Esta semana vamos a ver fotos hechas desde el fuerte de Isabel, construido en el siglo XVII (equis-uve-palito-palito), que se construyó para defender a la ciudad desde fuera de la misma pero como creció acabó empotrado en la ciudad y ahora sus murallas se pueden visitar para unas vistas espectaculares de los tejados de la ciudad y en su interior hay actividades turísticas. Lo primero que llama la atención es lo mojadas que se ven las kelis que salen al frente, que se nota que allí llueve con saña. De las cosas que vi en Cork, la visita a este fuerte es de las cosas que más recuerdo y que más me gustaron.
Cuando a mediados de mayo me marché a las Maldivas a bucear, los Países Bajos estaban viviendo la tercera primavera más lluviosa de la historia desde que hay registros, que haylos de más de cien años y hasta se dijo que marzo fue el quinto mes en el que más llovió en la historia de los registros, abril se colocó en el séptimo puesto y solo mayo fue un mes normal. La cantidad de agua que cayó en la primavera fue el equivalente a doscientos veintiséis milímetros de agüita, cuando lo que nos correspondía, según la media histórica, eran ciento cincuenta y cuatro, o sea, un pasote. Eso se notó y vamos, puedo confirmar y confirmo que durante dos meses, la mayor parte de las veces que salí a correr usé los zapatos deportivos de lluvia y que el pantalón chubasquero lo he usado tanto que llegó un punto que ya ni miraba la previsión meteorológica, me lo ponía al salir de mi keli y al salir del trabajo porque asumía que en algún momento iba a llover.
Como el cambio climático es una gran mentira y esto es lo normal, hemos pasado de la primavera pasada por agua a tener el domingo, el primer día tropical del año, que aquí se llama un día tropical a ese en el que la temperatura supera los treinta grados al lado de mi keli, que los neerlandeses miden todo en base a lo que sucede en mi calle, que por algo me llaman el Elegido y por eso el instituto nacional de meteorología y astrología neerlandés está ubicado a menos de cinco kilómetros de mi keli, que es el lugar en el que se mide todo. Ya el viernes y el sábado hubo lugares con más de treinta grados, pero no cuenta a menos que suceda por mi keli, que fue el domingo y que sucedió que llegó con tres semanas con respecto a la media, que esos días se esperan para el uno de julio o posteriores, como el año pasado, que lo tuvimos el dieciocho de julio, también conocido como mi santo. Así que es cierto, el tiempo está loco, loco, loco de atar y ahora parece que tenemos una sequía monstruosa cuando no hace ni una luna estaba todo anegado y ya no llueve nada y tengo totalmente engañados a mis arbolillos de interior, que se piensan que nos hemos ido de vacaciones a Andalucía por la caló tan grande que están pasando en el jardín.
Sobrevivir a este clima, con casas hechas de hormigón y pensadas para conservar el calor, se está volviendo cada vez más complicado.
En medio de una calor infernal, llegamos al resumen, que comienza con Desde Malé a Utrecht, el último capítulo del relato del viaje. Lo más espectacular de la semana es El segundo momento, que se explica claritamente por sí mismo. En Algunos instantes del buceo en Fuvamulah supuestamente está el vídeo con los momentos más espectaculares, pero al parecer en los últimos dos días los del llutuve lo han bloqueado, así que hasta que no le cambie la canción no aparecerá, creo, con lo que quién no lo ha visto, que se joda. En Algunos instantes del buceo en Guraidhoo se supone que está el vídeo de la segunda semana de buceo, asumiendo que no lo borren también.
Esto sí que es raro, una peli de terror en verano no es lo típico, que este cine es más bien de octubre, noviembre y enero, febrero, pero supongo que han intentado aprovechar lo curioso de la fecha del estreno para ver si atraen a la basca a los cines. Es más que probable que me haya leído el libro en el que está basado la película porque yo no he dejado nunca pasar uno de Stephen King sin leerlo, aunque con todos los que ha hecho, definitivamente no me acuerdo de los títulos. La película se titula The Boogeyman y en España se estrenó la semana pasada como The Boogeyman: El hombre del saco, una clara referencia a truscoluña, que no es nación.
Unas julays con padre acarajotado las pasan putas cuando se les mete una rata podemita y truscolana de okupa en su keli.
Tenemos que un psiquiatra vive con sus dos hijas después de que su hembra muriera en un accidente de tráfico. Un día se le cuela en la consulta un pavo con una historia del hombre del saco que le mató a sus tres hijos o algo así y se le suicida allí mismo. Después de eso, las hijas del psiquiatra empiezan a vivir en carne propia la presencia del susodicho hombre del saco, que es un bicho asqueroso que parece mismamente la rata asquerosa de Galapagar, esa que llegó a vicepresidente y que puso a una cajera retardada de ministra para soltar violadores de las cárceles. El psiquiatra como que es incapaz de prestar atención o creer a sus hijas y mientras tanto, allí se está cociendo una desgracia cuando la rata las intente matar, que lo hará, que los podemitas son lo peor.
En el lado buenísimo de la balanza es que hay unos cuantos sustos, que eso es lo que mola cuando vas a ver pelis de terror y fueron de esos que te hacen dar un salto en la butaca y mirar hacia atrás por si te atacan. Por desgracia, el bicho que tenía que darnos miedo no era terrorífico, era como una rata grande así y no impresiona. La película dura noventa y ocho minutos y aún así, las coñas con el siquiatra aburren un poco, su movida de viudo sufriendo tanto no interesa y no aporta nada a una peli de miedo. Por suerte las hijas estaban más centradas en el concepto. También hay una pava que resulta ser la madre de los tres niños que murieron que también es interesante, chiflada pero interesante. Definitivamente la película perdió por lo menos dos puntos con el final, que fue más bien patético, me esperaba algo un poquito mejor hecho.
Puede valer para que algún miembro del Clan de los Orcos vaya al cine con su hembra y así aprovechar para sobarla. No gustará a los sub-intelectuales con GafaPasta.
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