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  • Pitidos y resfriado

    30 de noviembre de 2023

    La semana pasada, en el último día que fui a la oficina, no contaba conque se estropeó la calefacción en el edificio y no veas el frío que pasamos allí dentro, que los quince grados de temperatura no son como para estar tecleando sin guantes. Además, como que entre los responsables se empezaron a pasar la pelota unos a otros y nadie hacía nada para resolverlo y el resultado fue una oleada de gente enferma, que yo fui uno de los que el mismo jueves por la tarde tenía ya un resfriado horrendo y opté por cancelar mi entrada para ver la película esa de casi tres horas del panoli gabacho y el viernes, que trabajaba desde mi keli, por la tarde temblaba como compresa de coja sin bragas y eso que tenía la calefacción a todo meter y hasta me puse no uno sino dos polares. Esa noche, además, la putísima ley de Murphy se activó y a las cuatro de la mañana, me despertó un pitido corto pero de volumen alto. Me volví a dormir y tres minutos más tarde, otra vez. Me levanté y supuse que era el detector de humos de la primera planta, así que lo desmonté, mientras moqueaba sin parar y sudaba copiosamente por la fiebre, le quité la pila y me volví a acostar, pero el pitido continuó, a veces cada tres minutos, a veces cada cinco o diez. Por la mañana, a las ocho de la mañana, desapareció. Yo decidí culpar al detector de humos de la planta baja, que tiene una pila que no se puede cambiar y que supuestamente dura diez años y que supuse que me salió rana porque solo tiene dos. En todo el día, ni un pitido. Llega la noche, me acuesto y a las cuatro de la mañana, pitido. Me cagué en todos los muertos de los suciolistas, truscolanes y podemitas. Me levanté y bajé a la planta baja a escuchar, tapado con una manta y seis minutos más tarde, otro pitido y no es allí.

    Subí a la primera planta y supuse que a lo mejor era algo con batería en el despacho, así que entré allí pero cuando sonó, era lejos. Por eliminación, tenía que ser el sensor de humos del ático, que desde que pusieron la cagada de ley que dice que hay que poner uno por planta, tuve que añadir el de la planta baja y el del ático. Me acerqué al sitio en el que está la trampilla para acceder al ático y cuando cinco minutos más tarde, sonó, estaba claro que venía del ático. El problema es que la trampilla, cuando la abres y bajas la escalera, hacia un ruido dantesco, a las cuatro y pico de la mañana, así que me tomó como cinco minutos bajar la cosa sin despertar a todos los que viven en mi manzana. Después subí, arranqué la pila del sensor y para evitar el ruido de levantar la trampilla, que es al menos tres veces más fuerte que cuando la bajas, la dejé abierta y me acosté a dormir.

    Por desconfianza, al día siguiente, cambié la pila pero dejé el sensor en la primera planta, para poder aplastarlo y destruirlo si volvía a pitar, que no sucedió. Los tenemos que tener por todos lados porque al ser obligación legal, en el hipotético caso de un incendio en la keli, si el seguro no encuentra un trasto de eso quemado por planta, no pagan. Lo que yo nunca he tenido claro es si además la pila debería estar operativa, que estoy por ponerle al del ático una pila totalmente agotada y que sirva de elemento decorativo.

    Y me queda la duda de por qué el puto sensor decide pitar solo entre las cuatro y las 8 de la mañana. Aquí se hace de noche a las cuatro y media de la tarde y no amanece hasta las 8 de la mañana y en el ático, en donde no hay ventanas, son veinticuatro horas de oscuridad, con lo que podía haber elegido unas horas más agradables para avisar.

    Del resfriado, el domingo ya me había recuperado, el martes volvió a estropearse la calefacción en la oficina y directamente, me marché a laburar en mi keli, que yo no voy a seguir resfriándome en el entorno laboral.

  • Duna de arena – Manta Point 1, octavo día

    29 de noviembre de 2023

    Hoy tenemos una inmersión que se ha convertido en una broma entre todos los Dive Masters con los que he buceado en Guraidhoo y el Elegido, sobre todo porque el club de buceo se llama Manta Divers y esta segunda inmersión del día, era en Manta Point, en donde en mi primer viaje, fuimos alguna vez y nunca vimos mantas y en este viaje, creo que esta fue la única de las inmersiones que hicimos allí en la que vimos alguna. He dividido la inmersión en dos vídeos y en este primero es en el que se encuentran las mantas. La música es la canción de John Williams titulada Avner’s Theme y que es de la película Munich.

