguridad, me encochiné a comer frutas tropicales, un yoghurt, pan y otras cosillas. Solo hay dos puertas de embarque para los vuelos nacionales y cuando vi la cantidad de vuelos me pregunté como lo harían. Lo hacen a toda mecha. Van llamando para embarcar y en cinco minutos tienen a todo el mundo dentro del avión. Desde la puerta de embarque tuvimos que caminar un rato hasta la pasarela con nuestro avión ya que pese a las dos puertas de embarque, por detrás habían pasarelas como para seis aviones. El nuestro era un Airbus A321 y lo petaron al completo, la mitad turistas y la mitad fauna autóctona.

En un momento cerraron puertas y comenzaron las operaciones para despegar. El capitán daba las ordenes a la tripulación en ingles, como muchas aerolíneas europeas. Me dio el típico jamacullo aéreo y me dormí antes de despegar y solo me desperté cuando noté a alguien invadiendo mi espacio y que resultó ser la azafata que quería darme una botella de agua, algo que viene desde que alguien les dijo que ellos eran una aerolínea miserable como Iberia, Vueling, Transavia o Ryanair, grupo al que pertenecen todas las empresas que NO DAN NI AGUA y por eso ahora regalan una botella y una toballa húmeda para que te refresques.

Originalmente había planeado continuar con la narración de los eventos del día pero mi voluntad es caprichosa y he optado por un pequeño resumen con cosas que me han llamado la atención de Hanoi, alrededores y la Bahía de Halong.

  • Tráfico. Hay que vivirlo para creerlo. Millones de motos pilotadas por gente que dudo que hayan pasado algún examen y que hacen lo que les sale de la punta de la polla. Motos yendo en dirección contraria, saltándose semáforos, subiendo a las aceras y poco menos que atropellando a los peatones para evitar atascos o semáforos en rojo. Con tanta moto y con taxistas y conductores de autobús haciendo lo que les da la gana y también pisoteando el código de circulación, los accidentes se suceden sin pausa y sin que a nadie le preocupe. Dudo que lleven seguro de coche y arreglan las cosas a gritos y con uno pagando la cantidad que acuerdan como suficiente para la reparación.
  • Peatones. Los grandes olvidados. Las aceras o no existen o se usan para aparcar motos o montar cutre-restaurantes sobre las mismas y cuando has de cruzar una carretera, o cierras los ojos y avanzas confiando en que tu ángel de la guarda te proteja o buscas otros peatones y os lanzáis a la carretera en manada para conformar un obstáculo de tamaño considerable que respeten los vehículos.
  • Ruido. Es continuo y comienza a las cinco de la mañana. Algunos conducen con la mano fija sobre la pita de su vehículo. El ruido te llega desde todos lados y es tan fuerte que acabas por insensibilizarte y despreciarlo, lo cual es malo puesto que solo tenemos dos ojos y hacen falta más sentidos para sobrevivir.
  • Suciedad. Siempre me ha chocado en los países del sureste de Asia la forma en la que la gente vive rodeada de mierda y basura. Todos escupen, tiran basura, la remueven y nadie debe creer en las ventajas de las papeleras puesto que no las hay y cuando te topas con alguna, casi siempre ha sido reconvertida en armario para alguien o en caseta de perro.
  • Pudor. O quizás debéis llamarlo educación cívica. No existe. Cuando un tío va por la calle y le apetece mear, se la saca allí mismo y echa la meada sin que parezca que le preocupe lo más mínimo el hedor que quedará y el espectáculo que está dando. Las mujeres igual, se agachan y se echan el pis allí en donde les pilla.
  • Gelou Mai Frend. Todo el mundo quiere hacer negocios contigo. Todos te quieren llevar en bici, triciclo, motocicleta, coche o venderte algo. Yo tengo muy poca tolerancia y después de los primeros veinte activo el modo borde y ni respondo ni hago ningún tipo de gesto que pueda indicar que se está creando el vinculo de comunicación.
  • Asia. Así es Asia, un continente lleno de países completamente distintos a los europeos, pese a todo lo anterior, fascinantes, vivos, en constante evolución y en los que resulta raro el día que no ves algo que te sorprenda. Posiblemente me podría haber quedado un mes más en Hanoi explorando y habría encontrado un montón de cosas nuevas.

El relato continúa en Llegando a Hué

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6 respuestas a “Dejando Hanoi”

  1. Bueno, además en India cagan en la calle y se quedan tan panchos, me decían que es falso que en India huela a especias, lo que huele es a mierda!
    Salud

  2. Por favor, a mi no me conteis estas cosas………… pero si hay un chino con el que coincido por las mañanas durante dos minutos, y el muyyyyyyy ¡asqueroso! el primer día ya así nada más llegar echó un gapo en el suelo que parecía una piscina pequeña…… ARGH….. eso si, le miré con una cara que yo creo que le traumaticé o algo, porque no lo ha vuelto a hacer (delante de mi, claro).

  3. Si lo bonito es eso, que los paises, las comidas los paisajes sean diferentes, si no vaya aburrimiento.

  4. Pues a mí precisamente por eso que cuentas, no me llaman mucho la atención esos países (tanta mierda, tráfico caótico, escupitajos, más mierda, etc. me echan para atrás). Tendré que empezar por alguno un poquito más civilizado, si es que lo hay, porque si esa fuera mi primera impresión, seguro que no pisaba Asia ni de coña. Lo que sí me encantarían serían los paisajes, templos, playas, etc, pero si están sucios y llenos de mugre, piojos, etc., para sufrir ya está España y la prima de riesgo y la bajada de sueldos, que me acaban de joder los del gobierno a base bien.

  5. En esto estoy totalmente de acuerdo con Darliz; no me apetece nada sufrir ése tipo de miserias. Yo no sabría dónde meterme, con tanta suciedad, con tantísimo ruido y con tan poca educación cívica (como dices que tienen). Además, no soporto que me estén ofreciendo cosas todo el tiempo; apenas puedo ir a los mercadillos, sólo por no escuchar ésa cantinela a cada segundo. Aunque tengo que reconocer que el asunto de las papeleras no es demasiado diferente al de los países muy civilizados; algunos lo están tanto??que parece que no las necesitan, y no las encuentras por ningún sitio. Y si , además, los peatones no están demasiado protegidos??no será un lugar preferente en mi lista de viajes pendientes. Quedé tan impresionada la primera vez que estuve en Londres, con el respeto que tenían por los peatones, que es algo que miro mucho en cada ciudad a la que voy.

    Sí, es verdad que los paisajes y los templos (que estoy viendo en las fotos que envías) son muy bonitos; pero el precio de las incomodidades a pagar, es demasiado para mí. Y te digo una cosa: para encontrar cosas que te sorprendan, no hace falta irse a Asía; aquí en Europa, y sobre todo en España, cada día hay más cosas sorprendentes. Y con la involución que estamos teniendo??volveremos a ser fascinantes, hasta para nosotros mismos.

    Por cierto: ¿Averiguaste la causa del fallo en la alarma?…

  6. huitten, sí la averigué. Yo no uso lo de la vibración en el teléfono móvil y al parecer, supongo que por llevarlo todo el día en el bolsillo y tenerlo en modo silencio continuamente, el volumen del teléfono estaba a cero así que a la hora de zonar, se dedicó a iluminar la habitación nada más, lo cual no fue suficiente. Ahora antes de acostarme compruebo que tiene volumen suficiente para escuchar la alarma.