Vistas desde tan cerca estas dos amanitas parecen dos tortas grandes o algún tipo de dulce que seguramente está delicioso. Se trataba de jugar con el objetivo de Ojo de pez y explorar sus límites cuando estoy fotografiando objetos pequeños y la verdad es que me ha sorprendido muy gratamente.
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Incidente en el tranvía
Cuando voy al cine en Amsterdam, al volver a casa normalmente camino hasta la estación de metro de Waterlooplein, un paseo muy agradable por Rembrandtplein y en el que cruzas el Blauwbrug o puente azul sobre el Amstel. Las casas junto al canal, los puentes, la atmósfera, todo me fascina y refresca mi amor por los Países Bajos.
Este fin de semana llovía y hacía algo de viento así que decidí coger el tranvía número 9 en Muntplein. Me acerqué a la parada y en unos minutos llegó el tranvía. Normalmente en Amsterdam los tranvías tienen dos puertas por las que pueden subir los pasajeros y otras que son únicamente de bajada, una está en la parte delantera y la otra en la trasera y las controlan el conductor y un vendedor de billetes. Entré, el hombre selló mi strippenkart (tarjeta de transporte) y como eran solo dos paradas no me senté y me quedé en la conexión entre los diferentes coches del tranvía. Arrancamos y pese a tener el iPhone y estar escuchando un audiolibro escuché un ruido y unos gritos. En la parte trasera había un revuelo y una mujer se subía a los asientos y estaba pateando a otra persona mientras gritaba y farfullaba algo que no entendía. Toda la atención de los que estábamos en el tranvía se desvió hacia ella.
Tres hombres saltaron y trataban de agarrarla pero ella se zafaba y volvía a encaramarse para patear a alguien que yo no podía ver. La persona que sufría los embates soltó una correa de un pequeño perro que se vino hacia la parte delantera del tranvía. El vehículo se detuvo pasado el cine Pathé Tuschinski y el conductor y el revisor también se acercaron pero aquella mujer seguía tratando de patear con saña a la que yo no podía ver y comenzó a gritar: DISCRIMINACI?N, ME ESTÁS DISCRIMINANDO.
El conductor avisó a la policía y todos nos quedamos en el tranvía esperando. Cuatro tíos sujetaban a la mujer que gritaba.
Los hechos: lo que sucedió fue que la que entró con el perro le dijo que le cediera el sitio y eso puso furibunda a la otra. La mujer que fue agredida por pedir el sitio era una anciana con pinta de tener más de sesenta años. Estaba en su derecho porque solicitó sentarse en el asiento reservado para ancianos. Además era negra.
La que la pateó y la atacó todo lo que pudo y encima la acusó de discriminarla era una marroquí de menos de veinte años vestida con los trapos que se ponen las musulmanas radicales.
Que cada uno saque sus propias conclusiones.
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Engalanando la bicicleta
A menudo te encuentras bicicletas en el centro de la ciudad pintadas con colores extraños o adornadas con todo tipo de cosas. Lo de la pintura se entiende porque cuanto más rara parezca tu bici, más difícil será que te la roben y esto es algo que si sueles dejarla en los aparcamientos públicos, tarde o temprano sucede.
Lo de los adornos supongo que es coquetería ya que de otra forma no se entiende que vayas por la calle con tu fabulosa bicicleta naranja llena de margaritas de plástico que parecen crecer en la cesta que llevas delante del volante y en la que pones la compra el sábado cuando vas al mercado.
El mismo tipo de bicicleta con una ligera modificación que implica quitar la cesta y poner un asiento se ve de cuando en cuando en primavera o verano por las calles de la ciudad y en el volante va sentada la novia mientras su futuro esposo la lleva al ayuntamiento o a la iglesia para casarse.
En el Álbum de fotos de bicicletas encontrarás un montón de bicis que he ido fotografiando a lo largo de los años