Junto te pegas el curro y subes todas las escaleras de la pagoda Hang para hacer las fotos, los chamos del templo insisten e insisten en que vayas a ver la cueva. El resultado lo podemos ver en la foto, un par de figuras de Buda y de otro chamo que no sé ni quien era, una poceta de agua y poco más. Vamos, que si de lo que se trata es enaltecer la fe de uno, como que fallaron estrepitosamente. Mucho más interesante fue la sala de los espejos y los budas que veremos mañana.
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El teléfono que va conmigo a todos lados
Todos sabemos que hace como dos años o aquel en el que fui por primera vez a las Filipinas fue también el año en el que dejé la casa de la manzana mordida y me pasé a un teléfono güindous, algo que quedo mencionado de pasada en la anotación Casi veo esa luz al final del túnel. Un año más tarde y vista la desidia de Microsoft, que teniendo el mejor sistema operativo de móviles lo está dejando morir sin unos buenos teléfonos, di el salto a un Ulefone Power, un dispositivo que funciona con el androitotorota ese de los cojones. Como siempre que hago el cambio parece que me pilla en una mala época, al final no lo dejo escrito por aquí y me parece que la primera vez en la que hubo una referencia directa fue en la anotación El ulefante en la habitación. El principal problema que tiene no gastarte un güevo y parte del otro en el teléfono es que no lo cuidas de la misma manera y a fuerza de tirarlo al suelo, se me acabó rompiendo la pantalla, aunque el plástico ese que la protege la ha mantenido arrejuntada. En cualquier caso, ya tenía un año y el cuerpo se me estaba poniendo como con antojo de teléfono móvil nuevo. Tras revisar todo lo disponible en el mercado, mi requisito fundamental seguía siendo el mismo, que tenga una batería que aguante más de un día y en esta ocasión quería una cámara decente y una pantalla decente. Tras meter los requisitos en el bombo y eliminar todo aquello que valía más de doscientos cincuenta leuros, me quedé con un grupo de candidatos que pronto se redujo a uno, el Honor 6x de Huawei, el cual, al menos en los Países Bajos, solo se vende a través de su tienda güé. Tiene pantalla grande y todos sabemos el dicho referente a los tamaños de ciertos miembros, tiene DOS cámaras por detrás, o sea, una más que casi todos los demás, tiene el sensor de la huella por detrás, algo que a mi me mola mazo porque cuando lo saco de la cartuchera lo desbloqueo al mismo tiempo. El precio original del teléfono era de doscientos cuarenta y nueve leuros pero me esperé unas semanas y hace cosa de diez días, surgió una oferta. Lo rebajaron a doscientos veintinueve y además añadieron un trípode-selfie-palo de la marca y un condón de plástico duro para la parte trasera. Instantáneamente lo pedí y desde la semana pasada lo tengo y uso.
Me lo mandaron por mensajero y mi vecino se encargó de la recogida.
De entre los tres colores que se podían elegir, a mi me mola que la pantalla sea negra tirando a negrísima porque como me lavo las manos cada ocho meses, así no se nota mucho la raña que se va pegando en la misma. En su uso, es algo diferente que el Ulefone porque mientras que aquellos prefieren un mínimo de configuración y se mantienen más o menos literalmente en lo que les pone GooglEVIL, los de Huawei añaden una capa propia mucho más densa y que llaman EMUI, igualito que la tetúa aquella que vivía en las casas baratas. Lo más complicado fue descubrir como desactivar o ajustar lo relativo a la política de programas que se pueden ejecutar durante todo el tiempo. Su política es hiper-mega-agresiva y básicamente, matan cualquier programa que no esté en la lista.
Ayer aprovechando que el día era de fábula aproveché para hacerle un par de fotillos con la cámara grande en mi jardín.
En la foto anterior está el teléfono, que hasta hace llamadas, agarrado al monopod-palo-selfi, algo a lo que yo no le veo mucha utilidad pero que en ocasiones puntuales o si quiero hacer una exposición larga puede ser útil. Aquí lo vemos con la pantalla mirando hacia nosotros.
En la siguiente foto lo vemos de culo, con sus dos cámaras alineadas y el agujero del sensor de dedo. No se nota pero el condón de plástico duro está también puesto.
El tulipán amarillo anterior está fotografiado con el teléfono. Hay un modo hiper-mega-único y especial que te permite hacer fotos y cambiar el punto de enfoque a posteriori, ideal si por ejemplo te sale en una imagen tu vecina la Bigotes de fondo y reduciendo la profundidad la puedes neutralizar y hacer que más o menos desaparezca. Es magia potagia.
La imagen anterior es en realidad un vídeo, una sucesión de imágenes en movimiento que solo veréis si hacéis clic en la imagen o AQUí. Sirve para comprobar la calidad de los vídeos que igual hasta hago con el teléfono.
Por ahora estoy muy contento con el cacharro y la batería, con mi uso habitual me permite ir desde las seis de la mañana de un día hasta la medianoche del siguiente y con un veintipico por ciento de batería, con lo que los dos días los cubro holgadamente.
