Los otros y las reglas


Con tanto drama y tanta circunstancia excepcional de la vida se me había olvidado contar algo de la semana pasada, así que aprovecho que hoy tengo un día tonto y de poca actividad cerebral y lo uso. El viernes pasado quedé con un grupo de amigos con los que llevo más de quince años yendo al Café Cartouche en Hilversum al menos dos veces al año. Esta fue la primera vez desde el 2019 ya que todos sabemos lo de la pandemia podemita y truscolana que arrasó el universo conocido en el 2020 y que sigue por ahí, aunque parece que ahora que los vacunados somos mayoría, ha cedido un poco pero sin límites ni mascarillas, en los Países Bajos lleva doce días aumentando el número de contagiados y lo mejor, mejor, mejor y más que más bueno, es que casi todos están sin vacunar, que nos da una alegría que no veas saber que la raza se purifica a sí misma y los eslabones podridos de la misma caerán y se pudrirán en su propia mierda o algo así. Ya que estamos, lo del universo conocido es algo que yo saqué de cierto libro que ahora mismo tiene una nueva versión en los cines, una historia en la que un Duque recibe la orden envenenada del Emperador de la Galaxia para controlar y explotar cierto planeta Arrakis y aquello termina siendo una trampa truscolana. Volviendo a lo de Hilversum, sin restricciones, podíamos reservar mesa y sentarnos los seis, de puro lujo y si alguno no está vacunado, que hay uno, ese tenía que hacerse un test previo y tal y tal.

Llegamos al Café Cartouche y allí NO HUBO CONTROL ALGUNO. Supuestamente, no se debería poder entrar al café sin un código QúeRre, pero ellos se hacen los locos y no controlan y el que iba sin vacunar, como también está convencido que le jincarán un chip cincoGé si le meten un palillo de los oídos por la nariz, tampoco se hace el test. No es que no nos controlaran a nosotros, es que allí no se controlaba a nadie y supongo que por eso, el local estaba petado. Por poner un ejemplo bien hecho, en el cine, ya he visto al menos cuatro veces a gente salirse de la cola y marcharse cuando ven que en la puerta, antes de entrar, les piden el código QúeRre y alguna identificación y sin el conjunto y la comprobación, no entran al cine. En el cine sabes con una certeza absoluta que cualquiera que esté a tu alrededor, está vacunado o se ha hecho un test que es válido durante veinticuatro horas exactas (por supuesto, el resultado fue negativo) y así, cuando empezamos a estornudar con saña en el interior, todos respiramos tranquilos ese aire superior. En Amsterdam la última vez que fui a ver al Turco, entramos en un café en el que nos comprobaron los códigos QúeRre pero no nos pidieron identificación, con lo que podían haber sido de otros julays.

Muchos contaban con que lo de los códigos QúeRre sería cosa de un mes, pero esta semana, algunos de esos expertos que no saben mucho y asesoran al gobierno están filtrando que hasta abril o mayo del año que viene se seguirán usando y eso está provocando ansiedad entre los no vacunados, con muchos yendo a ponerse su primera vacuna porque es preferible que te pongan dos pinchazos con unas semanas de por medio y olvidarte de todo a seguir teniendo que hacer unas colas tercermundistas en los centros para hacerse la prueba, colas que te hacen perder muchísimo tiempo y después tener que concentrar todas tus actividades del fin de semana en la franja previa a la expiración del código temporal que te dan. Parece que ahora, su derecho a no vacunarse ya no les gusta porque les incomoda y les jode y les fastidia que la mayoría entre y salga de todos lados sin los problemas que ellos tienen.

Y hablando de vacunas, a mí ya me llegó la carta de mi médico de cabecera informándome del día y la hora a la que tengo que ir para que me pongan la de la gripe de este año, que esa también me la jincan con gran alegría y jolgorio por mi parte.

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7 respuestas a “Los otros y las reglas”

  1. Tengo una amiga negacionista que quiere abrir un negocio en febrero. Me pregunto si la dejaran estar dentro cuando lo abra.

  2. Por lo visto, cuanto mas desarrollado, supuestamente, está un pías, mas imbéciles por metro cuadrado habitan en el, flipaba en colores cuando te leía describir como funciona la gente… 🙁
    Salud

  3. Un compañero de trabajo tuvo un curso en Rotterdam la semana pasada y vino alucinando con el tema de las mascarillas, decía que hasta se encontraba raro sin ella, pero más raro cuando la llevaba porque era el único…

  4. A propósito, recuérdale al chamo que ha estado en la ciudad que sistemáticamente y día tras día tiene el mayor número de contagios de COVID de los Países Bajos. Si se le atraviesa un peo, mejor que se haga una prueba o quizás hasta dos.