Hay semanas que pasan sin pena ni gloria, casi sin dejarse notar y probablemente ni siquiera las recordaremos y otras parecen elefantes en una cristalería y son de esas que te dejan exhausto. La semana que acaba de terminar ha sido de estas últimas, con mil cosas que hacer, que decir, que arreglar y así y todo tuve tiempo para organizar las vacaciones de mis padres en Holanda y empezar a preparar nuestra incursión en Nueva York, evento que tendrá lugar a finales de mayo.
Siempre intento separar algo de tiempo para escribir y despejarme y pese a la que estaba cayendo sobre mí, parece que lo he conseguido. Ya sabéis que La chamba es la chamba y cuando hay demasiada chamba uno se ve desbordado. Algo de todo esto se vio en Pedacitos de información, aunque solo una pequeña parte y como el tiempo escaseaba aproveché para usar uno de los comodines que tengo guardados y vimos El acoso a las bicicletas en Holanda, algo de Folclore Nórdico, que nos da pie para presentar mi Guía para el turismo en Amsterdam y Holanda, un lugar en el que he agrupado todo lo importante que debería conocer el viajero que recae en estas tierras para hacer turismo.
En mi particular ventana al mundo a través de las Fotos, seguimos por Roma Ciudad Eterna y esta semana vimos el Estadio del Monte Palatino, El Monte Palatino desde el Foro, el Circus Maximus, el Interior del Coliseo y terminamos admirando el Baldaquino en la Basílica de San Pedro. Faltan aún varias semanas para acabar este extenso paseo por Roma.
Esta semana no fui al Cine pero tengo una bolsa llena de películas de las que quiero hablar y de ella hemos sacado It’s a Free World… – En un mundo libre…, una película que me pareció algo floja, la divertida y amena Horton Hears a Who! – Horton y la mediocre The Eye – The Eye (visiones).
Y para acabar, mi amigo El chino nos regaló otro de sus preciosos Desvaríos con El crack de la Chimbolsa
, una tía que suda sexo por todos lados y que ni quiere ni necesita cerebro porque el chasis lo compensa y con todo eso a su favor, el muy mamón del Supremo Hacedor la fabrica ciega. Esto solo pasa en el cine ya que en la realidad esa en la que nos movemos todos los días, ni las ciegas ni las que ven tienen esos cuerpos que por descontado no toman danone. La hermana de la colega se rebela contra los designios divinos y la apunta a una lista de córneas de ocasión y un buen día le llega su hora y le colocan unos ojos de diseño vanguardista. Al principio ve algo borroso y pronto descubre que los ojos nuevos son de gama alta y vienen equipados con todos los extras y por eso puede ver no sólo las cosas reales sino también a los julays del Más Pa’yá. Esto que parece que mola un montón acaba siendo una maldición que hunde la vida de la chica en la mierda más profunda y aunque por suerte no afecta a la tersura y belleza de su cutis, la tiene todo el día con el corazón en un puño corriendo de un lado a otro mientras la sigue un montón de chusma fea, gentuza de esa que más que probablemente es musulmana.
