Mil veces Buenas Noches – A Thousand Times Good Night


Una película con una fotógrafa como protagonista capta mi atención inmediatamente y no necesito mucho más para ir al cine a verla. Voy un domingo por la mañana a la filmoteca, vacía hasta niveles escandalosos ya que el resto de la gente ha preferido disfrutar del buen tiempo y el cine parece un edificio abandonado. Como saldré temprano no me preocupo demasiado, ya que los días son largos y puedo disfrutar del solito más tarde. Un minutos antes de comenzar la película entran dos más y somos tres los que estamos allí para ver A Thousand Times Good Night, película que se estrena en España la semana que viene con el título de Mil veces Buenas Noches

Una julay pasa un kilo del chamo que no la empala y de las hijas que parió y se dedica a ir de turismos a barriadas periféricas llenas de orcos y jinameños

Una chama que al parecer es una de las mejores fotógrafas del universo en temas de guerra está en Afganistán haciendo un reportaje sobre las mujeres-bomba, suicidas que se ponen un cinturón de explosivos y se van por ahí a repartir muerte. La chama resulta herida por la tipa que seguía y al regresar a casa su marido está hasta los mismísimos de sus mierdas y la quiere botar. La tipa intenta dejar la fotografía y dedicarse a la familia pero resulta que es adicta al peligro y como que se la sudan los demás. Cuando pone a su hija en peligro, cruza la línea y su familia la abandona. A partir de ahí se dedicará a lo que le mola, que es la fotografía.

Esperaba muchísimo más de la película. Resultó que es demasiado lenta y llena de tramos aburridos, sobre todo cuando ella vuelve con la familia. Todas esas escenas sobran y cansan. Sus movidas con el marido carecen del menor interés y lo único que compensa esto son las escenas en las zonas de guerra. La protagonista es Juliette Binoche, que aunque está bien, no resalta particularmente y probablemente podrían haber encontrado a alguien que lo hiciera mucho mejor. Su marido es un cacho de carne con ojos, un tal Nikolaj Coster-Waldau que no me suena de nada pero que hace de maruja disgustada hasta tal punto que se le corta la lefa y no lo pueden ordeñar. La película necesita un ritmo coherente y no momentos entretenidos seguidos por minutos y más minutos de relleno. Los chiquillos apestan y lo hacen fatal y algunos de los diálogos te ponen los pelos de punta por lo falsos que suenan. Al parecer es la primera película en inglés de un director noruego al que parece que le mola la pomposidad y el vacío inflado de escenarios bonitos.

A esto entra un miembro del Clan de los Orcos y se desmaya pero seguro. Es el tipo de cine snob que chifla a los sub-intelectuales de GafaPasta. Para el resto, mejor no cruzarse con ella.


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