Hace unos años estuve por Salamanca con un amigo, pateando esa parte del país. En los paseíllos por la ciudad me crucé con un cartel muy curioso y le hice una foto y como suele suceder y sucede, la imagen terminó en una de esas anotaciones chorras que pongo con frecuencia y que en este caso se titulaba Chochos típicos y que vio la luz en octubre del año 2007. Han pasado seis años y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Capitán Phillips – Captain Phillips
Teniendo de nuevo una semana complicada, el miércoles salía de clases de italiano y avisaba al profesor que no íbamos a pedalear juntos por toda la ciudad de Utrecht ya que yo me quedaba en el cine. La razón era el pre-estreno de una película, lo cual me venía como anillo al dedo ya que el fin de semana ando perdido por Turquía y aunque iré al cine, es poco probable que tenga tiempo para escribir. La película era una de esas que la gente cree que recibirá un montón de nominaciones para los Oscars por el tema y el protagonista, el adorado Tom Hanks. Al mirar en IMDb me enteré que Captain Phillips ya se estrenó en España a mediados de octubre con lo que este Capitán Phillips que para mí es nuevo, para muchos de vosotros forma parte del pasado.
Un julay acarajotado se enfrenta al yerno del Güaca por un quítame allá ese caladero
El capitán de un carguero que pasa frente a la costa de Somalia hace frente al grupo de piratas que quieren raptar el barco y acaba encerrado con estos en una balsa salvavidas mientras el todopoderoso gobierno norteamericano decide si les interesa más rescatar a este pobre desgraciado o leer mis correíllos electrónicos y saberlo todo sobre la Dolorsi.
Esta es una película orquestada alrededor de un único caballo, en este caso Tom Hanks, el cual tiene que tirar de todo el tinglado y sacarlo adelante. Se supone que es una historia en la que la tensión tiene un papel protagonista pero no terminó de funcionar para mí. Debo ser la excepción ya que mirando críticas todo el mundo adora la historia y la mediocre interpretación de Tom Hanks, el cual se repite a si mismo y no hace nada del otro mundo, aparte de no resultar creíble en muchos momentos. El director es Paul Greengrass y eso ya me debería haber alertado ya que películas como Green Zone. Distrito protegido – Green Zone, The Bourne Ultimatum – El ultimátum de Bourne o El mito de Bourne – The Bourne Supremacy fallan exactamente en los mismos puntos que esta y todo es aparente en la puta manía que tiene este director de contratar cojos para cargar la cámara y en lugar de ver una película parece que voy sentado en un dromedario bamboleándome pa’lante y pa’trás. Huelga repetir que el abuso con ese tipo de cámara me desconectó totalmente de muchos momentos cruciales de la historia y me hizo fijar mi atención en la pantalla de mi dispositivo mágico y maravilloso para leer noticias, mirar el correo, mandar algún mensajillo e incluso hacer el check-in de mi vuelo de unos días después. En el futuro procuraré prestar más atención para evitar películas de este hombre ya que no soporto su estilo de dirección. Con un único actor decente, un puñado de secundarios mediocres y unos malos que más que lástima dan asco, tanto al espectador como a Tom Hanks, que mira aterrorizado cada vez que uno de los negros pordioseros invade su espacio personal, la cosa avanza por el camino más previsible del universo y cuando los yankis montan su número de abusadores con tres barcos enormes para rescatar a un pringado, los bostezos eran épicos. En el momento en el que pensaba que ya no se podía caer más bajo, rescatan al pollaboba, lo llevan a la enfermería de un portaaviones o algo parecido y la doctora que lo atiende logra enervarme aún más con los peores diálogos de la historia de la humanidad. En fin, que para qué seguir.
Si eres un miembro del Clan de los Orcos, yo evitaría esto porque se las pretenden dar de intelectuales y no es lo tuyo. Si eres un sub-intelectual de GafaPasta, yo iría a verla y después le das un nueve y te sientes tan a gustito con tu presunta superioridad intelectual. Para el resto, solo recomendable si la dan gratis por la tele entre las dos y las cuatro de la tarde y así poder usarla como potenciador de siesta.
