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  • Madagascar

    23 de julio de 2005

    Hace ya cosa de un mes que fui al cine a ver Madagascar, pero por hache o por be no he hablado de dicha peli. En los últimos años ha subido muchísimo el nivel del cine de animación y se ha hecho un esfuerzo bastante importante por parte de las productoras para atraer a ese tipo de cine no sólo a los niños sino también a los adultos. De alguna manera se están pasando de vueltas y están llegando a un punto en el que aparte de por los colores vivos y las imágenes en movimiento constante, los chiquillos no creo que sean capaces de seguir las tramas de estas películas, las cuales se han vuelto muy complejas.

    En Madagascar nos cuentan la historia de un grupo de animales que van en busca de un lugar en el que ser libres, cansados de su relajada y agradable vida en el zoológico. En realidad sólo uno de ellos quiere ir a ese lugar, pero los otros, buenos amigos, deciden seguirlo. La película nos muestra como era su vida antes, el viaje y como se tienen que adaptar a un nuevo mundo supuestamente hostil, el mundo salvaje. Fue dirigida por Eric Darnell y Tom McGrath. El primero ya fue director de la excelente Hormigas y del segundo no aparece nada conocido en imdB. Obviamente se buscaron conocidos para poner las voces, algo que los simples mortales que vean la película en España no podrán apreciar debido al doblaje, esa lacra social de la que mejor no hablo o termino cogiéndome un berrinche. Aquellos que tengan el placer de ver esta cinta en versión original escucharán a Ben Stiller, Chris Rock, David Schwimmer y Jada Pinkett Smith, los tres primeros grandes estrellones y la última una actriz algo conocida y a la que seguro que habéis visto en alguna película. Sobre las voces de esta gente no hay nada que decir. Son voces conocidas y uno las asocia sin problemas a sus caracteres animados.

    El principal problema de la película es de guión. Parece como si se les hubieran agotado las ideas. Lo que hace dos años era original e innovador, ahora es vulgar y repetitivo. No hay chispa ni una buena historia que te enganche a la butaca hasta el final. Te ríes en algunos momentos, te lo pasas bien, pero sales del cine e inmediatamente lo olvidas todo y ni siquiera recuerdas los momentos cumbre de la película tres días más tarde. Esto no es muy bueno. No puedes juntarte con los amigotes a comentar aquel golpe, aquella escena tan divertida porque simplemente se te ha ido de la cabeza, su recuerdo ha sido reemplazado por el de la lista de la compra o cualquier otra bobería que tengáis en mente. Otra cosa de la que no estoy muy seguro es de que le pueda gustar a los niños pequeños. Hay bastante violencia (cacerías y demás) y gran parte de la trama se basa en elaborados diálogos que un chiquillo no puede seguir.

    Aún así, pese a las limitaciones, tiene un pase, sobre todo si el cine tiene aire acondicionado. No os esperéis algo tan divertido como Shrek 2 pero seguro que es mejor que las películas que habitualmente pueblan las salas durante el verano.
    gallifantegallifantegallifante

  • Repitiendo cine

    22 de julio de 2005

    Como suele suceder en verano, la falta de estrenos me obliga a repetir películas. Bueno, esto no es estrictamente cierto, porque mirando las estadísticas veo que suelo ver más de una vez alrededor de un diez por ciento de las películas que tengo el placer de visionar en una sala de cine. Las dos últimas veces que he ido al cine fueron repeticiones. Primero volví a ver Sin City, esa obra maestra que te deja sin aliento y totalmente arrebatado. Esta segunda vez me llevé al turco conmigo y flipó en colores, alucinó con la estética, se empalmó en los momentos adecuados, cuando las chochas que abundan en dicha peli mostraban carne a destajo, jaleó a los buenos y a los malos cuando se entretenían en el sano arte de matarse mutuamente y para no alargar más la cosa, creo que le gustó. Salimos del cine y nos fuimos de copas a celebrarlo. La primera vez que vi la película también fui acompañado, por uno de los colegas que prefieren no salir en estas páginas y cuya existencia permanece en el más oscuro de los silencios. Lo he intentado con el puto chino, pero dice que no le interesa y que él no paga la entrada para ver cine en blanco y negro y encima dirigido por un amigo de Quentin Tarantino. No voy a ser yo quien juzgue la ignorancia del pobre asiático, que ya tiene el pobre bastante con la cruz de cargar con ese pedazo de cabezón que el Dios de los amarillos le ha dado.

