Hay cosas que uno cuenta y nadie le cree y quiero que sepáis que si tuviera sentimientos como los seres humanos me dolería, pero gracias a Dios me he curtido lo suficiente como para que me resbalen las doctas opiniones de los demás. Mi amigo el Chino es una fuente constante de inspiración y como tenemos amistades comunes, a veces les cuento algún evento de su vida y no se lo pueden creer. Por desgracia para ellos cuando le preguntan al susodicho este lo suele confirmar todo y como a mí se me entiende un poco mejor que a ?l, he terminado ejerciendo de su portavoz oficial y difundo las buenas nuevas sobre su vida a todo aquel que quiere conocerlas. El fin de semana pasado cenó en mi casa un antiguo compañero de trabajo y tras la cena llegó el turno de ruegos y preguntas en el que por supuesto los tuve que poner al día y entre otros les conté el relato del El Chinexamen. Por si esto no fuera bastante, seguimos hablando de lo difícil que está resultando para el Chino conseguir el carné de conducir y como ha encontrado una forma económica de recibir clases de conducción o algo parecido.
Como casi siempre descubrí el asunto por pura casualidad. Solemos ir en el mismo tren hacia Hilversum por las mañanas pero para llegar a la estación yo voy a lomos de La Dolorsi y él prefiere ir en guagua. Muchos días lo veo en la parada y nos hacemos unas complejas señales codificadas para indicarnos el uno al otro que nos veremos en la estación. Después continúo mi camino en solitario y en al menos tres puntos es probable que me cruce con su autobús. Una de estas mañanas, al llegar a la primera intersección miro hacia el vehículo y lo que veo me deja sin palabras. Paro la bicicleta porque no doy crédito a mis ojos. Hacia mí viene la guagua y junto al conductor se encuentra el Chino agitando su cabezón de tamaño barreño y hablando con el hombre. Va sentado en el asiento reservado para personas mayores y maricos viejos y requeteoperados con pelucón que te desean siempre todo lo mejor, de esos que si te descuidas te clavan el puñal por la espalda sin que les tiemble el pulso. Por ley el Chino no debería ir sentado allí, ya que ni es viejo ni marico feo. Tras este descubrimiento corro al segundo punto de intersección y compruebo que mis ojos no me engañan. Mi amigo va indicando al chófer algo y gesticulando de una forma extraña. Al llegar a la estación y juntarnos en el tren no pude contener mi curiosidad y le pregunté:
– ¿Por qué te sientas junto al conductor, en el lugar reservado para ancianos y maricos de los que te desean todo lo mejor? ? le hice la pregunta dos veces y le tuve que explicar algún concepto que no llegó a entender.
– Chino junto sentar al conductor para gratis chinclases tener de conducir. Chino ni viejo marico ni hechicero ser y sentir o padecer ? y si no eres lector habitual de esta la mejor bitácora sin premios en castellano, es más que probable que no captes las sutilezas de esta conversación ni los segundos, terceros y decimocuartos sentidos, que los hay.
– ¿Cómo que chinclases gratis? Tú no ibas conduciendo, ibas al lado del conductor. Eso no es una chinclase de conducir ? ya sabéis que es imposible argumentar con éste hombre pero yo lo intento.
– Chinclase ser porque Chino ver y aprender y estudiar y comprender. Chino atención poner y direcciones dar conductor al. Chino indicar y señalar camino de autobús y conductor buena persona ser y obedecer ? esto iba por muy mal camino y traté de reconducirlo.
– Chino, tú no le indicas el camino. ?l se sabe de memoria la línea. Da igual lo que tú digas o hagas. Siempre va por la misma ruta hacia la estación, así que no digas boberías ? una nueva y sencilla explicación que caerá en saco roto.
– Chino camino indicar. Chino conductor decir al: Jiuston, Jiuston, llamando chino, izquierda girar o problema tener, repetir izquierda girar y conductor izquierda girar y virar porque Chino decir ? y esto confirmó mis sospechas sin resquicio para ninguna duda.
– Por Dios Chino, el conductor gira a la izquierda sin que tú se lo digas y además, chinclases de conducir son cuando tú estás al volante, no cuando vas sentado en el asiento de los maricos viejos que te desean siempre todo lo mejor
– Chinclase ser si Chino atención prestar, al volante necesario no ser ni estar porque Chino siempre aprender y conductor caso hacer y sentir. Y gratis ser y dinero ahorrar que necesario tras éxito en Chimbolsa ser ? al menos en una cosa tiene razón, después del palo que se llevó en la Chimbolsa puedo comprender que quiera ahorrar algo de dinero.
– Que no, que no y que no. No son chinclases gratuitas y por favor deja de sentarte en el asiento de los maricos viejos porque la gente va a pensar mal de tí y peor aún si te ven hablando solo en la parte de delante de la guagua, porque el conductor no te hace ni puto caso, que el no habla Chiquistaní como tú y como yo ? Como si sirviera de algo decírselo pero que no se diga que no lo intento.
– Conductor chino al caso hacer, frenar cuando decir yo, girar, acelerar y puertas abrir y cerrar ? y este es el punto en el que yo acabo rindiéndome porque no hay forma de convencerlo.
– Chino, me has convencido. Eres un genio y te estás ahorrando un montón en chinclases de conducir. Eres mi ídolo ? le dije y cuando me enseñó esos dientes negros y llenos de sarro a fuerza de limpiárselos con gárgaras de chinCola supe que se había quedado contengo y podríamos tener el resto del viaje en tren en paz.