Otro tulipán que entra en el club de las 500.
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El Tote
Y aquí estoy yo leyendo los cómics de mi hermano Willy de Roberto Alcázar y Pedrín. Ya he terminado de leer los de el guerrero del antifaz y estos también están entretenidos. No sé como ha podido guardarlos todos estos años. Recuerdo cuando éramos pequeños y mis padres se los compraban en Simago, aquella cadena de tiendas que se fue al garete. Me pregunto si Roberto Alcázar y el Pedrín estarán liados. Seguro que si fuera algo contemporáneo entenderían bastante ….
Quizás debería presentarme. Soy el Tote y sulaco ha tenido a bien cederme este pequeño espacio para que cuente mis cosillas. No soy muy constante pero intentaré pasarme por aquí cada dos viernes. No es que vaya a ser nada especial, hablaré de mis neuras, mis amigos, mi novia y todas esas cosas que seguro que no interesan a nadie más. Tampoco es que me preocupe. Yo no soy nadie. Desde que nací me recordaron constantemente que era el hermano menor, una especie de Dios menor en una casa en la que el Willy era lo más grande. Así salí, apocado y un poco perdido. Yo no tengo cómics porque heredaba los juguetes de mi hermano pero no sus libros. Leer tampoco es mi fuerte. Me aburro fácilmente con tantas letras juntas y esa falta de dibujos. Con los cómics es distinto, al menos puedes mirar las viñetas y ver cosas interesantes. Mi hermano los deja aquí y supongo que todos los vamos leyendo. Están en el baño.
Sí, estoy cagando. ¿Pasa algo? Todo el mundo lo hace y puestos a presentarme este me parece un lugar tan bueno como otro cualquiera. Además, seguro que habéis creído que soy un poco culto y esas cosas porque leo cómics antiguos de los que la mayoría ni siquiera habrá oído hablar. No es que pase mucho tiempo aquí, que yo soy de los de mierda fácil. Es sentarme y soltar el lastre casi inmediatamente. Mi abuela suele decir que va al excusado a obrar pero yo vengo al retrete a cagar, que así se me entiende claramente.
Soy un chico del montón, ni alto ni bajo, de un metro setenta y cinco y pelo castaño oscuro. Tengo todas las cosas que tienen los demás: ojos, nariz, orejas y el resto. Sigo viviendo en casa de mis padres porque nadie me explicó que lo de la Universidad es el timo de la estampita y que tras todo el tiempo que he invertido en escuchar y memorizar gilipolleces ahora no consigo encontrar un trabajo en el que se me pague un sueldo digno y por digno quiero decir algo que me permita vivir con mi novia en un piso de clase baja y no en una chabola en las afueras de la ciudad. Mi novia es la Jenny, una chorba de cuidado. Tiene un montón de carácter la hijaputa, pero me gusta porque folla siempre que quiero y no me agobia con sus neuras. Para eso tiene a sus amigas. A mí me quiere para colgarse del brazo y arrastrarme por la calle luciéndome y para que la colme de gozo, que es como a ella le gusta referirse a ciertos temas. Sus amigas son un atajo de perras de muy buen ver. Todos estudiamos juntos en la universidad. Pasábamos más tiempo en la puerta de la biblioteca hablando y vacilando que en clase. Ya no recuerdo si fue ella la que me echó el gancho o fui yo. Tampoco me preocupa. Lo importante es tener novia, que hay ciertas necesidades básicas que mejor es tenerlas cubiertas.
Ya he nombrado al Willy, mi hermano. ?l también sigue viviendo en casa con nuestros padres. Pese a todos los mimos y cuidados que tuvieron con él parece que no consigue un trabajo que le permita irse a vivir fuera de aquí. Mi hermano es un poco rarito. Siempre está encerrado en su cuarto conectado a Internet. Yo creo que no es normal pero si lo digo mis padres montarán un circo y me estarán abroncando durante días, así que mejor me estoy callado. El Willy tiene una cámara web aunque no sé para qué si él no conoce a nadie. Jamás lo hemos visto con amigos ni sale ni nada. Vuelve del trabajo y se encierra ahí dentro con sus cosas, que es como le gusta decir a mi madre. Arrastra la frase como si fuera algo importante, algo que nos solucionará la vida a todos los humanos. Para mí que no hace nada, sólo perder el tiempo en la red buscando boberías.