    La otra película que he vuelto a ver fue Batman Begins, otra excelente creación que cumple con los rigurosos criterios que un servidor busca cuando acude a un cine, que no es más que pasárselo bien y entretenerse. La primera vez que vi la película fue en España, con bleuge. Se imponía repetir para poder disfrutar de la versión original, que a mí eso del cine doblado me empieza a provocar urticaria. Espero que algún día me nombren ministro de cultura y chimpún para prohibir el cine doblado y obligar a los españoles a ver el cine tal cual fue creado. Me pregunto por qué no escucháis la música doblada. Me gustaría veros con el disco nuevo de U2 doblado al español por algún panoli y adorando dicho grupo como lo hacéis. O entrar en un hipermercado y escuchar por megafonía lo nuevo de Coldplay cantado en español por los dobladores oficiales, que por supuesto serían los mismos que ponen las voces en los anuncios de tampones Trapax. Seguro que esto os resulta chocante. Pues con el cine es lo mismo, así que despertad de una puta vez y alzad vuestra voz para reclamar que no os jodan las películas con un alienante y absurdo doblaje que las maltrata. Lo de la versión doblada es una aberración y os juro que Alia la asesina os esperará en la puerta del cielo para cortaros una oreja si no hacéis nada.

    Retornando al tema, que enseguida me embalo y pierdo el norte, volví a ver la película para disfrutar de los tonos guturales de Christian Bale cuando se metamorfosea como Batman y también porque me apetecía verla en un cine IMAX. Desde hace cosa de un año machacan mucho con la existencia de una sala de este tipo en uno de los multicines de la periferia de Ámsterdam, concretamente uno que está junto al estadio Ámsterdam Arena, así que la ocasión la pintaban calva. Después de hacer la ronda de rigor entre los amigotes me di cuenta de que tendría que ir solo. El turco no puede ir entre semana y el chino no está interesado en ver una película que ya se hizo hace un montón de años y que era tan mala (¡sic!). Tanteé a otros colegas pero todo fueron negativas. Visto el patio, cargué las pilas de mi iPod mini, lo llené con un buen audiolibro, me metí en el tren después del trabajo y me planté en el cine. Al llegar mi sospecha se confirmó. Lo que han hecho es instalar la máquina de proyección en la mayor sala que tenía ese multicine, pero no han hecho nada nuevo. Yo no es que sea un experto en este tipo de salas, pero vamos, he estado en varios IMAX de verdad. Decidí arriesgarme, compré mi entrada y a esperar por la peli. Cuando nos permitieron subir descubrimos que no se podía entrar en la sala porque la estaban limpiando, según decía un cartel que habían puesto en la puerta. La multitud permaneción en ese silencio típico holandés hasta que quedaban sesenta segundos para que comenzara la proyección. En ese momento, un chiquillo echó a un lado el cartel y se metió en la sala. Lo seguimos todos en tropel. Tomamos posiciones y nos preparamos para la película.