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Blood Ties
Si yo fuera un orco básico como casi todos los que me leen, iría al cine de cuando en cuando y no tendría problema alguno para encontrar una película que se acomode a mis gustos. Por desgracia tengo un trastorno obsesivo-compulsivo que me lleva a ir al cine continuamente y cuando se me acaban las películas reservadas para nosotros los seres inferiores a los que los dioses negaron la nacionalidad Truscolana, no me queda otra que ponerme las gafas de pasta sin cristales y meterme en la filmoteca para ver las películas que dan allí, rodeado de todos esos sub-intelectuales que estiran el dedo meñique cuando toman su cafelito con plato incluido en el cine, remueven el té haciendo un ruido terrible antes de comenzar la peli o se toman su vasito de vino mientras charlan casualmente sobre la poesía de Sören Kierkegaard. Así llegué a Blood Ties, una película que de otra manera no habría visto y que no tiene fecha prevista de estreno en España.
Dos julays hermanos son totalmente opuestos, uno es malo como hijo de político y el otro es una supuesta bella persona que en realidad está igual de podrida por dentro
Dos hermanos han seguido caminos distintos. Uno se hizo policía y es respetado por todo el mundo y el otro ha gastado parte de su vida en la cárcel y al salir trata de rehacer su vida por el buen camino aunque pronto descubre que el mal camino tiene más ventajas y ofrece una ruta más directa para enriquecerse. Viviendo en la misma ciudad, el primero acabará investigando los crímenes que comete el segundo y pronto tendrán un gran encontronazo. Al final, la sangre tira mucho y tendrán que encontrar la manera de conciliar sus vidas.
Creo que en Holanda se ha estrenado una versión reducida de esta película ya que dura un pelín sobre las dos horas y en la página de IMDb la tienen con veinte minutos adicionales. Pese a ello, a la versión que yo vi le sigue sobrando al menos media hora ya que la historia es demasiado lenta y aburre, cansa, agota y se repite demasiado. Da igual que pongas a gente competente como Clive Owen si no tienes nada interesante que contar. En todo momento parece que estamos desconectados de lo que tratan de contarnos y esa falta de identificación con los personajes o la historia es una carga demasiado pesada. En el lado positivo siempre es agradable ver a la preciosa Mila Kunis o a la aún más preciosa Zoe Saldana pero incluso con estas alegrías visuales, la película parece el sueño de una tarde de verano tras un atracón de escándalo. El director al parecer hizo la misma película hace unos años en francés de la Francia y a los americanos les interesó reconvertir el producto al inglés. No sé como será la original pero sí que puedo decir que esta no funciona. La relación entre los hermanos no tiene nada de interesante y lo mismo sucede con la de ambos con sus chamas. Es como volver a ver una película que ya conoces y en la que se ve venir de lejos toda la trama.
No me voy a explayar mucho más. Si eres un miembro del Clan de los Orcos, tu carné de socio de tan espléndido club te protege de cosas como estas. Si eres un sub-intelectual de GafaPasta, seguro que vas al cine a verla y te llevarás un palo como el que recibí yo. Para los demás, cine para olvidar.
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Recordando
Cuando comenzamos nuestro camino tenemos una agenda en blanco, limpia de todo y de todos. Así llegamos a este mundo. En los primeros años de nuestra vida no prestamos demasiada atención y no nos preocupamos de las entradas que deberían aparecer en la misma. Después la comenzamos a llenar con todas aquellas fechas importantes de alguna manera, cumpleaños, aniversarios y demás. En algún momento de ese plácido camino las cosas se tuercen y alguna de esas fechas desaparecen o se transforman. Llegamos a una encrucijada en la que tenemos que decidir si queremos seguir recordando o pulsamos la tecla DEL y eliminamos la información de nuestras vidas. Yo elijo mantener o más bien cambiar algunas de esas citas en otras. Así, lo que antes era un cumpleaños, una fecha alegre en la que celebrabas una nueva vuelta al sol, se transforma en una cita para el recuerdo, para buscar en tu memoria aquellos instantes felices que ni siquiera el tiempo te puede arrebatar. Hoy llego a una de esas fechas, quizás por reciente aún dolorosa, un día que hace un año, dos, tres o tropecientos comenzaba con la idea específica de contactar con el ser querido y felicitarlo. Este año es distinto. La comunicación ya no es posible, no hay nuevas memorias que se puedan añadir a la cesta de los recuerdos, solo nos queda aquello que ya tenemos.
En algún momento de esta tarde, antes de que esto aparezca publicado, estaré a más de nueve kilómetros de altura, por encima de la cima del mundo y recordaré …