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La semana pasada en Distorsiones
¿Hay alguien en el universo que todavía dude que soy un Chulanga? Por supuesto, también tengo La cartuchera del móvil, que es otro accesorio imprescindible para mantener tu baja reputación. Estas anotaciones son los previos que llegan siempre cuando Comienza la ronda de decisiones.
Con gran pena le dimos la despedida a la saga más prestigiosa de este blog, esa en la que vemos siempre más o menos las mismas fotos en distinto orden y que llegó a su fin con Las fotos más populares en mi flickr en marzo
En el delta del río Mekong vimos a gente Viviendo en un barco en el delta del río Mekong. Seguimos ascendiendo por el río y la lado de la frontera con Camboya nos pilló Subiendo a la pagoda Hang y desde allí confirmamos que aquello que se ve es Camboya vista desde Vietnam y desde el mismo lugar tenemos Chau Doc visto desde la pagoda Hang
Sigo con la obsesión de los tuk-tuk vietnamitas y la semana pasada la nueva bicicleta fue un Tuk-tuk en el delta del Mekong, el cual ya he añadido al Álbum de fotos de bicicletas.
Fui a ver tres películas al Cine y de ellas una fue la repetición de Life (Vida) – Life porque he exprimido la cartelera tanto que no hay nada nuevo. Por suerte tengo mi pequeña reserva y por aquí comenté Mein Blind Date mit dem Leben, una comedia alemana que está muy bien, seguimos con la flojilla Gold, la gran estafa – Gold y acabamos la semana con el documental Life, Animated
El resumen con la comida es el siguiente:
Y así transcurrió la semana.
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Life, Animated
Los documentales son la hija fea del cine. No nos queda más remedio reconocer que existe pero se ocultan tanto como se puede y se procura que no pillen una sala de cine ni de coña y menos una de multicines. Se han convertido en un producto marginal que raramente consigue romper las barreras y alcanzar cines más o menos normales. La película de hoy, Life, Animated es una de esas excepciones ya que logró un pase en sábado y otro en domingo en la petada cartelera del multicines, con lo que pude añadirla a mi programa. Creo que en España no ha tenido tanta suerte por un lado pero por otro, parece que en febrero se estrenó en alguna televisión, con lo que visto el altísimo nivel intelectual de telajinco y antena triste, seguramente fue en LaDos o como quiera que la estén llamando en estos días.
Un julay se vuelve autista y fanático de las películas de animación de la Disney
Siempre que vemos a los niños autistas, algunos son como genios en matemáticas, en física, en pintura o en alguna otra arte dignísima. El protagonista de esta película, rodada con muchísimo metraje de sus padres y después en el presente, ese asoma de su autismo a través de las películas de animación de la Disney, las cuales memoriza y con las que está obsesionado. El chamo trata de igualar el extraño mundo en el que le ha tocado vivir con lo que ve a través del cine mientras sus padres y su hermano buscan la manera que tenga una vida lo más independiente posible y al mismo tiempo feliz.
Decir que esta película estuvo nominada en los Oscars de este año pero no ganó. A través de viejos vídeos vemos como un niño que de pequeñito era normal, es enquista a los tres años. Es autista. Solo saldrá de su caparazón a través de los diálogos de las películas de la Disney y con ese hilo, todos los que están a su alrededor tratarán de que sea lo más normal posible. La película es muy bonita en la capacidad que tiene para ilustrar una vida que es tan diferente de la de los demás, aunque si nos paramos a pensar, lo que es o no normal es muy relativo y no os voy a señalar a todos porque soy una bellísima persona pero que sepáis que pienso que sois todos muy raros y yo el único ser humano normal en el universo conocido y por conocer. La historia tiene muchas escenas con diálogos de los padres y el hermano, expresando sus frustraciones, sus miedos, sus alegrías y en esos momentos se ve que es muy auténtica. En otros, sobre todo en lo de la búsqueda de trabajo del chaval se ve muy falsa. Flipé en colores cuando el chamo se echa una novia que es también peculiar y el hermano está traumatizado tratando de encontrar la manera de explicarle al chamo como se la tiene que endiñar a la chama o meterle la lengua hasta las amígdalas y tiene un momentazo cinematográfico cuando medita con hacerlo ver una peli porno basada en personajes animados, que las hay o ¿me vais a decir que yo soy el único que ha visto el peliculón ese de animación de Blancanieves y los siete enanitos con sus pollotes? Aunque dura escasamente noventa minutos hay tramos que se hicieron muy lentos o falsos, como lo de la mudanza del chamo cuando acaba el colegio o el drama cuando la novia lo deja por agobiarla (que manda güevos). Pese a eso, es muy interesante de ver.
Esto puede provocar la muerte cerebral a la única neurona de los miembros del Clan de los Orcos con lo que harán bien en borrar de la lista de canales de su televisor a LaDos. Es algo que sí que pueden ver sin problemas los sub-intelectuales con GafaPasta.