Cuando estuve en Siem Reap en el 2010, aquello me recordaba a las películas del Oeste, con una calle principal llena de negocios y poco más. Por esa calle deambulábamos los turistas por la noche buscando un restaurante para cenar o un lugar para beber. Los mochileros, con presupuestos extremadamente limitados, entraban en antros que ofrecían Happy Hour y precios baratos por la cerveza. Yo me decantaba por los lugares en los que se podía comer bien y pagar dos o tres leuros por la cena no me parecía excesivo, aunque habían tursitas que preferían gastarse ese dinero en cerveza y cigarrillos y comer por menos de un euro en sitios en los que la higiene brillaba por su ausencia. Durante el día, con los turistas recorriendo los templos, las calles de Siem Reap son muy tranquilas, aunque no es que haya mucho que ver.
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Transportando madera en motocicleta
Otra curiosa imagen de lo bien que se mueven los camboyanos en motocicleta y como las aprovechan al máximo. Ayuda que en la zona no hay mucho tráfico y un julay como el de la foto se puede permitir el lujo de transportar las planchas de madera de esta guisa. En una ciudad no tendría capacidad para maniobrar y girar en esquinas pero aquí, en el medio de la nada, iba tan feliz y contento, aunque el motor de la motocicleta parecía estar a punto de decir basta y dejarlo tirado. Además de la madera llevaba dos bolsas enormes en la parte de atrás llenas con cosas. El chamo además me vio haciéndole la foto y saluda alegremente, algo que se repitió por toda Camboya, en donde la gente estaba encantada de la vida cuando les hacías fotos.
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Bernini y sus fuentes, mañana de domingo en Roma y regreso a casa
El relato comenzó en Algunos caminos sí que conducen a Roma
El segundo y último día en Roma arrancó a las ocho de la mañana, momento en el que dejaba la habitación. Antes de ese momento vinieron los preparativos para salir a tiempo. Gracias a que estoy viajando ligerísimo, llevar la mochila a la espalda mientras hago turismo no supone un gran problema y aunque quería comprar algunas cosillas para comer, ya tenía ojeado un supermercado en la estación de tren de Termini. Comencé desayunando en el bar al lado de la pensión, invitado por el dueño de la misma que sucede que es chino. Después tomé el metro allí mismo en dirección a Barberini ya que quería hacerle fotos de día a la Fontana del Tritone, otra obra maestra del genial Bernini, que sin dudarlo un solo instante, es mi escultor favorito. A esa hora de la mañana el lugar está desierto y le puedes hacer fotos en condiciones.
Desde allí fui hasta la Fontana di Trevi y aquí tenéis que guardar el secreto porque como Virtuditas y todos sus amigos turistas de salir a la calle a las diez de la mañana se enteren que a las ocho y pico el lugar está tranquilísimo y se pueden hacer fotos y vídeos sin problemas, se nos jode el sistema a todos.
El vídeo es un documento espeluznante porque se ve hasta el agua de la fuente, algo que un par de horas más tarde es poco menos que imposible por los cienes y cienes de julay que se apalancan en el lugar para hacer su foto. El muro de la derecha suele estar tan petado de gente que hay que hacer cola para conseguir tocarlo y estar en primera línea y a la hora a la que yo pasé, NO HABÍA NADIE. En fin, que seguí mi ruta establecida de antemano y me fui a la Piazza Colonna para ver la Colonna di Marco Aurelio y los edificios que la rodean. Muy cerca está el Tribunale Ordinario di Roma en un edificio muy espectacular y en la misma zona, la enésima protesta de algún grupúsculo, en este caso con cutre-acampada en el lugar y pancartas afeándolo todo:
Lo flipé con la antena de televisión que se puede ver junto a la puerta y con las macetas y la decoración. Estos pretenden hacerse un chabolo en el lugar. Seguí con paso firme para presentar mis respetos a todos los dioses romanos en el Panteón de Agripa y nuevamente, llegar temprano merece la pena:
Vas por allí a las once de la mañana, se te cae un céntimo de leuro y por lo menos veintiséis truscolanes se lanzan al suelo a por el céntimo y son capaces de comenzar la tercera Guerra Mundial si se te ocurre decir que es tuyo, ya que al parecer, el Creador invisible del Universo, además de otorgarles el país más antiguo del mundo y que se creó diez millones de siglos antes que el planeta también les dio los derechos en exclusiva de toda la guita que se cae al suelo en cualquier lugar del planeta.
