Aprovechando que vivo en un rincón perdido del corazón de Europa y que la ciudad de Brujas me queda casi al lado, he ido en incontables ocasiones a la misma de visita. Es una de mis ciudades favoritas y da igual que sea en primavera, en verano, en otoño o en invierno, siempre disfruto con mi paso por el lugar por la infinidad de rincones preciosos que tiene. Hoy vemos una de las fotos que ya puse anteriormente de esa ciudad y que hice en el año 2003, aunque hubo que esperar hasta enero del 2008 para que apareciera por primera vez en Distorsiones en la anotación La ciudad de los puentes. Hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Lo más visto en mi flickr en diciembre
Diciembre es un mes muy lolailo. La gente se concentra en las navidades, en las compras, en la familia, la lotería, los falsos cumplidos, los besos no sentidos y los abrazos judaicos y de alguna manera, dejan un poco de lado el universo paralelo de Internet y se centran más en el que tienen frente a sus ojos. Así, tradicionalmente se resienten las visitas tanto a mi bitácora como a las fotos y aparecen algunas que normalmente no vemos. Si comparáis la lista de hoy con la del mes de septiembre, la cual la pudimos ver en Curiosear por las estadísticas de flickr o la de octubre o incluso la de noviembre veréis que parece que las cosas están cambiando. La cantidad total descendió considerablemente y durante los treinta y un días de diciembre se imprimieron algo más de diecinueve mil fotos. En primera posición y prácticamente duplicando las visitas de la segunda apareció la foto de las Tarjetas navideñas que envié en el año 2009:
En segundo lugar tenemos otra foto que hasta ahora no había aparecido por aquí. Está claro que la gente lo que busca son postales navideñas y objetivos Canon para comprar o regalar o para pedir a los Reyes, a Santa Claus o a quien sea que les suministra los regalos. Así, en segunda posición tuvimos la foto de mi cámara con el objetivo CANON 24-70mm f/2.8L:
En tercer lugar y subiendo una posición respecto al mes de noviembre tuvimos los increíbles tulipanes que vimos en la anotación Tulipán Grandes Historias, aunque a la foto la bauticé como Tulipanes naranja desde el suelo.
En cuarto lugar parece que la gente también está interesada en fornicar con profesionales y si no, que alguien me explique como en el mes navideño esta plaza correspondió a la foto que adornaba la anotación Los escaparates de las putas en el Barrio Rojo:
Espero que todos los que vieron la imagen anterior se hayan dado cuenta que era una maqueta expuesta en Madurodam. En quinta posición tuvimos la foto que ilustra la receta del Stamppot Boerenkool, un plato típico holandés de invierno que te deja baldado por lo pesado que es pero que está riquísimo.
En sexto lugar seguimos con la comida y nos encontramos con una de las recetas que más repito a lo largo del año y de la que parece que ni yo ni los hijos de mi amigo el Rubio nos cansamos. Se trata de las Galletas de chocolate:
En séptima posición tenemos la foto que presidió las estadísticas de los meses de septiembre y octubre y que el mes pasado estaba en tercera posición. Se trata del conocido Río de flores que me recuerda que este año debo volver a pasar por el Keukenhof:
En octavo lugar volvemos a la comida y nos paramos a disfrutar con una deliciosa Lasaña de carne y ya van tres fotos de comida en el mismo mes y además, variadas:
En novena plaza regresan los títulos sugerentes que llevan a grandes decepciones y nos quedamos con una foto que apareció por primera vez en una anotación muy general y que aún así, ha acumulado miles de visitas a lo largo de los años. Se trata de Piernas abiertas y tetas al frente:
Por último, otra imagen que no sé por qué me da que provoca grandes decepciones a aquellos que llegan a la misma ya que lo que los atrae es el título, Damas de compañía y que debe ser de temática similar a la que se encuentra en cuarta posición:
Veremos si seguimos curioseando entre esas fotos durante este año. Al menos con esta anotación muchas de ellas vuelven a pasar por aquí y así os obligo a verlas, que los hay que hasta me reprochan que casi no enseño ninguna de mis fotos.