    Cuando el último de los panolis se había sentado, apareció un encargado y nos pidió que saliéramos ordenadamente porque iban a limpiar el puto local. Lo abucheamos y aprovechamos para tirarle palomitas de las que habían regadas por el suelo, pero al final no nos quedó más remedio que salir, sobre todo porque los limpiadores eran dos negros como armarios que no parecían buena gente. Nos apilamos en la puerta hasta que vimos marcharse a los negros y nos dimos de hostias para entrar y coger un buen sitio. Yo corrí hacia la parte delantera mientras que la mayoría optó por la parte trasera. El tipo que nos había pedido que saliéramos estaba allí, a un lado de la pantalla con un micrófono en la mano. Me dio mal rollo porque pensé que nos iba a salir en plan karaoke y lo último que te apetece después de dejarte un dineral en entrada y refresco es que un gilipollas se crea que está en Operación Triunfo delante de tus narices. Cuando nos callamos comenzó a hablar y contar un poco la historia de los cines IMAX y el porque la experiencia de la película en ese tipo de sala es tan especial. Me miró, le devolví la mirada y largó algo en holandés que puedo traducir chabacanamente como que sólo unos pocos sabíamos que para disfrutar de una película en ese formato hay que sentarse hacia adelante y que la gente que estaba en las cuatro últimas filas no notaría diferencia con una película convencional, pese a haber pagado casi un cincuenta por ciento más de precio de entrada. Todos los desgraciados del fondo se levantaron y corrieron como mariconas hacia la parte delantera para pillar alguno de los sitios libres. Ya con todo el mundo en posición, apagaron las luces y comenzó la película. Una auténtica pasada. La experiencia del cine en este formato es brutal. Todo tu campo de visión está cubierto por la pantalla. Los doce mil watts de sonido te envuelven completamente. Salí del cine alucinando en colores dos horas más tarde. Definitivamente, le recomiendo a todo el que tenga oportunidad que vea las películas en este formato. Creo que en Noviembre se estrenará Harry Chapa-Potter 4 y ya me veo allí, en medio de la sala, disfrutando del tetamen de la Hermione en versión super-mega-grande.

  • Las minifaldas no son para las bicicletas

    22 de julio de 2005

    Seguimos reponiendo viejas historias del antiguo web. En esta ocasión es la carta que escribí a mis amigas con motivo del despiporre de verano. Esta es sin ninguna duda lo más copiado de esta bitácora. Ha salido en varios foros y es una fuente constante de llegada de visitantes atraídos por el olor de esas braguitas que asoman bajo las minifaldas… 😆

    Querida amiga,
    Te escribo estas líneas para comentarte mis impresiones sobre tu actitud. Espero que no me guardes rencor por compartir contigo estos pensamientos. No es de ley que vayas por ahí tan alegremente, tan destapada, tan corta de ropa con éstos calores. Y no ha lugar el usar minifaldas cuando montas en bicicleta. No ha lugar. Has de pensar un poquito más en ti, y un mucho más en nosotros.

    En los últimos días hemos sufrido una ola de calor por estos lares, con temperaturas alrededor de los treinta grados, pero eso no puede ser usado como justificación para tu inaceptable comportamiento, tu desfachatez, tu provocación.

    Estimada amiga, tu actitud, nos exalta, nos inflama, nos acalora. Ya sé que tú también sufres por este clima, pero eso no te da carta verde para que vayas por ahí mostrando el potorro, con esas braguitas hechas casi sin tela, esos micro taparrabos, que no cubren nada, que lo enseñan todo.

    Querida amiga. No te puedes detener con tu bicicleta en un semáforo llevando la mejor de tus minifaldas y apoyando un pie en el suelo mientras el otro queda sobre el pedal en alto, despatarrada, mostrando tus vergüenzas, ese chochillo sudoroso que resuma vida, calentándonos aún más a los que te avistamos desde la acera de enfrente. ¿Es qué no tienes pudor? ¿Dónde está tu vergüenza?

    No puedes seguir yendo así por la calle, pedaleando, con el chi chi al aire, enseñándolo un poquito cada vez que tus piernas ejecutan el recorrido circular de los pedales, agitando esa melenilla revirada, esos pendejillos rubios que buscan aire fresco. Porque quiero que sepas, que cuando te vemos, todos somos como los turcos, todos babeamos, todos nos calentamos.

    Amada amiga, deberías hacer algo. Para empezar te propongo que hables con la abuela, que preguntes donde se compra las bragas GALLUMBO y que tú hagas lo mismo, que te compres al menos unas cuantas para usar con tus minifaldas y tu bicicleta. Ten piedad de nosotros, simples viandantes, ciudadanos sencillos que sufrimos lo insufrible cada vez que tú, o una de tus amigas, nos enseñáis esas joyas, esos papayos tan jugosos, tan tiernos, esa fruta fresca esperando ser recogida.

    Yo te pido que vuelvas a usar pantalones, que cubras tus impudicias, que no enseñes tan alegremente las joyas de la familia, el jardín de los secretos, la fruta prohibida. Si quieres, tú puedes. No es tan difícil.