Por supuesto que entré al Panteón, que debe ser la única iglesia católica con unas goteras de que te cagas porque en el centro de la cúpula hay un agujero del copón, como se puede ver en el siguiente vídeo:
Y si como me sucede a mí, te marea tanto meneo de cámara, aquí tenemos una imagen panorámica del interior del Panteón:
Me acerqué un momento a ver lo que queda del Tempio di Adriano y que son once columnas de quince metros de altura en un edificio que fue en donde estuvo ubicada la Bolsa de Roma en el pasado hasta que pasó por allí un ilustrísimo presidente de Truscoluña y no les dejó ni la escayola de las paredes, con las ansias de rapiña habituales de los que han sido calificados injustamente por la malvada y opresora Unión Europea como la Comunidad Autónoma más corrupta del Reino de España. Después de ver el Palazzo Madana por fuera llegué a la Piazza Navona en donde quería reencontrarme con la maravillosa Fontana dei Quattro Fiumi, otra joya de Bernini. Cuentan que el proyecto casi no se llegó a realizar porque los pérfidos truscolanes pretendían que añadiera un quinto río y continente, Truscoluña, que ni pertenece a Europa, ni a ninguno de los otros porque tiene una raza distinta y unas características propias, como el ladrocinio y el acarajotamimento de los pollabobas que siguen a los fascistas corruptos que gobiernan allí. Por suerte en Italia no les hicieron caso y hasta hoy en día ha llegado esta auténtica maravilla de la que por supuesto también tenemos vídeo:
En el lugar hay un mercado navideño que como se puede ver estaba por despertar ya que la gente seguía haciendo un Virtuditas y como no eran ni las diez allí no había nadie. Seguí a la calle de al lado para ver la Chiesa di Sant’Ivo alla Sapienza, la cual todos sabemos que es una obra maestra del barroco romano. Me asomé a noveleriar en la basílica de Sant’Andrea della Valle, que resulta que es la sede de la Orden de Clérigos Regulares, que a mí no me suenan de nada pero como soy un cacho de carne con ojos, tampoco quiere decir mucho. Seguí la ruta hacia el Campo dè Fiori pero como siempre, no me pareció gran cosa. Fui al Corso Vittorio Emanuele II y allí tomé una guagua para ir en dirección a la zona de Termini. Aún tenía un par de horas y quería aprovecharlas por allí. Me bajé en Repubblica y después de hacer unas fotos de la rotonda y los edificios del lugar fui derechito a la Basilica di Santa Maria degli Angeli e dei Martiri, una joya diseñada por Miguel Ángel en el Aula central de las Termas de Diocleciano. Es una iglesia de forma rara ya que se tuvo que adaptar al edificio en el que la hospedaron y Miguel Ángel logró crear un espacio fabuloso. En la basílica hay una meridiana solar de cuarenta y cinco metros de largo que a través de un agujero indica con la luz las estaciones y un montón de información adicional.