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Ha’penny Bridge en el club de las 500
Las dos veces que he estado en Dublín me pareció una ciudad fantástica. Tiene un montón de contrastes y la gente parece disfrutar de la vida, sin grandes agobios. Si a eso le sumas que a mí me gustan las comidas espesas y contundentes y por allí se pueden conseguir junto con cerveza Guinness, ya lo tienes todo para un buen fin de semana. Al menear la bitácora y mientras encontraba la fórmula definitiva, pasé de usar un módulo especial para crear álbumes de fotos a colocarlas directamente en el flujo diario. En ese cambio se perdieron un montón de fotos incluyendo la de hoy, la cual hice en febrero del 2003 y no reapareció por Distorsiones hasta septiembre del 2006 en la anotación Ha?penny Bridge. Más de cinco años más tarde, hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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El día de los Roscones
En Holanda es la persona que cumpleaños la que invita a sus compañeros en el trabajo a comer tarta o algo similar. Esa fue una de las primeras cosas que me llamó la atención ya que yo venía de un lugar en el que era al revés, la gente te compraba algún regalo y ponían la tarta o similar. La inmensa mayoría opta por encargar tartas en MultiVlaai, una cadena que hace una gran variedad de tartas holandesas, las cuales son siempre con la misma base y solo cambiando la parte superior. Son una tartas pesadas, como bloques de cemento, que te caen en el estómago y te aplastan contra el suelo impidiendo que el huracán más fuerte te arrastre. Una porción de MultiVlaai es como una comida completa y si se la das a un niño del tercer mundo, lo matas del empacho seguro. Yo no suelo comer más de un trozo de esas tartas cada tres meses aunque recibo invitaciones a diario y muchas veces, más de una al día. Es como una cruz que me ha tocado vivir. Ser el Elegido, The Chosen One, ese ser tan especial junto al que todo el mundo quiere estar tiene también su lado negativo y aunque parezca rudo y maleducado, acudo a los cumpleaños y después de felicitar me excuso y les digo que no como porque va contra mi dieta bulímico-anoréxica y total, pa’ vomitarlo mejor que se lo coma algún muerto de hambre. En mi compañía hay dos excepciones, uno que invita cada año a Oliebollen, unas bolas del tamaño de pelotas de tenis hechas con una masa similar a la de las porras y que se fríe impregnándose de aceite hasta el infinito y más allá y la otra excepción es la del compañero que invita a Saucijzenbroodje, unos bocadillos de hojaldre rellenos de salchicha que están muy ricos calentitos pero que también te enñurgan y te dejan baldao. Con esos dos colegas siempre que me invitan acudo y como pero con los de las tartas casi nunca lo hago. Sobre los Oliebollen, recuerdo que el primer año en Holanda, al regresar a España por Navidad, compré una bolsa con diez en la estación y los metí en mi mochila. En el vuelo a Madrid, pongo la mochila en los compartimientos superiores del avión y a medio vuelo el hedor a aceite de fritango era insoportable. Todo el mundo pujaba y se quejaba y cuando llegamos a Madrid me tuve que hacer el Lolailo y esperar a que se fuera la gente de mi sector para que no me identificaran y me lincharan. En mi segundo vuelo, camino a Gran Canaria, puse la mochila como diez filas más adelante y le jodí el vuelo a la basca. Además, las putas bolas estaban asquerosas y no me molesté en llevarlas nunca más. Para mis cumpleaños, las pocas veces que han sucedido en Holanda los celebraba trayendo mantecados y turrón desde España, pero a la gente le daba un montón de mal rollo los polvorones y no se fiaban cuando les decía que los tenían que apretar para que no se les rompan. En los últimos años he optado por la cosecha propia, ya sean Magdalenas o similares y este año decidí que había llegado el momento de introducir el Roscón de Reyes. En lugar de celebrar mi onomástica el cinco lo hice el seis (algo que aquí no se considera raro ya que cada uno lo celebra cuando le sale del piporro) y el día anterior, el día de mi cumpleaños, me dediqué a cocinar. No había quedado con nadie porque el Rubio estaba de viaje por Bélgica y me había pedido que retrasara la celebración y así, visto que tenía tiempo, compré los ingredientes y comencé a producir Roscones en cadena. Hice cinco. Ya puestos añadí unos cincuenta lacitos de hojaldre y pensé hacer treinta y seis o cuarenta y ocho magdalenas pero al final desistí porque se me encochinan y se malacostumbran y el año que viene voy a tener que alimentar a un ejército. El día seis por la mañana mi cocina parecía el escaparate de una panadería y a las ocho me vino a recoger un colega para ayudarme a llevarlo todo al trabajo. Allí, envié la invitación a todo el mundo y un rato antes de que comenzara el evento dispuse en la mesa de Camelot dos de los Roscones y los lacitos, que es lo que podéis ver en la foto. Justo a las diez y media comenzó a entrar la gente en mi despacho y en un rato desaparecieron los Roscones e incluso los lacitos. Normalmente a los que ponen tarta les sobra y unas horas más tarde vuelven a invitar a la gente para que los más glotones y descosidos hagan una segunda ronda pero en este caso, fue suficiente veinte minutos para que todo lo que cociné pasara a poblar los estómagos del populacho. Fueron la sensación.
El domingo iba a visitar a un amigo para cenar con él y su parienta y pasar la tarde juntos y por la mañana me entró el frenesí y les preparé otro Roscón de Reyes, con lo que en total he hecho seis durante la semana y esta semana es probable que haga uno o dos más ya que el Rubio y familia también los quieren probar. Parece que este mes de enero se ha convertido en el mes del Roscón.