Hoy tenemos uno de esos dolorosos casos en los que si pusiéramos puntuación al trailer, este tendría el de obra maestra y peliculón porque es buenísimo, pero cuando vamos con unas expectativas altísimas a ver la película, acaba decepcionándonos, sin ser mala, es que no llega al nivel de esos tres minutos que te provocaban unas ganas tremendas de que llegase el estreno. En fin, que así es la vida de los que queremos ver doscientas películas o más al año. En este caso, se titula Blinded by the Light y en España, que se estrena cerca del final de septiembre, fliparon en colores cuando le pusieron el título de Blinded by the Light (Cegado por la luz), supongo que asumiendo que ningún espectador sabe leer español y por eso dejaron el inglés.

Un julay pakistaní sueña con pasearse con una mochila a la espalda para emocionar a sus vecinos.

Un adolescante británico pero que emigró con su familia desde Pakistán vive en Lutton, donde el cutre-aeropuerto ese, son los ochenta y pico y el odia el poblacho y quiere salir de allí, convertirse en un escritor y vivir la vida aunque su padre tiene otras ideas y en el camino, conoce a una pava en el instituto que se lo quiere chingar sí o sí porque está convencida que los rabos con curry saben mejor o algo así.

Esto es como un cuento con pava pobre que acaba de princesa pero en versión pakistaní, o paki, que es como los llamaban en el Reino desUnido en los ochenta. El problema es que se pierden en la idea y se les va la mano en varios puntos y particularmente, aunque la música es un punto importante de la historia, cuando en al menos dos escenas, quizás tres, aquello se vuelve un musical con todo el mundo cantando y bailando. Esas escenas no resultan creíbles y dinamitan la historia, que ya venía muy tocada porque lo que nos tratan de contar no es exactamente lo que veíamos en el trailer, ya que en la peli abunda con exceso el drama con masque, de ese aburrido. La música de Bruce Springsteen está bien pero no es suficiente. Hay momentos, como cuando el chaval se va a gringolandia tras ganar un concurso literario al que ni siquiera se apuntó ya que lo hizo una profesora sin que él lo supiera, en ese momento directamente consiguen desconectarse de los espectadores y por unos minutos, más bien parece que estemos viendo un mal documental de los que ponen por LaDos. La película no es consistente, el director igual lo que quería era hacer un musical pero no tuvo los redaños para hacerlo (o no lo dejaron) y las intromisiones que hizo en el género más que ensalzar la historia, la dañan. El final es demasiado de cuento de la Disney como para tenerlo en cuenta. En el trailer nos cuentan una historia con mucho corazón para emocionarnos y eso fue lo que faltó en la película. Está bien, pero nada más.

Esto lo van a ver los miembros del Clan de los Orcos y antes de la primera media hora están incendiando la sala. Tampoco creo que tenga la substancia que buscan los sub-intelectuales con GafaPasta. Básicamente, es carne de televisión y si te esperas unas cuantas lunas, seguro que la pasan por una de ellas.