Ya hace un tiempo que me pica el gusanillo para volver a Barcelona a darme un empacho de Gaudí y terminaré por hacerlo. Por ahora, me conformo volviendo a ver esta preciosa imagen que apareció por estas tierras por primera vez en mayo del año 2007 en la anotación Tejado de la casa Batlló y a la que hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Cosas y cosillas
En estos días que parece que ando un poco al pairo y la veleta no marca bien el norte, en realidad estoy más activo que nunca escribiendo contenido para la bitácora, solo que se verá una vez entremos en esa fase en la que parece que todos estamos ahí pero las estadísticas demuestran que muchos se han ido. Si a eso le sumas que hoy desde que llegué a casa preparé mi maleta ? comprobando con horror que no me va a caber el chocolate, así que probablemente no lleve mucho ? y además cociné 24 magdalenas para regalar y de paso liquidar la leche y los huevos que tengo en mi casa, visité a mis vecinos y a la mucama para desearles una feliz Navidad y aún he podido copiar todo el contenido del disco duro de mi mac mini a uno de los gemelos para así poder formatearlo y prepararlo para regalárselo a mis sobrinas ya que en un arranque consumista me compré uno nuevo la semana pasada que aún no he recibido y que será mi ordenador estático y fijo en el hogar para los próximos tres años. No será el único troyano apple que meta en su casa ya que también les voy a dar mi iPhone 3G, con lo que espero que poco a poco comience a calar el concepto por allí.
Ayer cumplía con mi más mejor amigo y desde el trabajo me iba a su casa para la última sesión del 2011. Previamente pasé por una tienda a comprarles algunas chucherías a las tres unidades pequeñas y aunque inicialmente pensaba que les podría llevar un poco del Roscón de Reyes que llevé a la oficina, resultó que a los que lo comieron les pareció fantástico y no quedó nada. La señora de la recepción de mi oficina me dijo que se le enrularon los pelos del chichi de puro gusto y aquel a quien realmente iba dirigido flipó y me dijo que para mi cumpleaños tengo que hacer al menos cuatro y ya puede estar vomitando los órganos internos que me vendrá a buscar a mi casa para ayudarme a llevarlos a la oficina y se piensa jincar el solo una mitad. Mi jefa, que es más seca que una finca en el centro del Sáhara me dijo que estaba de cagarse de bueno y por la oficina hubo al parecer mucho resentimiento porque solo invité a los que me salió de los lamparones de los gallumbos. El Rubio me fue a buscar con el equipo al completo, las tres unidades pequeñas, todas fascinadas con la Dolorsi y flipando cuando la doblamos y la metimos en el portabultos del coche. La ganadora del queso, que siempre me dice Hola a grito pelado, le preguntó a su padre si HOLA se iba a quedar a dormir en la casa y hacerles unos riquísimos Pannenkoeken al día siguiente y cuando confirmó sus peores temores, solo se le quitó el disgusto cuando le dije que tenía algo muy rico en mi mochila. De alguna manera conseguí salvar un puñado de Snickerdoodles de las garras del Niño, el cual se hincó una bolsa llena el domingo y con la boca todavía petada de las mismas me dijo que están bien pero que no hay nada como los Suspiros, que coincide con Waiting en que mis Suspiros son lo más y que soy un cabroncete porque no los hago más a menudo. Después me amenazó con mudarse a mi casa una semana en enero para engordar unos cuantos kilos encochinándose porque a base de hacer deporte está perdiendo demasiado peso y parece más bien un compás. Volviendo al evento de ayer, los chiquillos devoraron los Snickerdoodles y les tuve que jurar por las bragas sucias de Dora la Exploradora que la próxima vez que vaya a su casa los preparo junto con ellos, pero solo con la condición que salgan un montón porque cada uno se quiere comer una hornada completa. Me tuve que echar en el bolsillo el último de ellos para reservarlo para su madre, que cuando llegó se los encontró saltando como perros con la rabia para quitármelo. A mí me tocó acostar a la unidad pequeña número 2, aunque tanto la 1 como la 3 exigieron mi presencia en sus respectivos dormitorios para desearles felices sueños. Cuando por fin nos pudimos relajar nos entregamos a esa pasión común con todos mis amigos, la bebida. Les comenté que finalmente el Turco se cambia de trabajo y va a ser el jefazo de un banco y vendrá al menos una vez al mes a Holanda, algo que me dijo ese día por la mañana mientras parloteábamos por teléfono y ya lo he amenazado con ningunearlo como no se quede a dormir al menos una noche en el país cada vez que venga, a ser posible de viernes a sábado para así poder corrernos una buena juerga. El Rubio y el Niño ya se han apuntado.
Hoy el Moreno y un servidor nos íbamos a un bosque secreto en el que muy escondido y lejos de la mirada de los seres humanos e incluso de los Orcos de Vecindario se encuentra un pequeño refugio para fotografiar pájaros que el Moreno ha construido junto con otros dos fotógrafos. En el lugar están poniendo un montón de comida para que los pájaros vayan al lugar y hoy le tocaba a él ir a dejar comida. Mientras caminábamos por los senderos secretos me dijo que han escogido una de sus fotos para un concurso fotográfico internacional y en enero, cuando la cosa se calme, convocaré de nuevo al Sanedrín de Distorsiones para que aquellos que quieran voten cada día por su foto a ver si gana. Esta vez no hay queso de por medio, solo el honor y el orgullo de ganar un premio de esas características.
Para lo que me queda por Holanda, aún tengo la última clase de italiano, la última tanda de magdalenas y una cena en Amsterdam con el Niño acompañada de sesión de cine y después la exótica aventura para viajar a Gran Canaria y este año os aseguro que he rizado el rizo de lo increíble para evitar pasar por la península y sufrir alguna de las huelgas que podían suceder y parece que hasta han sucedido, ya que está claro que la herencia que deja el ex-presidente ZaPatazos es como para no mear gota.
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Flores blancas en el club de las 500
He hecho miles de fotos y sin embargo las que pongo de fondo de escritorio en mi casa o en el trabajo son siempre un pequeño subconjunto y en el que tiendo a repetir entre ellas. La de hoy es una de esas fotos, me gusta por el contraste entre el verde y el blanco y el efecto de la profundidad de campo en la imagen. La primera vez que apareció por estas tierras fue en junio del año 2006, hace ya más de cinco años en la anotación Flores blancas y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Putas palomas
Hay muy pocas cosas que pongan de acuerdo a casi todos los seres humanos. Aparte del asco y el desprecio por los cabezudos coreanos (…), toda la gente parece coincidir en que las palomas son las ratas del cielo, unas bestias miserables que lo único que aportan a este mundo es mierda a tutiplén y molestias a la gente con su acoso por conseguir comida. En Hong Kong parece que se han cansado de las mismas y de los pollabobas que las alimentan y han decidido cortar por lo sano y castigar con multas escandalosas a aquellos que traten de darles de comer. Como dice el cartel, alimentar a las palomas lo único que trae es mierda en los lugares públicos y por eso, al que pillan en este infame acto, ha de pagar unos ciento cuarenta y seis leuros de castigo (al cambio del día en el que escribí esto). Lo curioso es que no recuerdo haber visto palomas en ningún lugar de la ciudad, con lo que o estuve en el mes que se van a la plaza de San Marco en Venecia de vacaciones o los mismos que multan las envenenaron todas previamente y eliminaron el problema de raíz.