Aunque en San Gimignano hay varias plazas rodeadas de edificios mucho más populares y definitivamente con más gente, a la hora de elegir una foto con una de las plazas me he quedado con la de San Agustín, enfrente de la iglesia del mismo nombre que veremos en los próximos días, una plaza tranquila, con un claro toque de pueblo mediterráneo y con un pozo en la misma, ya que aunque ahora los chavales que viven y crecen en el CaraCuloLibro no se lo puedan creer, hasta hace cuatro lunas no había agua corriente en las casas y la gente acudía a los pozos para obtener el preciado líquido. Hace unos años estuve obsesionado con los pozos y creo que tengo al menos cien, en diferentes ciudades españolas e italianas, en Alemania, Portugal y en todos los sitios en los que me los encontré. En Holanda, con tanta agua a nuestro alrededor, no recuerdo haber visto ninguno. Volviendo a la plaza, lo que seguramente distingue a la Piazza Sant’Agostino de las otras es que no tiene tropecientas terrazas de bares en la misma y una multitud apalancada en todas las mesas comiendo, bebiendo y teniendo su experiencia comercial en la Toscana italiana para contárselo a sus amigos cuando vuelven a casa. Aquí solo tenemos al hombre que se apoya en el pozo y que parece estar disfrutando del sol mañanero.
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Tremendo meneo cristiano
El lunes al salir del trabajo me pasaba por el supermercado para comprar un par de cosas que necesitaba y prepararme la cena. Me gusta ir casi a diario por el super, ese punto de encuentro de la gente del barrio. En España, los hipermercados me parecen lugares muy deshumanizados en los que hasta marcan tu velocidad de compra con música. Por algún misterio divino, la comida siempre me ha parecido más cara en España y siempre alucino con los precios de las verduras cuando paso por allí, sobre todo porque muchas de las que yo compro son importadas de España. Tras hacerme la cena me puse a hacer los deberes de italiano y entre medias mi amigo el Rubio cerraba las negociaciones para ir a su casa ayer. Visto que el evento era inevitable, preparé una docena de magdalenas para llevar 10 como ofrenda y horneé un montón de lacitos de hojaldre, la mayor debilidad de la Unidad Pequeña número 3 y la que me ha terminado rebautizando como Ola. Creamos el evento en nuestro Find my friends y ayer por la mañana su mujer y yo sincronizábamos nuestras agendas para encontrarnos en la estación de tren.
Salí de la oficina quince minutos antes de la hora habitual y lo más increíble es que no solo no se notó sino que mi productividad de ese día estuvo por encima de la media. Mientras avanzaba comprobaba que la Primera Esposa de mi Más-mejor-amigo también se desplazaba y así, dos minutos antes de la salida del tren, nos encontramos en la parte anterior del mismo. Ahí me informó que por ser martes era un día algo complicado ya que debía ir a recoger a la Unidad Pequeña número 2, llevarla a clases de natación en Woerden, regresar para recoger de las clases de tenis a la Unidad Pequeña número 1, ir a la guardería a recoger la Unidad Pequeña número 3, volver a Woerden para buscar a la Unidad Pequeña número 2 tras su clase de natación y regresar a la casa para comenzar con las actividades relacionadas con la cena. A mí solo con contármelo ya me angustió y decidimos repartirnos las tareas. Yo me quedaba en el villorrio y me hacía cargo de las Unidades Pequeñas número 1 y 3 y ella iba a natación con la otra y se quedaba allí esperando. Todo esto se dijo y se habló mientras le contaba la situación más actualizada de mi drama laboral, le informaba sobre las vacaciones en Gran Canaria, le enseñaba la comida (jamón serrano ibérico, fuet, vino, lacitos, magdalenas) y los regalos de los niños e incluso rastreábamos la ubicación del Más-mejor-amigo. Además, ella avisó por mensaje a la profesora de tenis y a la guardería que las Unidades Pequeñas número 1 y 3 serían recogidas por un extraño y no por una de las Unidades parentales. A mí me conoce todo el mundo en el villorrio por ir a patinar así que tampoco fue un gran problema. Además, los chiquillos no solo me identifican, se lanzan a por mí tan pronto como me ven. Yo me quedé con las llaves de la casa y mientras ella se iba a completar su misión, comencé a preparar la pitanza y después cogí una de sus bicicletas para ir al club de tenis. La mía la había dejado aparcada en la estación de Woerden ya que ella tenía el coche aparcado allí y por la noche regresaba a tomar mi tren de vuelta a casa. El club está a unos cientos de metros así que llegué en menos que