Lo que vivimos en los Países Bajos durante la semana pasada fue algo que en los libros aparecería como imposible, pero que el cambio climático que muchos niegan ha hecho posible y real y nos toca sufrirlo a todos. Tuvimos un mes de agosto relativamente agradable, con lluvia y sin demasiado calor y ya con los días cada vez más cortos, yo daba por supuesto que se acabaron los sofocones y regresaban los abriguitos y el frío, que contra el frío uno tiene armas eficaces, pero el calor es horrendo y dañino. Pues bueno, lo de que de media tenemos dos días en septiembre con más de veinticinco grados se fue a tomar por culo la semana pasada. Cada día parecía que el sol calentaba y calentaba más, lo cual es imposible y todos sabemos que es aire cálido a gran altura y así llegamos al miércoles de la semana pasada, que se convirtió oficialmente en el más cálido de la historia con registros, es decir, desde el año 1901 y con 28.3 grados, le arrebató el récord a otro seis de septiembre del año 1958, por supuesto, midiendo las temperaturas al lado de mi keli que para eso vivo en el centro del país y las medidas se hacen basándonos en lo que sufre de Uitverkorene.

El jueves siete, poco después de las doce del mediodía, rompimos por segundo día consecutivo, el récord, esta vez destronando a ese mismo día en el año 1911. El viernes, por tercer día, reventamos el récord que estaba desde el año 1911 y ya estábamos alrededor de los treinta grados. Ese mismo día el sur del país entró oficialmente en una ola de calor, la séptima que se produce en la historia durante el mes de septiembre y además, la tercera de este año por esa parte de los Países Bajos y aún no habíamos llegado a lo peor.

El sábado, por cuarto día consecutivo, reventamos el récord de la temperatura más alta jamás medida junto a mi keli, récord que era más reciente, del año 2012. Además, durante el 2023, se habían batido récords anteriores el uno de enero y el ocho de julio y de repente, tenemos cuatro días consecutivos con las temperaturas más altas medidas desde siempre. Y ahí no acababa esto. El domingo, a la una de la tarde, teníamos el 10 de septiembre más cálido de la historia, el quinto récord consecutivo y sustituimos la anterior medida, que fue en el año 1959. Además, las olas de calor regionales llegaron a su séptimo día, otro récord y oficialmente éste se convirtió en el septiembre más cálido de la historia y con más días con temperaturas sobre los veinticinco grados. Hasta ese momento, las noches nos daban una tregua, pero eso se acabó la noche del domingo, cuando un calor horrendo descendió sobre el país y el lunes reventamos no uno sino dos récords. Por un lado, tuvimos la noche más cálida de septiembre de la historia meteorológica de los Países Bajos y por otra parte, seguimos añadiendo días con más de veinticinco grados y aumentando el récord que fuimos desarrollando durante la semana. La racha se convirtió en la semana más cálida del año 2023 y la noche del lunes al martes fue otra de pesadilla, con calor infernal, antes de que el calor nos comenzara a abandonar, temporalmente, el resto de la semana, que nos están amenazando con otro sofocón para el fin de semana.

Incendios, diluvios, trombas, temperaturas infernales, el mar caliente como una sopa boba, el cambio climático del que hablaban para dentro de unas décadas ya está aquí y esto irá a peor, que de nada sirve lo que hagan los europeos si los asiáticos, que son B-I-L-L-O-N-E-S, no hacen nada. O los gringos con sus coches del tamaño de tanques. Ya pronto nos veo escarbando y haciendo ciudades subterráneas para sobrevivir. La gente que al principio de la semana pasada aplaudían y se alegraban por el veranillo que nos había tocado, siete días después no paraban de quejarse porque aquello era una maldición, estar todo el día sudado, sin energía, con índices de humedad altísimos que básicamente te dejan agotado. Esto es lo que hay y si es así de malo en los Países Bajos, que está pa’l coño pa’l norte, a los que están por abajo lo que les va a caer será muchísimo peor.