Mi vida


En temporada alta de cine holandés, la que voy a comentar hoy es la que más me llamó la atención la única vez en mi vida que vi el trailer, que fue en la filmoteca en Amsterdam y cuando la pusieron en Utrecht, fue solo un par de veces o así con lo que me tuve que espabilar para no perdérmela porque me interesaba bastante. El título puede sonar muy similar a la lengua española y en realidad está escrito en español, que no en truscolán y la película transcurre en la parte opresora del país, en Andalucía y más concretamente, en Cádiz. Se trata de Mi vida y es más que probable que jamás se estrene fuera de las fronteras holandesas.

Una julay viejuna se muda a Cádiz tras retirarse y allí descubre que si se lava el chumino no le apesta tanto a jarea y atrae a los machos locales.

Una chama peluquera que se acaba de retirar como peluquera en Holanda, viaja a Cádiz para un curso de un par de meses de español para ignorantes e ignorantonas. Allí, pese al shock inicial, le irá cogiendo gusto a la cultura española, irá haciendo amigos y como que vuelve a sentir que vive. En eso que su hija viene a verla y se entera que la han empreñado y la hija le exige que vuelva a Holanda y ella tendrá que decidir entre vivir su vida feliz o regresar y amargarse para contentar a esa mala hija.

Una historia fascinante y amena, aunque en algunos momentos se les va el baifo con las polladas que ponen de los cristianos. La profesora del curso de español, que se acabará haciendo amiga de la vieja, está desquiciada pa’l coño y no parece española para nada. La película muestra Cádiz en toda su gloria. Lo mejor es una de las verduleras que va a las clases de yoga y que es la super-hiper-mega ordinaria del patio en la serie Allá abajo, que tanto me gustaba a mí. Aquí hace el mismo papel, vamos que como actriz, es muy limitada, pero te tiras al suelo cada vez que abre la boca para cagarla. Lo peor de la película es cuando viene la hija a visitar a la madre y tenemos las movidas con la susodicha y lo mejor las relaciones que ella comienza, tanto con la gente española como con un chamo belga que al final resultó que se salió del armario y que en España encontró el rabote que lo completa y que pertenecía a su profesor de equitación, que mira que hay gente que tiene gustos raros. Es una historia sencilla y tierna sobre la soledad, la amistad y las dificultades que tienen los que se ven inmersos en otra cultura.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos lo mejor que puedes hacer es seguir con tu vida y no preocuparte de esto. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, creo que esta te va a parecer demasiado simplona.


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