En la montaña de Montjuïc está el anillo Olímpico, un montón de equipamientos deportivos que se crearon para el evento del 92. La verdad que el sitio es espectacular. En la foto de hoy podemos ver desde el estadio olímpico la cosa esa que parece una aguja y que supongo que será algún tipo de antena y la explanada enfrente del Palau Sant Jordi, el cual podremos ver en otra foto. Fue una lástima que el estadio esté siendo restaurado. Creía que en España se construía pensando en los siglos venideros pero parece que en la actualidad se construye para que las cosas duren ocho años y así poder seguir ordeñando la vaca que tiene la guita.
Como sucede siempre que hago el relato de un viaje, suelen ser varias anotaciones repartidas a lo largo de un cierto periodo de tiempo. Si quieres leerlo desde el comienzo, te sugiero que empieces con Vueldone con Vueling
Después de llegar a la ciudad y dejar las cosas en casa de mi amigo EME decidí salir a dar una vuelta por la ciudad y ver el centro de Madrid. Me habían advertido tanto sobre la inseguridad de la ciudad y lo fácil que es que te bailen la cámara que opté por salir sin mi Canon y en su lugar me llevé la cámara pequeña, la misma que hace unas imágenes cutrísimas. Cogí el metro hacia Sol y al salir a la superficie aquello parecía zona de guerra con todo en obras. Vi la calle del Fnac, la cual me resultaba familiar ya que había deambulado por la zona en mi visita de hace un par de años y decidí seguir y subir por otra. Voy por una calle llamada de la Montera y algo no está bien. Allí solo hay putas sudamericanas, unas tías feas y sucias que te intentan tocar y que eran justo lo que necesitaba para tener una mala impresión de la ciudad. Una de ellas me agarró la mano y estuve a punto de revirarle la cara de una hostia. Viniendo de un país en el que no hay ningún tipo de contacto físico con la gente cuando vas paseando me resultó muy violento. Al llegar a la Gran Vía la cosa cambió totalmente. No sé como pueden permitir que esa gentuza esté justo en el centro de Madrid. Creía que los PoPulares eran capaces de cosas mejores pero después de lo que he visto he perdido la fe en ellos. Por la Gran Vía me quedé abobado con los cines y estuve a punto de entrar en uno de ellos pero me contuve. Llegué hasta la Plaza de España en donde hice unas cuantas fotos y de nuevo fui abordado por una rumana, la cual portaba un chiquillo. La mandé a hacer puñetas y seguí mi paseo hacia los Jardines de Sabatini, los cuales me parecieron fantásticos y estuve pensándome lo de entrar en el Palacio Real pero al final lo dejé porque me pareció cara la entrada y nunca he oído a nadie comentar nada sobre el lugar, así que no sé si habrá algo dentro que merezca la pena ver y si me cruzo por allí con la hija fea del acarajotado me puede dar un jamacullo de la impresión. Puerta con puerta con la gentuza real está la Catedral de la Almudena, la cual visité. Digamos que no está en mi lista de favoritas. Es demasiado sosa, le falta todo aquello que hace a otras muchas catedrales edificios impresionantes. También estuve en la cripta pero no había nada que ver por allí.
De vuelta a la calle subí por la Calle Mayor y me paré a hacer unas cuantas fotos en la Plaza de la Villa y desde allí seguí hasta la Plaza Mayor, un lugar precioso y lleno de vida. Podemos decir que ahí acabó mi paseo turístico por la ciudad de ese día porque un antiguo amigo que no veía desde hacía más de diez años apareció y nos sentamos en una de las terrazas a tomarnos unas cervezas y ponernos al día. Tras un par de bebidas nos movimos a otro bareto en la zona para seguir bebiendo (en mi caso café) y cerca de las ocho fuimos a la estación de tren de Atocha en donde yo tenía que recoger un coche de alquiler. Hice las diligencias y después ayudamos por mi GPS salimos hacia la zona de Delicias para aparcarlo. Como siempre sucede con estas invenciones maléficas, el cacharro nos llevó por la ruta más larga pero al menos nos dejó en el sitio convenido. Volvimos al centro para juntarnos con otros dos compañeros del instituto. Fue la primera de varias reuniones que pienso tener este año con gente con la que solía parar hace un montón de tiempo y que por circunstancias de la vida has perdido el contacto. Lo bueno de estas cosas es que no nos toma más de cinco minutos y después de ese tiempo parece que todo sigue igual. Cenamos en Casa Lucas en la Cava Baja y hay que reconocer que la comida fue fantástica y de allí ya salimos templados. Después estuvimos en algún otro lugar bebiendo y para cuando lo dejamos ya era bien entrada la madrugada. A la mañana siguiente salíamos temprano hacia Segovia así que procuré beber con moderación porque odio conducir con resaca y aún más si no conozco las carreteras. Nos fuimos a dormir cerca de las tres de la mañana con la idea de levantarnos a las ocho para ponernos en ruta. De este primer día me quedo con la cena con los amigos y los buenos momentos que pasamos juntos. Mi impresión de la ciudad no ha cambiado. No me gusta. Tienen un metro fantástico y seguro que hay cosas bonitas que ver pero no sé, lo de las putas en el centro y lo de la gente abordándote y acosándote para que les des algo por las calles no me gusta nada.
