Benedetta


Puedes ser el director más conocido e internacional de cine neerlandés y sin embargo tus películas, sobre todo cuando haces alguna rarita con tus obsesiones de siempre, pueden acabar en la filmoteca y con una distribución mínima en los cines, que es lo que le ha pasado a lo último de Paul Verhoeven, que será una leyenda nacional pero sus neuras están muy vistas en los Países Bajos y son muy cansinas. Su última película tiene el fastuoso título de Benedetta y al parecer hasta se estrenó en los cines en España durante el mes de octubre con ese mismito título.

Una julay está caliente que no veas y restriega el potorro con un arretranco y con un trozo de madera rectificado.

En el siglo XVII (equis-uve-palito-palito) parece ser que hubo una plaga de peste en Europa. En un convento de una ciudad italiana, las monjas viven felices y comen manices o algo así y entre ellas, una pava a la que sus padres dieron al monasterio. Cuando al convento llega una furcia pelandusca y arretranco, una de las monjas se encoña de ella y además empieza a decir que tiene visiones y todo eso y así se deshace de la madre superiora, consigue cuarto propio y allí, con la zurriaga, se dedica a restregar coños, a comerlos y a empetarlos con un consolador casero todo lo que puede, mientras la peste arrasa Europa y el obispo se mosquea y viene a intentar poner orden o algo así.

Esto es como una oda al lesbianismo en la iglesia, una de esas películas de podemitas y truscolanes en la que se trata de despreciar a los que tienen creencias cristianas y revolcar su fe por la mierda. Obviamente, ni el director ni las protagonistas tienen lo que hay que tener para hacerlo con la religión musulmana porque saben que no durarían vivos ni tres telediarios. La historia es un masque del copón, creo que miré la hora cada minuto de los ciento treinta que dura y el sexo era patético, algo de esperar de un director de ochenta y tres tacos que seguramente no sabe que existen las internetes y ahí hay mucho y muy buen porno. Me dio pena porque Charlotte Rampling debe estar muy necesitada y quería un cheque para pagarse unas comidas o algo así y se prestó a aparecer en esta mierda, aunque al menos su papel no es el de la Benedetta o el de su querida, que esas dos se merecen todo lo peor que les caiga y aún más. En ningún momento hay algún amago de hacer algo artístico, se limitan a una peli porno de los setenta con mal guion y peores actrices y llega un momento en el que empiezas a sentir vergüenza ajena por esa gente que igual hasta se tomaban en serio lo que estaban haciendo y ahora, visto el producto, tendrán que explicar a sus familias y a sus amigos como las consiguieron embaucar para acabar en esa puta mierda del copón, que es lo que termina siendo la película. El final es básicamente lo peor de lo peor y aún tres metros más allá de ese peor.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, que no te engañen con el sexo, en Internet lo hay mejor hecho y además gratis. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, como me entere que la vas a ver, te quito las gafas y te las pisoteo, por gilipollas.


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