Desde lo alto y pese a estar a un kilómetro de distancia, Angkor Wat se camufla perfectamente entre la vegetación y viendo esto, uno se puede creer que estuviera perdido durante la tira de años. Aquí no es que haya jungla, es que los árboles crecen como hierba mala y lo ocupan todo. Varios de los templos que vimos durante la serie de Angkor Wat están ahí, ocultos entre los árboles y a saber cuántos otros están por aparecer. Para llegar al globo fuimos por una ruta alternativa, ya que ese día no tenía permiso para acceder a la zona arqueológica de Angkor Wat. El coste de la entrada a la zona es de veinte dólares por un día, cuarenta por un pase de tres días consecutivos y sesenta por un pase de siete días. Si lo divides entre la cantidad de lugares que puedes visitar, a menos que seas güevón y te guste sentarte a descansar cada momento, el precio es de pura risa.
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Desde el tuk-tuk de Mr. Bun
El mundo se ve de otra manera cuando vas sentado en el tuk-tuk, con el atronador ruido de la motocicleta que arrastra esta peculiar carroza. Al ir justo detrás del vehículo, el ruido es considerable. Aunque no era la norma, Mr. Bun usaba casco, detalle que llamó mi atención ya que conozco y he conocido un montón de julays que le tenían alergia e iban en motocicleta sin el mismo, arriesgando sus vidas despreocupadamente. En la foto se puede ver la procesión de tuk-tuks que cada mañana se acercan a la zona de los templos de Angkor Wat y que forman una cabalgata muy peculiar. Creo que hice la foto a las siete y pico de la mañana, con el sol ya en lo alto del cielo ya que allí amanecía desde las cinco y pico y el calor comenzando a apretar.
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La montaña del templo de Phnom Bakheng
Una de las cosas que hice estando en Siem Reap fue montarme en el globo que está a un kilómetro de Angkor Wat . Es un globo de helio con capacidad para veinticinco pasajeros y por unos quince dólares te suben a doscientos metros de altura durante unos diez minutos. Desde allí tienes unas vistas increíbles de la zona y en la foto de hoy podemos ver la montaña (o colina, ya que es minúscula) sobre la que está el templo de Phnom. Bakheng, el lugar desde el que presencié una puesta de sol. Todo el terreno en el que no hay árboles es usado para agricultura, particularmente para plantar arroz. Vamos a ver unas cuantas fotos más hechas desde el globo.
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La leyenda del samurái – 47 Ronin
Justo antes de ir de vacaciones aproveché para una última sesión doble y por suerte una de ellas era el preestreno de una película que oficialmente llegará a los cines la semana que viene. Por desgracia eso significaba que el cine estaba petadísimo y como fui al que está junto al estadio del Amsterdam, el ArenA, la cantidad de Orcos con sus hembras en edad de ovulación era tremenda y una particularmente se merecía que la ahoguen en ácido sulfúrico y después la rematen desmembrándola, ya que pese a las quejas del resto no paró de hacer estúpidos comentarios a grito pelado durante toda la película, algo por lo que le desearé todo lo peor, siempre. La película es 47 Ronin y a España llegará la semana de navidades con el desafortunado título de La leyenda del samurái.
Un julay criado en Raticulín se junta con cuarenta y seis zarrapastrosos para vengar la muerte de su amo y señor
Un pavo que encuentran en el bosque y que acogen en una aldea resulta que tiene como unos poderes para anormales o algo así. También tiene unas calenturas de que te cagas con la hija del señor feudal y cada vez que la ve se le pone morcillona que no veas. Otro señor feudal tiende una trampa y consigue que les maten al suyo y los conviertan en delincuentes habituales y un año más tarde, el del trozo de morcilla y cuarenta y seis ex-samuráis montarán una venganza espectacular que acabará como el rosario de la aurora boreal.
Después de siete años trabajando en una multinacional japonesa, lo que más me chocó es que todos los actores que participan en la película, salvo por el protagonista, son japoneses y todos parecen hablar un inglés decente, lo cual es imposible e impensable y si no, que me digan a mí como es que en mi empresa no nos ha tocado ni uno solo teniendo más de cien mil empleados. Pude identificar alguna de las polladas culturales niponas, las cuales sufrimos a diario y centrándome en la historia, es entretenida y tiene un punto de magia potagia y fantasía que quizás fue algo lejos. Personalmente creo que si se ahorran eso la cosa habría mejorado. el protagonista es Keanu Reeves, al que hacen pasar por un pipiolo y el colega no llega, que ya tiene cuarenta y nueve años y por mucha plastilina que le pongas, se le ve muy forzado y avejentado para un chaval de su edad. El hombre no es de los que hablan mucho y cuando le toca una línea, la recita pero sin ponerle corazón. Entre los japoneses se nota que hay grandes actores y que seguramente son muy conocidos en su país pero que al obligarlos a hablar en una lengua que no es la suya han de forzar la credibilidad en exceso y terminan hablando despacio como alguna infanta española y claro, me queda la duda de si no habrá pasado un Borborón por allí y ha estado chingando las chamas locales hace unos siglos. La película debería haber sido protagonizada por el japonés que hace de Oishi, el jefe de los samuráis y el que planea la venganza pero como el hombre es japonés y viejo, metieron al Keanu Reeves de por medio y retorcieron la historia para que pueda hacer sus típicos numerillos de la película The Matrix. Solo le faltó sacar de la mochila la pastilla roja o la azul y definitivamente, puso las mismas caras de sub-intelectual pensativo, bueno, la única que sabe hacer y que reconozco que borda. Hay un par de momentos en los que el guión chirría demasiado y la gente termina riéndose en momentos que se supone que eran serios y trascendentales.
Este es cine de entretenimiento, sin más, perfecto para una reunión del Clan de los Orcos y para dejar en casa el cerebro ya que no es necesario usarlo. Imagino que al doblarla al español todos los problemas con los actores hablando en un idioma que no es el suyo desaparecerán y a cambio, los traductores conseguirán que te sonrojes de pura vergüenza. No creo que un sub-intelectual de GafaPasta tenga estómago para este tipo de cine. Para los demás, también se puede esperar a que la den por la tele.