Esta es la segunda vez que vemos la Pico de la Atalaya en Distorsiones. También es conocida por montaña de Ajódar o el pico de la Atalaya. Cuando íbamos hacia Sardina vimos la nube cubriendo la cima de la montaña, con una forma preciosa. Pese a que tratamos de salirnos de la carretera inmediatamente y hacer la foto, fue demasiado tarde y la nube ya no estaba exactamente en el lugar en el que la vimos.
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La pérgola
Después de quitar un montón de árboles de Navidad que había plantado la dueña anterior en mi jardín, recordaréis que encontré La parra y desde ese instante se convirtió en uno de los elementos favoritos de mis cien metros cuadrados de naturaleza. Me había propuesto hacerle una pérgola para que se pueda desarrollar a gusto y mi amigo el Rubio había prometido ayudarme a hacerla. El resto de los colegas, cuando les comentaba el plan me miraban con cara de lástima y asumían que sería un desastre. Yo sin embargo sabía que la cosa saldría bien. Aunque ambos tenemos más o menos el mismo tipo de estudios, está claro que somos muy distintos. A mí me gusta escribir, imaginar historias, fantasear, desvariar y a él le das un trozo de lo que sea, o una herramienta y construye algo con sus manos. Yo estuve allí ayudándolo cuando podamos unos árboles enormes en su jardín o cuando construimos una cabaña para la madera de la chimenea o cuando montamos los muebles de todos los dormitorios de su casa. También cuando hicimos obras en su casa en Utrecht y sé de lo que es capaz.
El viernes habíamos quedado después del mediodía así que me tomé medio día libre. A la una de la tarde revisábamos el diseño que había preparado y comprobábamos sobre el terreno que las cosas irían como estaba previsto. Nos fuimos juntos a una de esas tiendas de materiales de construcción y jardinería que son como hipermercados (la elegida fue Praxis) y perdimos cerca de hora y media acumulando la madera y las herramientas necesarias. Un amigo me había dejado una sierra de vaivén y el Rubio se trajo algunas de las suyas. Comenzamos sobre las tres de la tarde y en las dos horas y pico que trabajamos no nos dio tiempo a hacer mucho, solo poner los soportes en la pared que mantendrían toda la estructura. Parece una tarea banal pero aquí los muros son de hormigón y no veas lo que cuesta agujerearlos. Como nuestro plan era hacerlo todo en cuatro horas, al final tuvimos que dejar gran parte del trabajo para el día siguiente ya que el Rubio se tenía que ir a su casa. Me invitó y me fui con él a cenar allí y mientras él se iba a clases de piano yo me dediqué a jugar con sus dos hijos mayores mientras su mujer se tomaba un respiro. En una hora los chiquillos me dejaron agotado.
Esa noche nos acostamos todos temprano y a las ocho de la mañana estaba con los chiquillos en la cocina enseñándoles a preparar magdalenas. Después de desayunar volvimos a mi casa y ahora sí que era tarea de cortar y juntar madera. Se nos dio muy bien y sobre la una habíamos terminado.
Falta poner unos refuerzos en la madera, algo que haremos otro día. Mi vecino estaba muy impresionado porque él también pensaba que haríamos una chapuza. Parece que nadie tiene fe en nosotros. A propósito, en la foto anterior también podéis ver a la izquierda y junto a la parra el campo de tulipanes que plantó mi madre y a la derecha pasada la pérgola mi campo de tulipanes. El año que viene doblaré las cantidades de nuevo. No hay nada más hermoso que un tulipán.
Cuando habíamos terminado y el Rubio se tomaba un café conmigo se nos unió mi vecino. Charlamos un rato y después de que mi amigo se marchó nosotros nos pusimos a trabajar en el jardín. Podamos la parra, la soltamos de sus agarres a la pared y la encaminamos hacia su nuevo hogar.
Ella estaba encantadísima y estoy seguro que en dos años ha tomado posesión de sus nuevos territorios, los cuales abarcan tres metros de largo por uno ochenta de ancho. Ya puestos, la aboné y después nos acercamos al césped del ala norte, pasada la caseta de las bicicletas. Está lleno de malas hierbas y necesitaba a gritos un tratamiento de choque. Mi vecino se trajo sus máquinas y lo primero fue arrancar las malas hierbas y para eso la primera máquina mete unas cuchillas en el suelo y las va extrayendo de raíz dejando atrás la hierba. Por increíble que parezca, sacó casi el setenta por ciento de la materia verde que había allí y lo dejó medio pelado. Después con otra herramienta hicimos agujeros para que se airee el suelo y después usando una aparato especial echamos un herbicida que terminará de matar las malas hierbas.
