Una de las peculiaridades holandesas es la existencia de meaderos en las calles del centro de casi todas las grandes ciudades del país. Han existido desde tiempos que yo no recuerdo ya que son anteriores a mi llegada en el año 2000. Nadie les presta atención y los hombres los usan cuando los necesitan y nadie se lleva las manos a la cabeza por ver a un tío en uno de ellos meando, o más bien, por verle la espalda mientras está meando. Las mujeres, como en todos lados, se han de buscar la vida y hacer el típico corrillo entre unas cuantas para ocultar a la que se esconde en el medio, se acuclilla y mea, como hacían todas mis amigas en los tiempos de las verbenas universitarias y creedme, algunas eran expertas en el asunto. Otras, balas perdidas, tenían la mala suerte de quedarse dormidas mientras meaban borrachas y gracias a eso nos estuvimos riendo de una cuatro años tras tener expuesto el potorro durante varios minutos en una fiesta de la bajada de la rama en Agaete y por descontado, ninguno la despertamos, ya que esa no es nuestra misión.
Regresando a los urinarios o meaderos, que es el nombre más técnico, en la ciudad de Utrecht predomina el estilo del que se puede ver en esta foto:
Solo desde el punto en el que hice la foto se puede ver al julay que lo está usando. Una desventaja de este estilo, similar a algunos viejos que hay en Amsterdam (como éste) es que su uso se limita a una sola persona en cada ocasión, con lo que cuando un grupo de amigos pretende usarlo, hay que esperar a que te toque tu turno. La parte inferior está abierta para evitar que las hembras lo usen acuclillándose y dejen el lugar pringado de orina. El meadero de la foto anterior es muy popular y reconozco que la noche anterior al día que hice la foto yo fui uno de sus usarios.
Una compañía holandesa ha creado un nuevo tipo de meaderos que se están popularizando y que ya han sido colocados en varias ciudades europeas, sobre todo en lugares con mucho jolgorio y fiestas en los que la gente puede necesitar de este servicio. En Amsterdam, la primera vez que vi uno fue en la calle Reguliersdwarstraat, paralela al mercado de la flores y que suelo usar porque es un atajo perfecto para desplazarte sin la marabunta de turistas que bloquean la circulación tanto en la calle del Mercado de las susodichas como en Kalverstraat. El único inconveniente que tiene Reguliersdwarstraat en esa zona es que es zona julándrica de riesgo máximo y has de pasar rápido, mirando al suelo y procurando cubrirte con una mano el orto para que no te empeten un rabo. Si en esa zona te cruzas con dos hembras, no son dos amigas paseando inocentemente sino dos frotadoras de chichis en su entorno natural y el predominio de banderas con el arcoiris está justificado. A lo que iba, cruzando por esa calle un día veo a un hombre que con un mando remoto estaba subiendo al nivel de la calle un meadero. Literalmente lo subió, apareció desde el suelo y ocupó su lugar. Ese día no tuve tiempo ya que iba con prisa para llegar a tiempo al cine pero en otra ocasión que fui por allí me paré e hice una foto del lugar en el que estaba el meadero:
Como se puede ver, cuando está cerrado parece una sofisticada tapa de alcantarilla o de cableado de ciudad, con el único detalle de la flecha con el nombre y la prohibición de aparcar bicicletas.
Cuando lo alzan, tienes tres meaderos en plena calle y una de las ventajas del sistema es que al bajarlo, la máquina que lo contiene lo limpia, con lo que siempre está listo y limpio. Los que hay en Hilversum son más horteras pero permiten que cuatro personas meen en paralelo. Puede parecer algo que jamás usarías pero cuando andas de juerga y saltas de bar en bar o simplemente estás pasando por la calle, son extremadamente útiles. Dos o tres de estos trastos en las zonas en las que cada año se celebran los mogollones carnavaleros serían un sueño hecho realidad, ya que las soluciones temporales que aportaba el ayuntamiento eran sucias y hedían a meado, al igual que el perímetro de las mismas.