Si ayer veíamos el interior, hoy nos detenemos en su fachada barroca. La iglesia, casa y convento de Santa Teresa está bien protegida en el interior de las murallas de la ciudad y acompañada por un precioso árbol que seguro que lleva allí unas cuantas décadas.
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Pescadilla antes de Navidad
En el aire se respiraba un olor ácido y desagradable que insidiosamente se te colaba por las fosas nasales y te obligaba a pensar en el. Iba y venía en mareas que lo golpeaban sin cesar. Miró su reloj y vio que ya habían pasado cinco minutos de la hora acordada. A su alrededor el mobiliario barato de aquella pensión le invitaba a marcharse, a salir corriendo y no volver a mirar atrás.
Sacó de su chaqueta el iPod y se puso a jugar para matar el tiempo. La pequeña pantalla brillaba con colores alegres y parecía fuera de lugar allí. En algún punto del edificio se escuchaban voces lejanas que se gritaban una conversación. Por la ventana solo entraba el monótono ruido del tráfico, esa gris banda sonora que ya ni siquiera escuchamos porque forma parte de nuestras vidas. Un móvil con un estridente villancico navideño sonaba sin parar, olvidado por su dueño.
Pasó un rato. El tamborileo producido por los tacones al subir las escaleras lo trajo de vuelta a la realidad. Prestó atención y dedujo que venía hacia su habitación porque el ruido iba en aumento. Se detuvo ante la puerta que no estaba cerrada con llave y él apagó y guardó su iPod con rapidez. Al abrirse la puerta una ráfaga de aire del pasillo entró con fuerza. La mano que se posó sobre el interruptor apagó la luz principal de la habitación dejando solo encendidas las de las mesillas de noche. El nuevo aire trajo también un fuerte olor a perfume que lo mataba todo. Ella cerró la puerta y él se quedó observándola.
No era muy alta y su minifalda enseñaba unas piernas que ya hacía unos años que no eran bonitas. No era ni muy delgada ni muy gorda, tenía un peso normal. Eso le gustaba porque las anoréxicas le ponían de los nervios con esos huesos marcados sobre la piel que las hace parecer marionetas viejas. Se acercó y le acarició suavemente la mejilla. Después sin mediar palabra comenzó a quitarse la ropa y él hizo lo mismo.
Recordaba esta escena perfectamente ya que desde los catorce años se venía repitiendo. Siempre en el mismo lugar y en los últimos cinco años con la misma mujer. La primera vez lo trajo su padre, casi obligándolo porque él estaba aterrorizado y no entendía muy bien lo que quería que hiciera. Era su regalo de Navidad, algo que supuestamente sería muy especial. Un año más tarde comprendió que la puta lo había engañado porque no habían hecho aquello que se supone que debían hacer. Lo malo es que le gustó tanto que ahora formaba parte de las tradiciones navideñas y la repetía cada temporada. Siempre en esa cochambrosa pensión, la misma a la que vino la primera vez, siempre en la misma habitación y siempre un par de días antes de la Nochebuena. Su padre ya hacía años que había muerto y seguro que se fue a la tumba sin saber este pequeño secreto de su hijo. En su último año lo olvidó todo, incluso a él y acabó atropellado un día que escapó corriendo de la residencia en la que estaba ingresado. Quizás fue lo mejor.
Ya estaban preparados. Se miraron y se besaron con delicadeza. A ella parecía gustarle ese chico tan raro al que veía una sola vez al año y que pagaba tan bien. ?l se encargaba de alquilar la habitación y la esperaba en ella para esa hora que pasaban juntos. Le acarició el pelo y jugueteó un poco con sus rizos. ?l le siguió el juego y cuando ya estuvo preparado le hizo una señal. Ella abrió las piernas y él se sumergió a comerse la Pescadilla antes de Navidad.
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Vaya año que hemos dejado atrás
Cuando aún permanece fresco en nuestro recuerdo, aprovecho para mirar atrás y repasar un poco el año que acabamos de cerrar. Ha sido tan apoteósico como anticipaba y como siempre me ha sorprendido de mil formas distintas, algunas muy gratas y otras no tanto. Si lo miramos desde el punto de vista de esta bitácora tuvimos que dar Un millón de gracias al cruzar esa barrera invisible que superamos en páginas servidas durante los últimos tres años.
