El advenimiento de la buhardilla


No seas truscolán y empieza a leer esto por donde se debe, que no es otro lugar que La buhardilla

Nos habíamos quedado en un momento crítico cuando allá por el sur, en lo alto, aparecía una buhardilla en nuestro horizonte y que parecía decidida a posarse sobre mi keli. Por muy creíble que esto parezca, las tres fotos de hoy creo que se hicieron en un intervalo de sesenta segundos, con lo que esto es casi como las fotos esas que hacían en la meta de las carreras para saber quién era el julay que había ganado, algo que ya no hace falta porque ahora en los estadios hay seguramente más teléfonos que julays y todos con una o ciento cuatro cámaras, que de un tiempo a esta parte, un teléfono que no tenga cinco cámaras como que no funciona o algo así. Volviendo al posado de la buhardilla, como vimos en Mi basura se va al cielo, la buhardilla como que decidió venir del revés y claro, había que convencerla para que tomara la dirección adecuada.

Cuando ya estaba cerca, uno de los chamos con una especie de vara larga que igual sirve también para golpear truscolanes y podemitas comenzó a forzar el giro de la buhardilla, todo eso mientras la regadera observaba lo que sucedía sobre ella aterrorizada, que casi me perdió el color verde disgusto de tanto susto. Al parecer a la buhardilla, igual que a los perros cuando van en el coche, le molan las ventanas abiertas para sacar el hocico y que le de el aire fresquísimo casi helado.

Con la buhardilla ya mirando hacia el norte, el advenimiento de la susodicha era cuestión de segundos, ya que toda la secuencia es como muy rápida, que estos pavos se hacen prácticamente la misma faena de lunes a viernes y como que para ellos es algo monótono y aburrido, que si hay una cosa que abunde en los Países Bajos, son buhardillas. El color externo de la buhardilla, sin ser el amarillo tan precioso del interior del cuarto, es ese conocido como RAL 9001, que creo que en España llaman blanco crema, aunque yo, la verdad, la verdad, lo veo más crema que blanco, con lo que deberían llamarlo crema blanco o quizás incluso RAL 9001, que es más científico y parece como que sacado de una película de ciencia ficción en la que un truscolán se chinga a una rumana porque le dan asco las hembras de su mierda de país no existente y la alergia a esas hembras horrendas lo obliga a exiliarse en el portabultos de un SIMCA 1000.

Y en la tercera foto de hoy tenemos el instante en el que la buhardilla se posa en el tejado de mi keli y como que tapa el tremendo agujero que le salió un par de horas antes. En este instante todavía está conectada a la grúa y está buscando la posición cómoda en la que quiere permanecer al menos cuatro décadas. Tripitar que el tamaño de la susodicha ventana es el máximo que me permiten las leyes locales, que me obligan a dejar medio metro con cada vecino, que si no habría sido un metro más larga. También pedí que las ventanas fueran lo más altas posibles, que como le expliqué al comercial, cuando tienes la picha chica, las ventanas tienen que ser gigantescas para compensar lo otro. Yo creo que incluso a este ritmo tan relajado, ya la semana que viene la vemos posada y hasta miramos dentro, quizás con un vídeo para que Montse no pueda verlo y comente. Lo que muy pocos saben es que la siguiente fase del trabajo ya ha comenzado, con lo que tengo contenido para rato.

Continúa a El nacimiento de una buhardilla para seguir esta fastuosa y fabulosa línea argumental

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2 respuestas a “El advenimiento de la buhardilla”