Sigo vivo y a punto de escapar a otro invierno. Este año estoy consiguiendo no caer en las garras de la depresión y me mantengo tan contento cantando y bailando a la espera de los primeros brotes en los árboles que nos anuncien la primavera. La semana pasada me llegó la mesa que compré y para celebrarlo he escrito una anotación con fotillos de esas que os molan tanto. Podréis ver el espacio vacío, la mesa antigua y esa gloriosa mesa nueva. Para ello, corred a leer La mesa nueva en mi casa. La otra entrada en mi diario que quizás os ayude a comprender mi inexistencia es Memes en el mundo real.
Ando tratando de ponerme al día en lo referente al Cine y hablar sobre las películas que he visto estas pasadas semanas. Ya casi lo he conseguido. Esta semana le tocó el turno a Broken Flowers – Flores rotas, Munich y The Descent. Nadie parece haberlo notado, lo cual me reafirma en mi teoría de que esto no lo lee ni Dios, pero he alterado un poco la forma en la que hablo del cine que veo y lo expongo de una forma más delicada y florida para que golpee vuestros cabezones de una forma más sutil y burda.
De cuando en cuando sale algo por aquí que no viene a cuento de nada. Es lo que ha sucedido con Sorry – Perdóname, entrada que cae dentro de la categoría de Música y que no es más que la traducción libre y personal de la letra de una canción que me encanta.
He continuado con las Fotos de Bruselas. En los últimos siete días aparecieron por aquí Don Quijote y Sancho Panza, Hotel de Ville – Stadhuis, Otoño y Mujer leyendo un libro.
Y por último, terminé por fin el relato del viaje a Sudáfrica con lo que aquellos que estaban esperando para imprimirlo y pegárselo de una sentada ya lo pueden hacer. Los dos últimos episodios de mis Memorias de Sudáfrica han sido 11. Richards Bay – Todo comienzo tiene un final y 12. Aeropuerto de Johannesburgo y un salto de once horas. Además he creado un Índice de las Memorias de Sudáfrica en el que están enlazadas todas las historias y el álbum de fotos correspondientes por si alguno está interesado.
Molan estos mensajes cortos y directos. Hasta aquí hemos llegado hoy. Rascaros los bolsillos y regalarme algo que yo también os quiero una jartada. Para que no haya dudas sobre mis gustos, podéis encontrar esas cosillas que deseo con tanta ansia en: