Aunque a algunos se les atragante, la única compañía que ha sido capaz de revolucionar el mercado telefónico y darle algo de vidilla sacándolo del estancamiento en el que estaba metido desde tiempos ancestrales ha sido apple con su iPhone. Lo triste es que han pasado dos años desde ese día y sus competidores se siguen mirando el ombligo y tratando de comprender en qué se equivocaron con sus patéticas estrategias y sus teléfonos ladrillo. Mientras esto sucede los de apple EVOLUCIONAN, siguen puliendo su producto sabedores que aún tienen camino por delante y al grupo de usuarios iniciales se van añadiendo millón tras millón de nuevos creyentes.
El iPhone es como una religión, no admite puntos medios. O te rindes a él y le sacas el mayor provecho, o te dedicas a resaltar sus puntos débiles sin tener uno y sin darte cuenta que la gente que lo ha comprado no parece tan preocupada por esas ausencias que según tú son garrafales e inaceptables.
En la tercera iteración del sistema operativo del iPhone, la llamada iPhone OS 3.0 se han añadido algunas de las cosas que más se le reprochaban, como el famoso Copiar+Pegar. Yo uso mi iPhone varias horas al día, navego por Internet continuamente, juego, consulto el horario de los trenes, la cotización de mis acciones, el tiempo, el mapa de nubes sobre Holanda para saber con una precisión de ± 5 minutos cuando y donde va a llover, añado y modifico citas en mi agenda, llamo por teléfono, mando fotos por correo electrónico y en todo este baile de actividad que gira en torno al único objeto tecnológico que necesito cuando salgo de mi casa JAMÁS me ha hecho falta el Copiar+Pegar. Le he preguntado a los amigos y conocidos que tienen el mismo teléfono y todos me confirmaron que ellos tampoco lo han usado y muchos ni siquiera sabían que no es posible o si algún teléfono anterior de los que han poseído lo podía hacer. En mi caso me molesté en comprobarlo y mi teléfono anterior no lo podía hacer. Otra de las funciones pedidas que yo considero inútiles son los mensajes MMS. Nunca he mandado uno y lo primero que hice fue desactivarlos. Tengo 150 SMS gratis al mes y ningún MMS así que no me veo pagando cuando mi teléfono tiene una conexión de 2Mb y puedo mandar un correo con fotos o lo que quiera en cuestión de segundos.
La función que yo deseaba más que nada en el mundo era el soporte A2DP, algo que puede sonar a chino pero que se puede ver en la foto. Ahora tengo unos auriculares Bluetooth y el teléfono va en mi mochila mientras yo viajo en bicicleta. Me compré unos auriculares Nokia BH-103 que van conmigo a todos lados y a los que les estoy sacando un gran partido. Ahora dejo el iPhone en una mesa y me muevo por toda la planta baja de mi casa y parte del jardín escuchando música, Podcast o Audiobooks sin tener que cargar el teléfono. Sin lugar a dudas lo mejor que han añadido en esta versión. Lo segundo mejor es el teclado apaisado para mensajes y correo electrónico aunque después de un año de uso me he vuelto un genio del tecleado en pantalla cometiendo un mínimo de errores y cualquiera que me ve puede creer que soy japonés por el garbo que tengo en esas tareas.
Del resto de nuevas funciones, he usado las notas de voz, las cuales pueden ser útiles para grabar promesas que luego no se cumplen y lo de agitar el iPhone para cambiar de canción. Eso mola mazo aunque la gente te mira como si estuvieras desquiciado cuando vas en el tren haciendole pajillas al teléfono. Por lo demás es más de lo mismo, con algunas ventajas que al parecer permiten a los creadores de aplicaciones el currárselo un poco más.
Aún me queda un año de contrato y todavía tengo la impresión que no le estoy sacando el cien por cien a mi teléfono aunque en momentos puntuales la diferencia entre tenerlo y saber usarlo y no tenerlo es brutal. Sin ir más lejos, esta mañana se suspendió el tráfico de trenes hacia mi trabajo por culpa de alguien que se suicidó saltando delante de un tren y mientras la gente debatía sobre lo que hacer en la estación yo vi llegar otro tren, lo tomé y treinta minutos más tarde estaba en la oficina gracias a las rutas alternativas que permite una aplicación llamada Trein y que tiene acceso en tiempo real al sistema ferroviario holandés.