    Ayer, cuando avanzabas hacia nosotros, pobres mortales tomando una cerveza en una terraza, y sufriste esa pérdida de equilibrio con los patines, ese pequeño descontrol, que lanzó tu cuerpo hacia arriba, desafiando la gravedad, subiendo y subiendo, lentamente, mientras tus piernas se separaban, tu minifalda se recogía cual telón de teatro al comienzo de la función, y tu chumino aparecía en todo su esplendor, no pudimos sentir pena por ti. Lo intentamos, de veras que sí, pero no lo conseguimos. Lo único que sentimos fue dolor. Sí, dolor. El dolor de una erección llevando pantalones vaqueros, con esa cosa que tiene vida propia tratando de moverse bajo la tela vaquera, infructuosamente, dolorosamente. Y es todo por tu culpa, tú eres la única responsable. Por eso te escribo, para que te sientes y recapacites, para que comprendas que tu actitud nos ofusca, nos obnubila, nos pierde

    Y cuando estabas allí, en el suelo, riendo y agitando esas largas piernas, aún seguíamos siendo conscientes de que tus partes estaban al aire, que ese pelo que veíamos no era el de tu cabeza, que ese molusco que asomaba no era un mejillón, y tú, tan malcriada, no te percatabas de nuestra turbación, nuestra momentánea pérdida de control.

    Creo que deberías recapacitar, comprarte ropa con más tela, cubrirte un poquito más. No digo que te compres un burka como las pakistaníes, pero al menos unos pantaloncillos cortos, algo que te cubra, que te proteja la zona X, que nos ayude a refrenarnos. La oración no sirve de mucho cuando el cuadro que uno observa es tan explícito, cuando el pecado, ese maligno enemigo del hombre, se muestra frente a nosotros en forma de guirre peludo.

    Quiero que esta noche, cuando apagues la luz y te vayas a dormir, pienses en nosotros, y reces una oración por nuestro sufrimiento.

    Querida amiga, espero que no te hayas tomado a mal mis comentarios, siempre hechos con la mejor de las intenciones, con todo el cariño del mundo, con todo mi amor. Pero tampoco quiero que entre tanta palabra se te olvide el mensaje central, el motivo de esta carta. Así que te lo expreso en un par de palabras: ¡TÁPATE GUARRA!

  • Bleuge escribe sobre Sulaco

    21 de julio de 2005

    Me atrevo a romper la bella y previsible monotonía que rige esta página para informar de algo que jamás creí fuera a suceder. Después de darme largas hasta el infinito y recordarme que le recuerde el asunto continuamente, mi querido amigo bleuge, ha escrito sobre sulaco.

    El cuenta un poco como han sido estos años y para no romper el encanto, en lugar de poner mis comentarios aquí arriba, tendréis que leeros su historia y después veréis la respuesta. Sin más, es para mí un inmenso honor, un privilegio y un lujo el presentaros el texto que bleuge me ha regalado, porque sulaco sí tiene quien le escriba.

    Si eres de esos visitantes que alternan entre el web de mi colega sulaco, o si vienes de allí de visita, habrás leído hasta la saciedad que sulaco pretende que los demás le escribamos las anotaciones, eso como idea suya es buena, pero no tanto para los demás ;-).

    Obviamente estos 13 años de amistad que nos unen pesan mucho en esta petición suya, así que (más que por otra cosa, para que deje de torturarme 😉 jajaja), cogeré 15 minutos en el café post-almuerzo para escribir algo sobre él.

    Hace como 10.000 millones de años yo estudiaba informática en la EUI en Las Palmas de Gran Canaria, fue un craso error, pero de eso y cómo nuestros padres, primera juventud predemocrática, engañaron con la universidad a toda una generación ya hablaré en otro momento… En aquellos pasillos y laboratorios malditos, donde tanta vida dejé delante del teclado tenía un amigo del primer año un tal duchement, del que advierto su blog es como la entrepierna de una novicia (algo que no toca jamás, jajaja). Duchement siempre fue/es mucho más sociable que yo y mientras me leía entera la biblioteca de la facultad y aprendía a ensamblar mnemónicos mentalmente (mov eax,01234567 = 0xb867452301) él a parte de ser un buen compañero (sin ironía) supo hacer más amistades que yo.