Además de ese millón de páginas vistas en los tres últimos años, tuvimos más de medio millón en los trescientos sesenta y cinco días que acaban de concluir y una línea ascendente que me pregunto si tendrá tope. Supongo que unos y otros encuentran algo que les gusta y por eso se dejan caer por aquí. Debo sufrir alguna perturbación atmosférica en el cerebelo porque veo series numéricas en esa gráfica: 1xx, 3xx, 5xx, …, 100, 212, 323, …
En enero recibí un mazazo cuando murió un miembro muy especial de nuestra familia y durante unos días no hice otra cosa que recordarla y llorar. De esos días he elegido In Memoriam. Todavía la recordamos y la echamos de menos ??
Un par de meses más tarde tuve Un golpe de suerte de esos que se recuerdan y gané algo de dinerillo en la bolsa. Ya sabéis que nunca contamos los fracasos así que no hablaré de como ha terminado el año porque prefiero no pensarlo.
En el 2007 continué mi lento peregrinar por el mundo. Estuve en febrero en Barcelona, en marzo en Gran Canaria, en abril en Madrid, Segovia, Salamanca y Ávila, en junio en Roma y Gran Canaria, en Agosto de nuevo en Gran Canaria, en septiembre en Pisa y Florencia y en Diciembre en Dublín y de vuelta a Gran Canaria. Entre medias quedan también un montón de visitas turísticas dentro de Holanda. Tenía una deuda pendiente con los Países Bajos y por fin me decidí a escribir mi informal guía turística que comenzó en Turismo en Amsterdam – Primera parte y ha sido seguida por muchos en su visita a la capital Neerlandesa. Este año la actualizaré y la seguiré completando. También hice mi lista de los Lugares que quiero visitar y que ya ha comenzado a reducirse. En Enero borraré también a Sevilla de esa lista.
Uno de los descubrimientos del año 2007 fue Oostvaardersplassen, un parque nacional holandés que es una pura maravilla y en el que estuve de Safari fotográfico y dos meses más tarde para presenciar La berrea.
Este fue también el año en el que un desgraciado trató de destruir el Paraíso Grancanario con un fuego que ha dejado marcado el centro de la isla.
También se me rompió mi férula dental y tuvimos un Drama total que por suerte solucionó mi dentista. Me apunté a Un nuevo curso de holandés y parece que por fin el idioma se me está contagiando ya que acabé superando con muy buena nota el tercer nivel y espero culminar estos estudios profundos de la lengua neerlandesa durante el año 2008.
Y sigue entrando y saliendo gente de mi vida, amigos con los que pierdo la comunicación y vuelvo a recuperarla sin que ellos sepan muy bien que ha sucedido (por supuesto es siempre culpa mía) y gente nueva que conozco y que a veces pasan a formar parte del círculo o siguen su camino. Este año ha sido muy generoso tanto en lo de recuperar viejos amigos como en lo de hacer nuevos. Sé perfectamente que soy asquerosamente egocéntrico y no dejo de mirarme el peludo ombligo pero algo tendré que los hace reincidir a todos. El círculo holandés es casi tan grande como el español, lleno de autóctonos de dicho país que me embarcan en todo tipo de batallas. Si acabo hablando el neerlandés tendré que crear una versión reducida y paralela de esta bitácora en su propia lengua para ahorrarles las traducciones salvajes de google o babylon. Un buen ejemplo de mi pedantería egocéntrica se puede leer en Quizás sea un mundo solo para mi.
El 2007 también lo recordaré por el Bokbierfestival, el mejor festival de cerveza del mundo e incluso del universo. Y por supuesto este ha sido un año de cine, en el que he visto más de cien películas porque he de reconocer que lo de acudir a una gran sala oscura con una gran pantalla es un vicio que jamás podré dejar.
Hay cientos de anotaciones que podéis encontrar en los archivos de la bitácora del año 2007. Estas han sido unas pocas, seguramente no las más representativas pero sí aquellas que me han llamado la atención cuando rebuscaba hoy. Ahora toca mirar hacia el futuro y tratar de adivinar lo que nos traerá este año 2008 que ahora empieza.