El Leal Senado era el principal edificio administrativo de Macao en los tiempos portugueses. Está al comienzo del Largo do Senado al que seguramente da nombre. Lo de leal se lo otorgó el Príncipe regente João en 1810 por su lealtad a Portugal en tiempos pretéritos. El edificio es del siglo XVIII (equis-uve-palito-palito-palito). En la actualidad es la sede del Instituto para os Assuntos Cívicos e Municipais y por supuesto forma parte del Patrimonio de la Humanidad, según la UNESCO. Tiene un patio interior que se puede visitar y creo que también estuve en la sala de ceremonias de la primera planta. Para llegar al edificio hay que cruzar una calle con un montón de tráfico y con unos semáforos que vuelan del color verde para los peatones al rojo.
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Desde Utrecht a Kuala Lumpur pasando por Abu Dhabi
En realidad podría comenzar a contar este viaje desde una semana antes de salir ya que he estado liadísimo. Aparte de trabajar, la semana pasada la pasé escribiendo anotación tras anotación, sobre todo con fotos y de cine para que ésta la mejor bitácora sin premios en castellano no quedara desangelada, ya que nunca se sabe si tendré o no acceso a Internet en los sitios a los que voy. A eso se le unió un par de días que trabajé en el jardín ya que por fin llegaron las buenas temperaturas, aunque duraron cuarenta y ocho horas. Esta es la primera vez que me voy de Holanda sin haber visto uno solo de los cientos de tulipanes que tengo en mi jardín y supongo que para cuando regresen ya habrán desaparecido.
El jueves por la noche miraba la página de la compañía ferroviaria y descubría que el viernes por la noche y hasta el sábado por la mañana estarían trabajando en la zona del aeropuerto y llegar se complicaría un poco. Opté por reservar un taxi y que me recogiera a las seis de la mañana, ya que mi vuelo hacía sobre las diez de la mañana y me gusta tener tiempo parar imprevistos. Por la tarde el viernes fui al cine a ver cierta tercera y mierdosa parte de una saga de películas de un superhéroe que está hecho de latón y después visité a mis vecinos para darles las últimas instrucciones. Ya en mi casa comencé a tirar cosas sobre la cama del cuarto de invitados y cuando más o menos lo tenía todo, hice la mochila. Por falta de tiempo y de ganas pasé de hacer la ceremonia del pesado pero al terminar comprobé que me quedé por debajo de los diez kilos. Más o menos me llevo lo mismo que en años anteriores más el trípode Travel Angel y algunas otras cosillas que añadí. Sobre la medianoche me pillaba escribiendo la anotación sobre la película anteriormente mentada y me fui a la cama alrededor de la una, levantándome a las cinco y diez. Me duché, me afeité, me vestí y desayuné una cristina con café con leche. El taxi llegó cinco minutos antes de tiempo pero ya estaba preparado así que salí.
Yo prefiero ir en tren porque los taxis a esas horas intempestivas me ponen de los nervios. Casi siempre el desgraciado que lo lleva está acabando su turno y tiene que estar agotado y voy en tensión por si se duerme en la carretera y me da el finiquito. Llegamos a Schiphol sobre las 06.40 y la facturación de Garuda Indonesia abría a las 07.20, tres horas antes de la salida del vuelo. Técnicamente yo he comprado mi pasaje a Etihad Airways, pero de los cuatro vuelos que tengo con ellos, solo uno es en un avión de esa compañía. Fui uno de los primeros en facturar y me pusieron en el asiento 33D, así que imaginé que estaría en el medio del avión. Después me fui a la puerta de embarque y me dediqué a chatear con el Rubio, el cual estaba en ese momento en Abu Dhabi haciendo escala camino de Bangkok. Parece que mis dotes para buscar billete son muy buenas ya que ellos se descojonaron de mí y acabaron yendo con la misma compañía solo que ellos tuvieron que salir desde Dusseldorf ya que el vuelo de Amsterdam estaba completo. También les salió algo más caro, unos ciento veinte euros por billete y si tenemos en cuenta que son cinco, pagaron seiscientos leuros adicionales por no comprar el billete al mismo tiempo que yo.
