Wildhood


Para cuando fui a ver esta película, hace dos domingos, creo que llevaba la racha más larga de la historia desde que fui creado, de películas malísimas o peor, con ocho películas peleándose por conseguir unos, dos y cuatros y lo único decente entre medias fue las dos veces que fui a repetir cierto clásico universal que está en el panteón de las grandes películas de la historia del universo y que yo, modestamente, solo he podido ir a ver TREINTA Y SEIS veces al cine, aunque mañana he quedado con un amigo para ver si empujo un pelín esa cantidad. Después de tanto trusco, entré al cine aterrorizado, sobre todo porque esto lo pusieron un solo día y en una única sesión en Utrecht en un festival que ni sabía que existía de cine LGBTQ+TUPUTAMADRE o algo así. Curiosamente, la sala estaba llena de LOS OTROS, los que no caben en esas letras. La película se titula Wildhood y no está previsto que se estrene en España, ni siquiera como truscoluña no es nación, que es un título que atraería muchos espectadores a las salas.

Unos julays salen por patas de la keli del padre y se la pasan buscando a la madre, sin chimpún

Tenemos dos hermanos que viven con el padre, borrachuzo y maltratador profesional. El mayor intenta proteger al más joven recibiendo él las tundas y un día, huyen de la keli en busca de su madre, que se marchó de allí. A partir de ahí tenemos a estos dos chavales, solos en las carreteras canadienses, en busca de una madre sin prácticamente información y por el camino conocen a gente buena que los ayuda y a otro chaval, que se une a su búsqueda. Como anecdóticamente, comentar que los tres son aborígenes americanos o eso que en la Isleta llamábamos indios, como los de las pelis del oeste.

Hacía un montón de tiempo que no disfrutaba tanto con una road movie de estas. Un viaje por carretera en el que a la vez, los dos hermanos tendrán que madurar, siempre buscando a una madre que parece desaparecida y que en algunas ocasiones descubren que tiene un pasado oscuro, de drogas y prostitución. El chaval mayor, además, como que descubre que es julandrón y que ese vacío tan grande que sentía en el interior no es solo por la falta de la madre, es que lo que necesita pero que ya es que se la empeten hasta los pelos de los güevos. Cuando conocen a otro indio (o aborigen, si eres podemita y truscolán) y este los ayuda y se une a ellos, los chavales recelan, pero pronto se verá que aquello es el inicio de una linda amistad posiblemente con derecho a roce y chimpún. Al parecer está inspirado en la vida del director e inicialmente lo hicieron como un cortometraje y después, cuando llegó a los festivales y a la gente le gustaba, fue ampliado a largometraje o peli de toda la vida. La historia está muy pero que muy bien contada, la forma en la que el hermano mayor protege al otro es fantástica y la manera en la que llegamos al final es simplemente hermosa.

Esto puede provocar la muerte instantánea a cualquier miembro del Clan de los Orcos que se vea expuesto al producto pero es obligatoria para cualquier sub-intelectual con GafaPasta que se precie.


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