Le hicimos el mismo tratamiento al ala sur, aunque este es nuevo y está en perfectas condiciones. La máquina que saca las malas hierbas no extrajo ni el cinco por ciento de la masa y después lo aireamos y por si acaso también le hicimos el tratamiento de las malas hierbas. Esta semana le haré la segunda fase que es un fertilizante para incentivar su crecimiento y con eso y un bizcocho, mi césped estará increíble esta temporada.
Aunque hace un par de años nadie lo habría dicho, ahora no sólo tengo un jardín precioso, además disfruto pasando tiempo en el mismo, cuidando las plantas, podando, limpiando y planificando. Son tareas que relajan bastante y en las que pones toda tu concentración y terminas con la satisfacción de ver el resultado inmediatamente. Me falta nada más que comprar un manzanero y un limonero y por este año creo que habré terminado con las grandes obras en el jardín.
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La semana pasada en Distorsiones
Con la primavera llega El primer avistamiento y como en años anteriores, es siempre espectacular. En estos días he estado liado preparando mi viaje a Malasia y ya me he Vacunado de más cosas de las que quisiera pero bueno, más vale prevenir que lamentar.
Sigo sin tiempo, ocupado con el jardín y la vida social y me quedan muy pocos ratos libres para escribir, lo cual se nota en la frecuencia. Entre lo poco que he podido escribir, predomina el Folclore Nórdico, con cosas como Zoet of zout o los sabores de la vida y un precioso Atardecer en el pais del agua.
Las fotos siguen siendo de la costa Norte de Gran Canaria. Esta semana vimos El Roque de San Felipe, la Charca en San Felipe, Mar y rocas y la Costa norte de Gran Canaria. Hasta el próximo sábado continuaremos visitando este lugar y después comenzaremos un pequeño paseo por París.
Una nueva bicicleta para mi colección. Se trató de una Bicicleta con remolque para niños, otra forma de llevar múltiples niños cuando te mueves sobre dos ruedas.
El Cine nos dejó la excelente My Bloody Valentine, terror en 3D con tetas y todo y la floja He?s Just Not That Into You – Qué les pasa a los hombres.
Eso fue todo. La próxima semana más.
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He’s Just Not That Into You – Qué les pasa a los hombres
Todo un subgénero dentro del de las comedias románticas es el de las corales, esas en las que tenemos que seguir un montón de tramas paralelas, con historias similares pero diferentes y sabiendo que al final todo tendrá que resolverse. Estas películas siempre han de mantener el interés a lo largo de todas las tramas o la cosa no funciona. Eso, y una buena elección de protagonistas. La última que he visto se llama He’s Just Not That Into You y parece que se estrenará en España a finales de mayo con el título de Qué les pasa a los hombres.
Un grupo de julays se calienta las neuronas con tal de echar un kiki sin saber que lo único que hay que hacer para mojar el churro en caliente es meterlo en el agujerito del bollo.
Un puñado de jóvenes y no tan jóvenes están en diferentes momentos de su vida. Unos quieren comprometerse y casarse, otros ya lo han hecho y algunos procuran mantener la distancia de ese tema con todas sus fuerzas. En todos los casos, los excesos hormonales los mantendrán ocupados y no sabrán ni lo que quieren ni lo que necesitan hasta que les falte.
Al jugar con tantas relaciones corrían el riesgo de no ser constantes y se terminó por materializar. Algunas de las historias son muy buenas y entretenidas pero otras no pasan de ser aburridas y estúpidas y parecen más bien pensadas para poner un par de cuerpos bonitos en pantalla y que alucinemos con ellos porque el elenco es absolutamente increíble. Eso y que cada dos o tres minutos saltamos de una a otra y pueden pasar diez minutos o más hasta que volvemos a saber algo de aquellas que nos gustan y esas ausencias tan extendidas pueden matar el interés. Al parecer detrás del guión están los mismos que han hecho la famosa serie Putorras en Niu Yolk y eso lo explica, nunca me interesó y obviamente, tampoco tienen mano para el cine. Aún así, por sacar a la deliciosa Scarlett Johansson
y a la siempre fascinante Jennifer Connelly
merece la pena ir a ver la película.
Recomendada para parejas que gustan de ir al cine los domingos a darse el lote y para aquellos que creen en el amor. No os esperéis nada extraordinario, es bastante normalita.