Una de las entradas más fascinantes de la catedral de Sevilla por lo distinta que es del resto del conjunto es la Puerta del Perdón, situada en la fachada norte. Por ella se llega al patio de los Naranjos y pertenecía a la antigua mezquita con lo que le da un aspecto un poquito musulmán a uno de los lados de la catedral. Pese al abusivo precio de la entrada, la catedral de Sevilla debería estar en la lista de lugares a visitar de cualquiera que pase por allí.
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Si bebes pedalea pero no conduzcas
Llevo tantos años haciendo fotos de bicicletas que a veces ni yo mismo sé las que he puesto por aquí. Andaba rastreando mi colección para elegir una cuando me tropecé con esta, un tipo de vehículos para pedalear que ya hemos visto anteriormente pero que como siempre me ha parecido muy cachondo, cada vez que pasa uno a mi lado le hago una foto. La foto de hoy lleva en mi colección desde mayo del año 2008 y la hice en Rembrandtplein, en Amsterdam. Como se puede ver, el pub con pedales iba petadísimo de gente bebiendo y haciendo ejercicio. Más adelante llegaron a un puente y se tuvieron que bajar a empujar el cacharro porque llevaban una moña tan grande que ya ni podían pedalear con fundamento. Para aquellos que tengan curiosidad, alquilar la bici por dos horas vale 425 leuros si son menos de ocho y 475 hasta diecisiete personas. Si se hace en domingo hay cincuenta leuros de descuento y en el precio están incluidos treinta litros de cerveza, el conductor y seguro de daños a tercero. Imagino que si la tienen que llevar a otro lugar del país cobrarán un suplemento.
Una cosa está clara. Cuando pasas por una calle en esta bici, tienes inmediatamente la atención de todo el que camina por la misma. Es sencillamente espectacular.
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Coro de la catedral de Sevilla
Cuando entras en la catedral de Sevilla te queda claro que por allí se traficó con mucho dinero y la iglesia católica apostólica romana y de los tocadores de niños sacó tajada siempre que quiso. La catedral es básicamente una enorme Isla del Tesoro en el centro de la ciudad. Los hay en metales preciosos y joyas y también los hay en arte. He optado por ahorrarnos el sufrimiento de ir por todo ese despliegue de opulencia cristiana (gracias a su Dios, las palabras Modestia y Caridad no forman parte de su vocabulario) y la única que veremos es ésta del coro de la catedral, acabado en el siglo XVI (equis-uve-palito) y que consta de ciento veintisiete sitiales, con lo que un montón de gente puede dar berridos allí.
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Contra viento y marea
El viernes por la noche, el cordón umbilical que me conecta con el universo binario comenzó a dar señales de agotamiento y el sábado por la mañana estaba muerto. Como la Ley de Murphy es válida en todos lados, coincidió con las vacaciones de mis vecinos y nunca me he preocupado de apuntar la contraseña de su red WiFi. Así, sin más, quedé aislado del universo, salvo por la conexión del móvil. El sábado llamé al centro de atención al cliente y descubrí que contratan monos en lugar de personas para realizar el trabajo. El simio que me atendió, me guió por un estúpido proceso de preguntas para las que yo ya le había dado la respuesta y concluyó conque habían problemas en mi zona y debía esperar una hora antes de volver a intentar. Así, cada dos horas, llamada, espera, diálogo de besugos y ninguna solución. El domingo fue más de lo mismo. Hoy salí de mi casa cabreado a las ocho y con una lluvia fuerte y persistente, acompañada de truenos, rayos y relámpagos. Al llegar a la estación de Utrecht Centraal me esperan en la misma veinte mil personas que no son mis más-mejores-amigos y descubro que por culpa de un rayo, todo el tráfico a o desde esa estación está suspendido y no se sabe cuando se reanudará. Tras esperar dos horas, regresé a mi casa, doblemente frustrado y acordándome de la puta que parió al Murphy y su ley. A las doce y diez conseguí viajar en tren a Hilversum. para entonces ya había cancelado mi contrato con Ziggo, el cutre-proveedor que me suministra televisión, teléfono e Internet. El idiota que me atiende y al que le explico la situación y lo que espero de él y que se puede resumir en cancelar mi contrato, me termina transfiriendo a otra persona, seguramente alguien que sabe manejar casos «frustrados«. Mi paciencia en ese momento está en mínimos históricos y cuando empieza con su letanía le corto en seco y le explico que o me cancela mi contrato, si es que está mentalmente capacitada por la tarea o me lo dice ya mismo y yo lo hago por carta, lo cual me supondrá que no se rescindirá hasta un día más tarde, ya que tengo un preaviso de 30 días. La mujer capta el concepto, se pone a la tarea y trata de colar que pueden venir a mi casa a arreglar el problema seguramente en cuatro días y yo solo tengo que pagar esa visita, si es el módem el que está estropeado me lo mandarán por correo unos días más tarde y si no, Dios mediante comenzarán una investigación. Como soy una bellísima persona, en lugar de mandarla a follar cabezudos coreanos de mierda, le explico que sin Internet en mi casa no puedo trabajar desde la misma y su empresa solo acude entre 9 y 5 de la tarde y le recuerdo que su misión, la cual ha aceptado, es cancelar mi suscripción y continuar con su bellísima vida. Retoma la tarea de pulsar botones en un teclado sin saber muy bien para qué y antes de cortar me ofrece como algo extraordinario y sin precedentes que uno de sus operarios puede venir a mi casa en DOS días, solo DOS, por supuesto yo pago la visita y mirar si el módem funciona. Ignoro el mensaje, recibo la confirmación del cese de contrato para el dieciocho de julio y le deseo todo lo mejor, siempre.
Después miro en Internet y de las ofertas existentes, me quedo con T-Mobile, aunque en realidad es ONLINE, compañía de la que ya fui cliente en algún pasado (creo que he estado con todos los proveedores de ADSL en Holanda) y llamo para contratar el servicio. Solo Internet, sin teléfono y sin televisión, con tropecientos megas en bajada y alguno en subida, con un año de contrato que por supuesto respetaré y cancelaré un día más tarde de que se cumpla, todo por dieciséis leuros al mes. A partir de ahora, volvemos al sistema tradicional de un contrato de un año de duración y al final del mismo salto a otro proveedor, sistema fabuloso y que siempre te permite ahorrar un montón de dinero. La única pega es que tardarán tres semanas en activarme la conexión y eso significa que hasta que vuelvan mis vecinos, no tengo Internet en casa y ésta la mejor bitácora sin premios en castellano tendrá todo su contenido enlatado previamente y puede que hayan algunos agujeros en los días en los que no tenga tiempo para preparar algo desde el trabajo o traerlo desde mi casa.
Pese al mareo y las triquiñuelas que tratan de hacerte, sigue pareciéndome fantástico que con una sola llamada de teléfono puedo cancelar todo el servicio y con una segunda llamada puedo contratar uno nuevo y dejarlo todo apalabrado. Si hay que buscar un culpable, soy yo mismo por acomodarme y dejar de saltar de proveedor como hacía anteriormente. El ahorro previsto para los próximos doce meses será de trescientos leuros, ya que paso de pagar cuarenta y dos leuros al mes a pagar dieciséis. En el camino se queda la señal de televisión que no veo (uso un apple TV para mi propia y fabulosa programación) y un teléfono que jamás conecté y con el que hice una sola llamada en un año.