Al entrar a la sala de embarque tuve que pasar el control de seguridad con el escáner corporal. El holandés no pone nada extraño en la imagen, al contrario que los americanos que servían para ver gente en pelotas. Estando allí se me ocurrió lo que molaría pasar ese control con el rabo morcillón y envuelto en platina. Seguro que se monta un escándalo cuando ven que estás preparado para matar. Entré al avión y no parecía muy grande, más que nada porque había demasiado espacio entre las filas de asientos. Era un Airbus A330-200 y resultó que iba sentado en la última fila. Estaba en la tira de asientos centrales, que en esa parte del avión solo tiene 3 y los dos de al lado iban ocupados por hindúes, a los que por supuesto, ignoré. No sé por qué no me gusta este tipo de aviones, hacen poco ruido y no vibran mucho, pero pese a todo, sigo quedándome una y mil veces con el Boeing 777. La azafata que agarraba el micrófono para echarnos los rollos debía tener la campanilla pegada a la garganta después de tragarse la lefa de todos los machos de la tripulación porque no se le entendía una mierda, ni en indonesio ni en inglés. Procuré (y conseguí) no dormirme durante las seis horas y pico del vuelo y me dediqué a jugar con el iPad y a ver series. También estuve escuchando el cuarto libro de la saga The Lost Fleet de Jack Campbell. Al ir en pasillo no vi mucho del aterrizaje y al tomar tierra lo que me alucinó es que el aeropuerto de Abu Dhabi estaba todo mojado y no sabía si es que lo riegan o si se había producido un milagro anunciando mi llegada y había llovido. El avión seguía hacia Jakarta, lo cual igual habría sido más conveniente para mí pero los de Garuda te pegaban una levantada del copón. Mi siguiente avión salí de la terminal 3, una nueva y sin una especie de seta azulejeada horrenda que hay en la terminal vieja y que algunos habréis visto en la foto que mando cada día. Tuve que ir a los mostradores de transferencia porque me tenían que dar mi tarjeta de embarque para el segundo vuelo.
Después tenía unas horas sin hacer nada y busqué un rincón con un enchufe de pared para cargar mis dispositivos mágicos y maravillosos por si acaso. El aeropuerto parece diseñado por el mismo pollaboba que hace los españoles y que parece que desconoce la tecnología actual. A mí me hayan dos mezquitas y miles de tiendas me la trae floja, ponme butacas cómodas y sitios donde pueda cargar mis cosillas, aunque igual eso explica por qué los viajeros han elegido al aeropuerto de Schiphol como el mejor de Europa y uno de los mejores del mundo y en esa lista ni hay españoles, ni está el de Abu Dhabi.
Mi segundo vuelo estaba operado por Virgin Australia y con esa compañía sí que tenía curiosidad por viajar ya que de siempre la he asociado con el puro lujo María. Mi asiento era el 40A y por lo que yo sabía, era cerca de la penúltima puerta del avión. Allí sí que había gente por un tubo pero como los malayos parecen poco espabilados, cuando anunciaron el embarque todos corrieron hacia la zona de embarque de clases Business, los europeos nos fuimos a la zona para turistas y cuando los bloquearon y les dijeron que fueran a la otra zona, nosotros ya nos descojonábamos de ellos. Se me olvida comentar un momento antológico en el aeropuerto. Había tres terroristas musulmanes y de repente vienen tres emburcadas, que al parecer eran sus parientas. No se les veía ni los ojos. Digo yo que es milagroso que cada uno sepa cual es la suya. Bueno, las tres emburcadas caminaban del copón. Un rato más tarde, cuando vamos a embarcar, tres mozos con sillas de ruedas fueron a recoger los burkas con chocho debajo. De repente las tías eran minusválidas (que milagro más grande cuando las vi caminar con soltura) y se apalancaron en las sillas, se pusieron encima una cantidad ingente de bolsas y entraron en el avión de esa guisa, haciendo el paripé. El avión era un Boeing B-777 y hay que reconocer que Virgin se lo curra. Precioso por dentro y casi lloro de emoción cuando veo que hay una toma USB en cada asiento para que recargues tu móvil y un enchufe cada dos asientos para que conectes tu portátil. Eso es estilo y lo demás es bobería. El piloto dijo que por congestión aérea teníamos que salir con cuarenta minutos de retraso y yo me dormí. Era de noche, el avión estaba a oscuras y todos teníamos nuestros asientos reclinados y nuestras máscaras para los ojos así que la azafata nos tuvo que despertar antes del despegue. Según volábamos, pasaron sirviendo un tentempié, el cual me comí y me sirvió para amodorrarme. Dormí cinco horas y algo de un tirón y me desperté cuando comenzaron a servir el desayuno.
Aterrizamos más o menos en hora, ya que pese al retraso en la salida, el vuelo fue más corto de lo habitual y una vez en el aeropuerto de Kuala Lumpur o KLIA, sabía como moverme ya que he estado en este mismo aeropuerto varias veces. Pasé el control de inmigración, recogí mi mochila, fui a la estación de tren que hay en los bajos del aeropuerto y media hora más tarde estaba en Kuala Lumpur. El tramo final hasta el hotel fue en el monorrail. Después de darme una ducha salí a dar un garbeo por las torres petronas, a las que llegué en el monorrail y después caminando. Quería hacer algunas fotos de noche y me llevé el trípode. Después regresé al hotel, cansado tras un día agotador y aún sin llegar a mi destino, pero ese será el relato de otro día.
