Los Países Bajos tienen un servicio ferroviario que comparado con los países de los alrededores, es fabuloso, con trenes que circulan con una frecuencia pasmosa y que mayormente van sin retrasos y eso no lo digo por decir, que yo hago una o dos rutas tres veces por semana y en los once meses que la he hecho, solo en una ocasión me quedé tirado en una estación y tuve que volver a casa y jamás he tenido un retraso superior a los treinta minutos, que es la marca para reclamar y que te devuelven el dinero del billete. El problema que tiene el sistema, que es muy similar a un metro a escala nacional, ya que aquí se decidió invertir en una red brutal para incrementar las frecuencias y no en alta velocidad, que es carísima y no es rentable. Repito, el problema que tiene el sistema es que en las horas puntas, que van de las seis y media de la mañana a las nueve y de las cuatro de la tarde a las seis y media de la tarde, los trenes van petados de gente y en las demás horas, los trenes no llegan al treinta por ciento de capacidad, como dice el director de la empresa, básicamente se pasan todo el día moviendo aire por el país. Para que nos hagamos una idea del servicio, durante un montón de horas al día hay al menos seis trenes por hora entre Ámsterdam y Utrecht. En mi ruta hacia Bolduque, hay un mínimo de cuatro trenes por hora y en hora punta hay seis, uno cada diez minutos, más dos trenes adicionales que paran en todos lados y que yo uso en el regreso porque me deja en la estación de mi barrio y los diez minutos adicionales me entretengo escuchando audiolibros o podcasts.

Para romper el ciclo y forzar que la gente use los trenes en los otros horarios, el gobierno ha dado permiso para que en un par de años, viajar en hora punta sea significativamente más caro que en el resto. Reducirán los precios en las horas valle y subirán enormemente en las horas punta. La teoría es que muchos cambiarán sus hábitos e irán a trabajar en diferentes horas y los trenes vacíos se llenarán con más gente. Yo no lo veo tan claro, pero por suerte mi contrato indica que la empresa me pagará el transporte público a la oficina y ahí no hay precio, con lo que por mi lo pueden subir todo lo que quieran que al final del mes, yo saco mi factura de la página de la empresa ferroviaria, se la mando a los de contabilidad y ellos me ingresan la guita.

En estos días de verano estoy yendo más a la sede de la empresa, que está cerca del aeropuerto y me he dado cuenta que cuando bajo a Bolduque, tardo cuarenta minutos con dos trenes en llegar allí saliendo de mi barrio y regreso en cuarenta y tres minutos en el que para por todos lados. Ir hacia el norte me toma cuarenta y cinco minutos en la ida, usando tres trenes, pero en la vuelta no hay una buena sincronización y acaban siendo cincuenta minutos, de los que más de quince los paso en estaciones de tránsito, un rato en el aeropuerto y un buen ratazo en la estación de Utrecht. Inicialmente pensé que en los días que voy hacia el norte, me compensaría ir a la estación central de Utrecht en bici, pero haciendo números, me di cuenta que si sumo el tiempo que tardo en llegar allí y al volver, el tiempo que paso en la cola gigantesca del hiper-mega aparcamiento de bicicletas de la estación, el más grande del universo con más de doce mil bicicletas aparcadas en el mismo y que en hora punta, cuando vas a salir y tienen que verificar tu tarjeta, puedes perder tranquilamente cinco minutos o más en la cola y acaba siendo mayor el tiempo de todo ese drama que el que te ocupa esperando por el tercer y último tren. En la estación de mi barrio, nos bajamos cuatro, las bicis están en la calle sin vigilancia y tengo una viejísima que no me roban ni de coña y desde allí a mi keli son menos de cuatro minutos en bici.

Después viene algún compañero y me dice que como puedo contaminar tanto y no tener paneles solares y no querer hacer nada por el medioambiente y yo le recuerdo que no tengo coche, como ellos, solo viajo en transporte público y gasté en aislamiento y en buenas ventanas en mi keli y mi factura de gas y electricidad es de risa comparada a las suyas, que yo estoy pagando cuatro o cinco veces menos al mes que mis vecinos, con una casa idéntica a la de ellos.