nada, entré e inmediatamente se dispararon las alarmas ya que en ese pueblo no hay negros o eso que ahora hipócritamente se denomina personas de color ni tampoco terroristas musulmanes y claro, como yo soy africano se piensan todo lo peor … siempre. La chiquilla estaba jugando al tenis con otros niños y su profesora y cuando me vio se puso como un muñeco con pilas alcalinas de las del conejo de contenta. Uno de los habituales del club informó a los demás que pese al aspecto de terrorista musulmán de mierda, yo tengo pasaporte de la Alianza de las inCivilizaciones del ex-presidente y destructor de países ZaPatazos, el mismo que crió y engordó a las dos Bostas Góticas que vaciaron las arcas del estado solo comiendo carne-cochino y a las que hicieron una foto junto al Yes-You-Can o presidente del Imperio que se tuvo que borrar de las Internetes porque era terrorífica y espantosa sin lugar a ninguna o incluso alguna duda. Estuve viendo a los chiquillos jugar al tenis unos veinte minutos y en paralelo controlaba la posición del Rubio y hablábamos por teléfono. Cuando acabó la clase la Unidad Pequeña número 1 se vino conmigo y pedaleamos en nuestras respectivas bicicletas a su casa. Íbamos a ir a buscar a su hermana cuando veo que el Rubio está a ochocientos treinta y dos metros de la casa así que lo llamo y lo desvío para que recoja a su más reciente creación y yo me vuelvo a la cocina a preparar los entrantes, las bebidas y demás. Unos minutos más tarde llegaban el padre y su hija y cuando ella me vio empezó a gritar Ola, Ola, Ola y a husmear el aire para detectar la comida que traje. Cuando vio los lacitos de hojaldre yo creo que se corrió por lo menos tres veces de puro gusto. Su hermana se centró en el jamón serrano ibérico. Nos sentamos en el porche a disfrutar de unas cervecitas frescas mientras esperábamos la llegada de la Primera Esposa y la Unidad Pequeña número 2. Los chiquillos corrían en el jardín y jugaban tirándose por la tirolina y quemando energía subiendo y bajando a la casa que tienen sobre un árbol y por el tobogán. Cuando se completó el grupo y éramos como una familia, acabamos de preparar la cena y a mí me toco junto a la Unidad Pequeña número 3 ya que ella quería comer conmigo. Después me obligó a ver su nuevo dormitorio y de milagro no me tocó a mí leerle el cuento cuando llegó la hora de acostarse. No sé como lo hacen los padres pero yo acabo agotado cada vez que los visito. Una vez conseguimos poner a cada chiquillo en su zona de recarga, les hice jurar que no van a tener más, que chingue fuera de la cuevita por si acaso ya que en esa familia la semilla es muy potente y parece más bien hierba mala porque agarra hasta en donde no debe. Pasamos la velada hablando, bebiendo y zapeando por programas absurdos que dan en la tele y que usamos de ruido de fondo. Los chiquillos antes de dormirse me hicieron jurar y prometer por lo menos sagrado que la próxima vez me quedo a dormir en la casa, pero no creo que sea posible ya que mi agenda de las próximas semanas está más petada que la puerta de una oficina del paro en España.
Cerca de las once me alcanzaron a la estación, tomé el tren de vuelta a Utrecht y alrededor de las once y media entraba en mi casa agotado. Me fui directo a lavarme los dientes y de allí a la cama.
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Colinas de la Toscana desde San Gimignano
Parecía que me iba a decantar por una ciudad española para continuar el eterno paseo fotográfico pero ayer, al llegar a mi casa cerca de la medianoche, me encapriché con seguir en la Toscana y más concretamente en San Gimignano, un pequeño pueblo amurallado medieval que tiene una colección soberbia de torres y que descansa en lo alto de una colina. Está a medio camino entre Siena y Florencia y ha sido declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco (o más concretamente, el centro histórico que es en donde nos moveremos). En la toscana, allá por la Edad Media, las familias con guita hacían ostentación de su poder económico con torres en sus casas y en este poblacho había mucho adinerado. Por alguna extraña conjunción una gran parte de esas torres han sobrevivido hasta nuestros días y ahora el pueblo es un lugar de visita obligada. En nuestro caso pasamos medio día y básicamente tuvimos tiempo de ver los hitos más importantes, callejear, subir a alguna de las torres y disfrutar con el paisaje del lugar. En San Gimignano viven unos miles de personas y el sitio tiene un aspecto muy bucólico y encantador, al menos para hacer turismo porque si a mí me obligan a vivir allí, me marchito en dos semanas.