    Comenzamos llegando a Manta Point, en donde hay una masiva formación de coral rodeada de arena. Al medio minuto de vídeo aparece una manta volando desde la izquierda hacia la derecha, mira que me gustan esos animales. En la arena, después, vemos las anguilas jardineras, que cuando te acercas se esconden en la arena. Alrededor del minuto y medio está el mejor encuentro con manta, con una que pasó justo por encima de nosotros y que pensé que no había grabado. Después volvemos a ver las anguilas de jardín, todas perfectamente colocadas y sobre los dos minutos y medio un tamboril grandísimo, con unos ojos gigantescos. Tras esto nos acercamos a los corales y acaba el vídeo.

    La inmersión continúa en Duna de arena – Manta Point 2, octavo día

  • Tú te lo buscaste y lo encontraste

    28 de noviembre de 2023

    La semana pasada nos adentrábamos en un nuevo tema en La técnica y las mentiras y la cosa sigue evolucionando. Resultó que el joputa terrorista musulmán se pensaba que esto te quedas callado un ratito y los demás se olvidan y volvemos al más de lo mismo y ahora se está dando cuenta de su tremenda cagada porque los rubios y los autóctonos que comen carne de cochino y pueden beber alcohol y condenan el matrimonio de profetas con niñas, que es lo que aquí se llama pederastia, esos también están, lentamente y de una manera más sigilosa, poniendo distancia y levantando murallas. La semana pasada, el último día que fui a Bolduque, los otros moros hablaban de él en la cocina del edificio y no era para ensalzarlo y loarlo, lo estaban despellejando en vida por soberbio y por estúpido y porque ahora que en los Países Bajos hay la posibilidad de un gobierno que les de candela de la peor, lo ultimísimo que necesitan es un pollabobas integral con una boca llena de mielda que cada vez que la abre, el hedor te provoca arcadas y uno de ellos, algún Dios que no sea el mío que lo bendiga, me pregunta a mí si sabía por qué ese gilipollas estaba tan gilipollado y bosmongolizado y yo que soy el vivo reflejo de la bondad y la honestidad le respondí que no tenía ni pajolera idea de lo que podía estar pasándole y bueno, el gallego que estaba también de cuerpo presente se atragantó y casi que le tienen que aporrear en la espalda para que no le diera un jamacullo y después me dijo que si no me dan el Oscar a mí este año, no hay justicia en la academia.

    El supuesto terrorista ahora está taciturno y prueba a decir sus gilipolleces, pero entre que yo no me quito los auriculares de Princesa Leia, que me estoy llevando a la oficina los más grandes y con reducción de ruido porque mis orejas tienen alergia a la escoria Jalal y cada vez que se acerca, me los enchufo hasta que se va, practicando eso que conocemos como el condicionamiento clásico y que cuando lo repites un número adecuado de veces, la gente en la sala capta el sistema y ya solo hablan cuando la rata desaparece y se callan en el mismísimo instante en el que vuelve a aparecer y lo harán sin ser conscientes de ello, pero sé de un terrorista que apreciará mi sutil manipulación del ambiente social.