Puedes continuar leyendo el relato de este viaje en Un día en Segovia
Hay semanas que quedan marcadas por un único evento, algo excepcional que no sucede normalmente. Esta semana que acaba de terminar fue aquella en la que Lo inimaginable sucedió. Por lo demás no me hizo falta echar mano del relato de mi vida porque parezco ir sobrado de imaginación e historias. Atrás quedan los días de sequía de hace unas semanas.
Y ya que hablamos de Relatos, hubo dos muy especiales y que hay que leer en conjunto. El primero se llama Guerra Eterna y su oponente es Corazón de ángel. Da igual el orden en que los leas pero si te decides a hacerlo, échale un vistazo a ambos.
Semana ligera y fácil de digerir así que ahora que estáis tan contentos podéis soltar esos cuartos que os lastran los bolsillos y regalarme algo de mis listas:
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Vivir en la ciudad holandesa en la que se celebra el Latin American Film Festival es una bendición. Durante una semana hay más de cien películas en español en un cine que está a unos siete minutos de mi casa en bicicleta. El año pasado me enteré muy tarde y solo pude ver dos películas pero este año la cosa va mucho mejor y creo que podré ver al menos seis. Lo que me maravilla es que las personas que hacen la selección consiguen un pleno con todo lo que ponen en sus pantallas. El sábado hice un programa doble con mi amiga la peruana. Merece comentar que ella actuó el día que se inauguró el festival y es una estrella local. Si a eso le añadimos que este año aparece en todos y cada uno de los catálogos de imagen y sonido de cierta multinacional europea para la que trabajé hasta que nos vendieron a los amarillos nuestra entrada fue la sensación. centrémonos en el asunto que me despisto. La parimera de las películas que hemos visto en este festival es la única representante de Perú, una cinta llamada Mariposa negra.
A Una julay prosopopéyica se le camba la chamba
Yo lo tengo clarísimo. En España ya no se hace buen cine, por cada película buena tenemos una pléyade de basuras infames. En América Central y Sudamérica es otra cosa. Están en plena ebullición y hoy por hoy el mejor cine en castellano viene de esos países. Pese a la falta de grandes presupuestos tienen sólidos guiones y excelentes actores y actrices que hacen que sus películas sean fantásticas. La historia de Mariposa negra transcurre en el corrupto período en que Fujimori gobernaba Perú y Montesinos se creía el dueño del país. Una joven profesora que está a punto de casarse ve truncados sus planes cuando su novio, un juez, es asesinado y acusado en la prensa amarilla de haber muerto en una orgía de maricones. Ella quiere venganza y buscará la forma de conseguirla, tratando de llegar al mismo Montesinos. En su camino dejará atrás a la chica apocada y temerosa y se convertirá en una loba herida que busca calmar su dolor a cualquier precio.
La protagonista es Melania Urbina, una actriz preciosa que hace la historia creíble y que conforme va acercándose el final va ganando enteros. Está increíble. Junto a ella hay una periodista que me encantó y una vieja bollera a la que amé desde el primer instante pese a saber que a ella lo que le iban son las chirlas y no los langostinos. Hay un par de momentos mágicos con mariposas y pese a no mostrar zonas bonitas de la ciudad de Lima, creo que algún día tendré que visitar ese país y perderme por sus calles. Espero que las cosas les estén yendo mejor. Una de las cosas que me llamó en la película fue la forma en la que se desarrolla la amistad entre la protagonista y la periodista. Ambas son dos perfectas desconocidas y de alguna forma funciona el vínculo entre ellas y se convierten casi en hermanas que cuidan la una de la otra. Todas esas relaciones secundarias, todas esas pequeñas tramas que van tejiéndose a lo largo de las casi dos horas que dura la película crean un conjunto muy coherente.
Si te gusta el buen cine, si eres capaz de ver algo sin efectos especiales ni grandes presupuestos y con un guión que requerirá el uso intensivo de tu única neurona, entonces esta la tienes que ver. Ni se te ocurra avisar la banda de descerebrados con los que te emborrachas de cuando en cuando.
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