Para mi cuarto viaje al Sudeste de Asia, regresa la ceremonia del Pesado, ese importante momento en el que todo pasa por la báscula y he de decidir si lo llevo o lo dejo atrás, ya que me gusta viajar ligero, muy ligero. Con una mochila a tu espalda y otra por delante lo último que necesitas es deslomarte con el peso. Por eso, la ceremonia del pesado es el momento fundamental en el que la balanza se decanta por unas cosas u otras. Este año tengo una nueva mochila de 30 litros para meter en la misma la de la cámara y el iPad y llevarlo en cabina, tengo una nueva funda para la mochila principal que uso cuando viaja en avión o en autobús para protegerla, unas cholas de calamar que pesan el doble que las antiguas y llevo algunas cosillas más. Si descontamos las cosas que llevaré en el equipaje de mano, la lista de lo que me llevo comprende lo siguiente:
- mochila: 1550 gramos
- funda mochila: 450 gramos
- sábana momia: 173 gramos
- toballa grande: 390 gramos
- toballa pequeña: 120 gramos
- cholas calamar: 705 gramos
- mochila impermeable: 325 gramos
- bañador: 136 gramos
- pantalón: 232 gramos
- camisetas: 448 gramos
- gallumbos: 168 gramos
- calcetines: 266 gramos
- Cocoon para dormir: 343 gramos
- botiquín: 208 gramos
- varios: 623 gramos
Todo esto da un total de seis mil ciento treinta y siete gramos con lo que aún tengo casi tres kilos para cosillas que añadiré a última hora. Si todo sale bien, estaré en los nueve kilos y para regresar a Europa intentaré traer menos de diez.
En el grupo de varios tenemos unas gafas de sol con funda, algo que anteriormente nunca he llevado pero que voy a probar esta vez porque en ocasiones anteriores me siento continuamente deslumbrado con tanto sol y termino por tener la vista cansada. También llevo un quita-garrapatas, un adaptador de enchufes universal, toallitas higiénicas, un cable con candado para amarrar la mochila y varias fundas impermeables para poder llevarme conmigo el iPhone a lugares con agua y no tener que dejarlo atrás. De nuevo volveré a usar la bolsa impermeable a la que le he sacado un partido que no veas. Los dos pantalones que viajan conmigo son especiales y además de poder quitar la parte inferior y convertirse en pantalones cortos, transpiran y secan en instantes, algo que sucede también con todas las camisetas. Aún me falta por pesar el champú, pastillas de betacaroteno, bronceador, gel de aloe para después del bronceado, la maquina de afeitar, hojillas, el gel de afeitar, cepillo de dientes y la pasta de dientes.
Sin que esté relacionado con el peso pero sí con la bitácora, ya he cubierto la hoja de ruta para las próximas semanas y dejo una foto para cada día de la semana y tres películas de cine cada fin de semana. Además, habrán fotos de bicicletas y dejaré varios días libres para ir contando el viaje. Ahora mismo hay treinta y ocho anotaciones programadas.
Ya he facturado a través de Internet, impreso todos los documentos necesarios y avisado a los vietnamitas para que sepan que en menos que canta una folclórica me tienen en su keli.
En el iPad y sin añadir peso pero ocupando espacio en el mismo pondré unos veinte episodios de series y aún tengo que decidir que libros quiero escuchar pero se me está antojando repetir la Saga Crepúsculo, la cual ya me ha acompañado en dos viajes anteriores.