    Hoy le di otro palo por un lado que no se esperaba. Él tiene mucho comadreo con alguien de España y resultó que el chamo tiene un problema y el otro no le quiso ayudar y no lo hizo porque tendría que pedírmelo a mí, así que se calló, pero resultó que alguno de mis satélites lejanos informó al de España de mi existencia y el chamo se puso en contacto conmigo para que le solucionara el problema Dios mediante … o sea, tomándome mi tiempo y ejecutando mi magia o algo así que es como lo hace el otro. Así que yo saqué la artillería pesada, cargué las municiones apropiadas y solucioné el problema con un solo correo electrónico que fue a parar a diez personas que captaron inmediatamente que cada segundo de existencia adicional del problema costaría un pastizal a la empresa y yo voy a recitar los nombres de los culpables en al menos cuatro lenguas y no dejaré de recitarlos hasta que todo el mundo se los aprenda de memoria. La respuesta llegó en una hora, aunque si tenemos en cuenta que cuando lo mandé eran las siete de la tarde en el país del sol caguiente y es más que probable que estuvieran tomando sake a granel, el hecho de que esos corrieran a los baños con sus portátiles para arreglarlo mientras lidiaban con su diarrea me ha dado muchísimo crédito con el de España, que ahora es otro apóstol convencido que canta alabanzas sobre mí y le llegan a mi jefe, así que yo, que soy modesto y casi modestísimo, ayudé a una compañera con un problema que tiene con una base de datos desde hace un año y se lo arreglé entre la tarde de ayer y una horita de hoy y la mujer tiene mañana una reunión de una hora con mi jefe en la que el tema principal seguramente será como le solucioné su drama y el terrorista con las manos cubiertas de sangre kurda acabó por marcharse de su asiento porque se estaba envenenando con su propia mala leche mientras escuchaba mis explicaciones sobre lo que hice, que me aseguré de tripitirlas y cuatripitirlas para que apreciara los sutiles detalles en las mismas, como esos en los que le implantaba o más bien, reimplantaba en la memoria de la chama, sus recuerdos de como un Jalal no la quiso ayudar cuando se lo pidió. Y después ya en los bises, solucioné un problema que traerá decenas de miles de leuros en los próximos días y lo hice pese a que el problema es de otro departamento y el que lo puede y debe solucionar está de vacaciones y su jefe es tonto del culo, así que el susodicho jefe me estará eternamente agradecido, mi jefe ya está enteradísimo de como yo me arremango las mangas y apechugo para ayudar a los otros y lo lindo que sería el mundo si los excluyentes que no comen carne de cerdo hicieran lo mismo.

    Esto está yendo muy deprisa, yo pensaba desplegar la segunda fase durante el resto del año pero ya está claro que hay que empezar a trabajar en la tercera y las úlceras van a arreciar por la keli de algún moro.

  • Cocoa Corner 3, octavo día

    27 de noviembre de 2023

    La inmersión comenzó en Cocoa Corner 1, octavo día

    Llegamos a la segunda parte de la primera inmersión del día, en Cocoa Corner y aquí se anima la cosa y veremos a las estrella del lugar. La música de este vídeo es otra canción de John Williams, el tema Luke & Leia Theme del clásico Star Wars Episodio VI: El retorno del Jedi, canción que como GeorGe Lucas nunca le contó nada a John Williams sobre esos dos, en base a la primera película, él estaba convencido que era cuestión de tiempo que Luke lefara a la Leia y le diera sus buenos biberones de lefa fresca y claro, después resultó que eran carnales y nos quedamos con temas romanticones que son más propios de los incestos truscolanes, que esa gentuza cogen entre primos-hermanos y así han salido.

    Comenzamos con un tiburón de punta de aleta negra, que esos son más raros de ver, fascinantes y muy estilizados y personalmente, uno de mis tiburones favoritos, aunque si no digo la verdad, a mí me fascinan y me gustan todos los tiburones salvo los podemitas y suciolistas que son carroñeros. Estamos también disfrutando con los corales y la fauna local y volvemos a ver al tiburón de punta de aleta blanca, que pasó pero que muy cerca de mí y lo volvemos a ver, que se quedó con nosotros un rato, son pequeños, por si alguno no se ha dado cuenta y en eso que aparece el Napoleón, u otro Napoleón y ya no sabemos qué mirar, yo señalo a uno, el Dive Master señala al otro y claro, el cuello se resiente porque vamos dando bandazos de un animal a otro. Aquello fue fabuloso con varios tiburones de punta de aleta blanca y el Napoleón. Fue algo tremendamente fastuoso y digno de mi Ángel de la Guarda y alrededor de nosotros danzando bancos enteros de peces de diferentes colores, que el festival es que no acababa y de nuevo la música acompaña fabulosamente a las imágenes, como no podía ser de otra manera. Llegando al final hay un banco enorme de peces amarillos rastreando una zona de las rocas, supongo que buscando leuros o comida y me dejaron acercarme a ellos. Esta fue una inmersión fabulosa.

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