    Entre esas amistades había una chica con un par de…, errrrr, se me fue la cabeza, esa es otra historia :D…. Entre esas amistades estaba Sulaco, venía de Teleco tras haber terminado allí y lo primero que aprendí tras meterme en este grupo nuevo fue que más me valía ser colega que enemigo suyo :). Nunca busqué su amistad, como nunca lo hice antes con nadie, pero como sucede siempre, la empatía natural, el humor común a despellejar a todo el mundo y estar incordiándonos mutuamente continuamente, hizo que cruzáramos cada vez con más frecuencia conversaciones cáusticas sobre todo.

    Ya en estos años Sulaco era un fan a muerte del cine, así que la primera costumbre que cogí de él fue ir al cine todas las semanas, cosa que yo en aquellos tiempos jamás hacía. Esta costumbre la seguimos cultivando asiduamente, y siempre que vuelve por Canarias para comprobar como la raza autóctona cada vez está mas corrupta, nos echamos unas risas, unas meriendas y para terminar, un cine. Así que mi amor por el cine en parte se lo debo a la paciencia que tuvo tantas veces en llevarme y traerme a mil cines distintos, dado que yo no tenía ni coche.

    Con el paso de los años, incluso después de que el se diera cuenta antes que nosotros del pésimo panorama que tenía la informática profesional en las islas y emigrara a Holanda, he visto como Sulaco seguía siempre igual que cuando lo conocí, con esa facilidad para hacer amigos y enemigos en segundos, sobre todo esto último, he visto como se reconcilia y rompe las mismas amistades hasta 3 veces :), yendo al cine siempre que puede, viajando a todos lados y en fin, viviendo su vida a su estilo, que los que lo conocen saben lo peculiar que es.

    Siempre he pensado porqué yo jamás he tenido problemas con él o porqué no le ha dado por despellejarme y romper la amistad como tantas veces ha hecho con tanta gente, ninguno de los dos somos fáciles de aguantar, quizás sea porque nuestra amistad es más bien un colegueo común, sin meternos en nuestras vidas privadas ni en temas muy personales, más bien compañía y charla amena un buen rato… Aún así, después de todos estos años, sigo aprendiendo cosas nuevas de él, y espero que él también de mí 🙂

    Quizás dentro de 40 años sigamos yendo al cine 5 o 6 veces al año, riéndonos de todo lo que nos rodea y resumiendo, pasando buenos ratos.

    Si después de aguantar todo esto aún no conoces su blog personal, a qué esperas!? (enlace aquí)

    De todos los amigos que leen esta bitácora y que me siguen desde el infinito y más allá, bleuge siempre ha sido el más constante. Podéis mirar las primeras entradas de esta página y veréis sus comentarios con firmas varias como anormal, me aburro y similares, pero siempre con su peculiar ironía. Siempre nos hemos respetado y hemos compartido todo tipo de vivencias juntos. Bleuge suele ser el primer y el último amigo que veo cuando voy a Gran Canaria. Las veces que hemos ido al cine juntos se cuentan por cientos. Ambos adoramos a Stephen King, EL MAESTRO y tenemos una visión irónica del mundo muy similar.

    Bleuge siempre ha estado por ahí, siempre escucha, siempre aconseja cuando se le pide y se muerde los labios si no le preguntas. Aunque él dice que yo hago amigos y enemigos con la misma facilidad, lo cual es rotundamente cierto, también lo es que él consigue mantenerlos más tiempo, terreno en el que yo presento graves carencias. Hay muy pocos que puedan presumir de ser amigos míos de primera generación y bleuge está entre ellos.

    Hablamos practicamente a diario por mensajería instantánea y también por teléfono, algo que tanto su compañía de teléfono como la empresa nacional holandesa agradecen profundamente por la cantidad de llamadas internacionales que hago. No hay nadie que tenga más y mejor información sobre mí y diga lo que diga por ahí arriba, es uno de mis mejores amigos. En años venideros, espero que sigamos haciendo juntos todas las cosas que tanto nos han entretenido en la década larga que nos conocemos.

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