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Marzo en mi flickr
Me apetece cerrar el ciclo de estadísticas sobre las fotos y dejarlo descansar unos meses así que este será el repaso final de la primera temporada de estadísticas de mis fotos en flickr. Con este serán siete los meses en que revisitamos algunas imágenes que por razones desconocidas, gozan del favor del populacho. Estos resúmenes comenzaron en septiembre y siguieron en octubre, noviembre, diciembre, enero y febrero.
En los últimos treinta y un días se produjo un vuelco en las dos primeras posiciones y se cambiaron las plazas. La ganadora de enero recuperó el trono y así tuviomos que el Tulipán Grandes Historias vuelve a reinar. Como entramos en la época de estas plantas, era de esperar un incremento del interés por las mismas. Ya sabéis que el nombre original de la foto es el de Tulipanes naranja desde el suelo.
En segundo lugar tuvimos el Estofado de carne y cerveza Guinness y eso que ahora que se va el frío lo de los estofados es como que no tan deseable ya que con el calor no nos apetece encochinarnos y requintarnos comiendo:
En tercer lugar aguantó la plaza el objetivo CANON 24-70mm f/2.8L y esta foto sí que me da por preguntarme que lleva a la gente a buscar imágenes de este objetivo por Internet. Puedo entender que quieras leer críticas sobre el mismo, pero ¿ver una foto? En fin, hay de todo en el mundo y no voy a ser yo el que redescubra la rueda:
En cuarto lugar y esto parece ya que me he limitado a copiar lo que escribí el mes anterior tenemos el plato holandés Stamppot Boerenkool, el cual también estaba en cuarta plaza el mes pasado. Con el calor, definitivamente esto es algo que no quieres comer a menos que busques reventar:
En quinto lugar y subiendo desde la décima posición tenemos una Bici taxi, medio de transporte que jamás he tomado ya que me da algo de grima el obligar a alguien a cargar con mi peso, por mucho que le pague. Tampoco he subido nunca a ninguno en Asia y mira que me lo han ofrecido en cientos de ocasiones:
No sé que coño le pasa a la gente estos días pero Una vela encendida atrae un montón de visitas. La foto no tiene nada de particular así que no puede ser por mis capacidades obviamente superiores para retratar dicho objeto. Aún así, ahí queda en sexta posición:
En séptima posición volvemos a tener las mismas putas de siempre, esas que podéis ver pero no fotografiar en Los escaparates de las putas en el Barrio Rojo y que en esta foto ni siquiera son reales ya que es una imagen tomada en la miniatura que hay en el Madurodam:
En octavo lugar tenemos algo que nos permite Ver de cerca aquello que está lejos y que no es otra cosa que mi objetivo Canon EF 400mm f/5.6L USM, nombre que también corresponde a la foto y que al igual que con la otra, la razón de su popularidad es un misterio:
En noveno lugar tenemos una foto de las galletas Zandkoekjes, unas galletas de mantequilla muy típicas en Holanda, sencillas de preparar y que la gente suele hacer junto con los niños para tenerlos entretenidos y que no anden destrozando la casa. Esta foto ya estuvo en primera posición de este hit-parade hace unos meses y parece que regresa con fuerza:
Por último y cerrando la lista tenemos otra foto de comida, en este caso de Pollo al vino blanco y si no me equivoco, es la primera vez que entra en una de estas clasificaciones. Esta sigue siendo una de mis comidas favoritas y que hago con cierta frecuencia y hasta el más torpe debería ser capaz de cocinarlo:
Y así quedó el mes de marzo y aquí cerramos por el momento este repaso visual a algunas imágenes que para los habituales deberían resultar muy conocidas. Igual cuando vuelva el otoño lo retomamos …