Allí también tienen un péndulo de Galileo aunque parece más bien reciente. Al pobre hombre casi lo queman vivo por demostrar con un péndulo que el centro del universo no está en Truscoluña. Ahora que la iglesia lo ha borrado de su lista negra, unos chinos han regalado una estatua de este santo varón y está en un patio de la basílica. El artisteo chino no tiene nada que ver con el Europeo y la cosa da hasta miedo. Mientras visitaba la iglesia un julay comenzó a tocar el pedazo de órgano que tiene la basílica y que fue un regalo de la ciudad al Papa polaco en el año 2000. Por supuesto, esta no sería la mejor bitácora no truscolana sin premios y en castellano si no añadiéramos un pequeño vídeo con el Quasimodo tocándose el órgano ese:
Al parecer en ese órgano tocan un concierto de Navidad muy popular y es probable que el julay se estuviera entrenando. Al salir rodeé el edifcio para ir a las Terme di Diocleziano y el Museo nazionale romano. En la parte de las termas tienen muy poco, solo una nave, con lo que la visita es algo triste y el museo es otra sobredosis de cosas de la época del imperio Romano que a esas alturas ya me tenía saturado. Como los diez leuros de la entrada te permiten entrar a cuatro museos, fui también a ver el Palazzo Massimo alle Terme y ese sí que tiene una colección que te deja flipando en colores. Para cuando acabé ya debía marcharme así que me acerqué a la estación, me compré el billete, fui al Despar que hay en la misma y que suena sospechosamente similar a otra cadena que yo conozco y allí adquirí otro kilito de queso parmesano, un salami de que te cagas y dos bocatas enormes y tirados de precio, uno de mozarella y jamón de Parma y el otro de Porchetto, que viene a ser algo similar a la pata de cerdo asado canaria. Me encochiné con uno de ellos mientras esperaba el tren, el cual salió en hora y en donde tenía a mi lado a cuatro julays adolescentes, tres chamos y una hembra que al parecer iban a uno de los villorrios de la periferia y no saben que ese tren es directo. Lo mejor fue cuando vino el revisor, les dijo que sus billetes no eran válidos en ese tren que es de puro lujo María con clase única de primera y demás y les metió una multa del quince. Entre los cuatro tuvieron que pagar ciento veintiocho leuros. Los jóvenes lo flipaban en colores pero aún flipé yo más cuando uno de ellos se saca la cartera, tiene un fajo de billetes de veinte leuros y lo pagó todo. Joder como es la juventud de hoy en día, yo ya me sentía rico si tenía veinte duros en el bolsillo y ahora un chaval que como mucho tiene dieciséis años sale a la calle con dinero suficiente para comprarse un Androitotorota. Esto los dejó encabronados y se pasaron el resto del viaje cagándose en la perra que jiñó al revisor, el cual se limitó a hacer su trabajo. Como el tren va lentísimo llegamos al aeropuerto con seis minutos de retraso. Tuve que caminar lo que no está escrito para llegar a la terminal 2, pasar el control de inSeguridad y sentarme en la zona de las puertas C ya que aún no se sabía la hora de salida de mi vuelo. En este aeropuerto, conceptos como los de los enchufes para recargar dispositivos mágicos y maravillosos son totalmente desconocidos. Embarcamos rápido, cerraron las puertas a tiempo y entonces el piloto anunció que no nos permitían despegar hasta veinte minutos más tarde con lo que nos quedamos allí esperando. Bueno, se quedaron los otros porque yo me jamacullé y para cuando me desperté ya llevábamos según mis cálculos media hora de vuelo (y veinte minutos de espera en el aeropuerto) con lo que demuestro una vez más que a mí no me despierta ni el despegue de un avión y duermo en esos cacharros como un bellaco. Seguí el resto del trayecto viendo episodios de mis series favoritas y por supuesto, nos castigaron con una dosis de Polderbaan con lo que tardamos doce minutos en llegar a la terminal de los vuelos de precio bajo. Salimos sin problemas, llegué a la estación de tren del aeropuerto, compré mi billete y seguí hasta Amsterdam Bijlmer Arena en donde me bajé, aproveché para ir al cine a ver una peli y después seguí hacia mi casa, a donde llegué sobre las nueve y media de la noche. Un fin de semana fabuloso y muy bien aprovechado.
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Álbum de fotos de los templos de Angkor Wat
Todas las fotos del álbum anterior están en un pequeño vídeo de dos minutos de duración que podéis ver a continuación. La canción es Horn of Plenty de James Newton Howard y seguro que os sonará si habéis pisto las películas …