El relato continúa en Desde Kuala Lumpur a Bali
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La semana pasada en Distorsiones
Para cuando leáis esto seguramente yo estaré en Bali, en el otro extremo del mundo y por debajo de esa línea imaginaria que llamamos ecuador. Preparar la mejor bitácora sin premios en castellano para que mi ausencia no se note demasiado ha sido una tarea titánica y aunque parezca que la semana pasada no he estado escribiendo, lo cierto es que he escrito más que nunca y lo iréis viendo en los próximos días. En Por si quieres noveleriar mientras camino por Indonesia ya lo anunciaba y avisaba para que los que quieran recibir las fotos y los vídeos que voy haciendo más o menos en tiempo real se apunten. Por lo demás, la semana transcurrió básicamente entre fotos de Macao, sin anotaciones por la noche salvo para comentar El día que entré en la manada, ya que por algún misterioso mecanismo, los holandeses no se han dado cuenta del mal bicho que soy y me han concedido la nacionalidad neerlandesa, con lo que mi reina es argentina y ahora debo moverme por el mundo con un trozo de queso de plato en el equipaje.
Hemos llegado a Macao y pasaremos en esta antigua colonia portuguesa que ahora pertenece a China un tiempillo. Comenzamos el paseo por el Largo do Senado, seguimos en la misma calle viendo el Centro de Macao, pasamos por la Igreja de São Domingos y acabmos entrando para ver el Interior de la Igreja de São Domingos. Las próximas semanas seguiremos en Macao y en lugar de las cuatro fotos semanales veremos cinco ya que éste es el último resumen hasta que regrese de las vacaciones. Le dimos la bienvenida al Club de las 500 a unos Rascacielos junto a la estación central en el club de las 500 y al Puente de Brooklyn en el club de las 500.
Fui al Cine dos veces pero como he acumulado películas ha destajo comenté tres (de las que dos fueron las que vi). Tengo escritas tres anotaciones de cine para cada uno de los próximos fines de semana, así que en ese sentido estaremos bien surtidos. Me lo pasé muy bien con Memorias de un zombie adolescente ? Warm Bodies, me reí con 21 & Over y bueno, me aburrí todo lo que quise y más con Iron Man 3.
Especialmente durante el periodo de vacaciones resulta interesante pasarse con frecuencia por Comida en fotos para ver lo que como por tierras exóticas. Como ando hasta el culo de cosas para hacer, esta semana me salto el resumen fotográfico y ya lo reanudaremos cuando regrese de vacaciones.
Y así transcurrió la semana …
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21 & Over
Como puede parecer que yo voy escribiendo un rato antes de publicar, seguro que suena raro que diga que esperaba poder comentar esta película como agua de mayo ya que antes de escribir había escrito sobre cuatro o cinco dramas y ya me comenzaba a pesar demasiado el tono serio. Bueno, entramos en el territorio de la comedia y en este caso no de una de esas que se basa en diálogos inteligentes y trabajados sino en los porrazos, golpes, caídas y demás. Es humor del más barato pero que cuando funciona nos hace pasar un buen rato. La película se titula 21 & Over y no tiene fecha de estreno en España, lo cual me hace temer lo peor y creo que tendréis que esperar a que la den por la tele o buscarla por la red.
Dos julays van a casa del amigo chino a celebrar sus veintiún años y montan un pitote que no veas
Un chamo medio chino que es el hijo perfecto que ninguno queremos tener recibe la visita de sus dos amigos del instituto para celebrar sus veintiún años. Aunque el colega no quiere, se terminará prestando a salir con ellos de parranda y se correrán una juerga épica en la que todo lo que puede salir mal irá a peor y en la que descubrirán un montón de cosas sobre ellos mismos que no conocían. Al final de la noche, sus vidas habrán cambiado para siempre.
Esta es una especie de mezcla de todas la películas con grupos de machos yendo de juerga que hemos visto últimamente. Lo que la diferencia es que son jóvenes y básicamente actores no muy conocidos. Por supuesto tenemos alcohol en cantidades industriales y todas las bromas que pueden surgir del consumo masivo del mismo. El chino es el sujeto de escarnio y el que más se emborracha pero son los otros dos los que con sus ideas y sus actos llevan la película para uno u otro lado. Los diálogos no son particularmente brillantes y la historia pierde mucho cuando hablan y gana mucho cuando tenemos escenas cómicas. Me reí en varias ocasiones y me lo pasé bien, aunque no puedo dejar de pensar que la podrían haber mejorado muchísimo. Algunas escenas se hacen demasiado largas y lo que divierte al principio termina cansando cuando dura mucho. De los tres protagonistas me quedo con Skylar Astin, el cual parece ser capaz de actuar y es el único que consigue que te lo tomes en serio. El chino no era más que un payasote y sus mejores momentos son cuando se quita la ropa y corre por las calles. Para amenizar la película tenemos una buena dosis de chochas descerebradas que aparecen de cuando en cuando y nos alegran el momento.
No se puede decir mucho más de esta película. Es una comedia simple y simplona, diseñada para agradar a los miembros del Clan de los Orcos y que no tiene más pretensiones. Si buscas algo ligero para matar un rato, es perfecta. Si pretendes obtener una satisfacción intelectual, entonces evítala a toda costa.