En fin, que escribiré sobre mi mundo y contaré alguna que otra cosa de cuando en cuando. No le pienso decir a nadie que lo hago porque ninguno me tomaría en serio y además si lo supieran ya no podría decir nada de ellos. Este será mi secreto y el de sulaco.
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Constructor de redes
Con el tiempo cada uno descubre sus puntos fuertes, esas cosas que nos destacan de los demás y nos vuelven únicos. Yo al parecer tengo muy pocas. Siempre se me ha considerado insociable, arrogante, engreído, orgulloso e intratable. Esto lo resume bastante bien y confirmo que igual hasta son ciertas. No es que me preocupe demasiado ni que intente cambiar y convertirme en mejor persona y toda esa mierda de filósofos baratos, de hecho creo que he llegado hasta aquí siguiendo un camino bastante peculiar y didáctico y no me arrepiento de ninguna de las putadas que he hecho en todo el recorrido.
Mirando el lado positivo creo que soy bastante bueno construyendo redes de todo tipo. Lo hago de una manera innata. Llego a un lugar y en un corto espacio de tiempo he comenzado a tejer una red. Si es en el trabajo es de conocimiento e información, si es fuera del trabajo es de amigos. No suelo aplicar mucho esfuerzo, la cosa evoluciona después de un pequeño empujón inicial. Ahora que me han cambiado de puesto en la empresa me doy cuenta de la ingente cantidad de gente y conocimiento que tengo tras de mí. En todos lados en la compañía hay gente ayudándome, dando la cara por mi y asegurándose que salga hacia adelante. En el nuevo grupo puedo ver como mi pequeña red está extendiéndose y la gente reacciona como espero de ellos. Siempre actúo como uno de los motores de cualquier concentración de humanos. Yo organizo, animo, apoyo, empujo, promuevo y los demás se dejan llevar o guiar por las cosillas que les digo. No es algo que busque o que quiera hacer, es algo que sale. De todos los equipos que se montaron tras la reorganización, después de un mes se han dado cuenta que el nuestro es el único auténtico, el único con un espíritu auténtico de equipo. Hemos salido juntos a cenar, nos reunimos a menudo para hablar de cosas banales y compartimos ideas. El resto de la empresa parece estar luchando por acoplarse y nosotros funcionamos como una máquina, todavía no de precisión, pero como una máquina.
Uno de los vicepresidentes (ahora tenemos muchos) parece haberme adoptado y escucha lo que dijo. Normalmente son cosas muy subjetivas y negativas, porque siempre tiendo a ver el lado malo de las cosas, pero también siempre aviso de como se pueden arreglar y eso parece gustarles mucho. Ahora mismo hago mi nuevo trabajo y sigo haciendo el antiguo. Ya no soy responsable de productos pero la gente sigue viniendo a mi despacho como si el puesto fuera mío y mi palabra va a misa. Es algo increíble. Mi nuevo jefe está aprovechando esta situación en nuestro beneficio y me ha pedido que no trate de neutralizarla. Desde los distintos países en los que estamos implantados me llaman y me pasan información que de otra manera tardaría semanas en llegar a los cuarteles generales. Yo paso la información a las personas adecuadas y procuro que se solucionen los problemas. Todo pasa a través de mi correo. Las cosas son bastante extrañas. Reparto magdalenas sin descanso para pagar favores y pongo a gente de distintos grupos en contacto. Ellos llevan años en la empresa y no parecen conocerse. Yo en mis cuatro años he montado una enorme red que funciona a pleno rendimiento. Mi antiguo jefe me pide favores para ganarse a su nuevo equipo y no deja de recordarme lo difícil que es hacer el trabajo cuando no se tiene hunter, un cazador nato, que es como él me denomina. Yo no cazo, capturo en mi red y utilizo el conocimiento ajeno en mi beneficio, mantengo toda la información indexada y la uso tanto como puedo para optimizar todo lo que hago.
La red de amistades la tengo algo sobrecargada. Demasiados amigos, demasiadas fiestas, demasiados encuentros con gente que me cae simpática y a la que yo caigo bien. Para alguien supuestamente tan negativo esto de la red social es algo difícil de sobrellevar. Esta semana aún no he conseguido pasar una sola tarde en mi casa. Siempre he quedado con alguien para hacer algo. Esto es un drama. Mi red social me tiene atrapado y en lugar de reducirse está en expansión. Mi casa parece una pensión con gente viniendo a quedarse, a cenar o a lo que sea. A este paso me darán el premio a la mejor persona del barrio.