Han pasado dos meses desde el capítulo anterior, así que ya va siendo hora de continuar con la vida y obra der Dani en el día de su cumpleaños. Si has llegado hasta aquí y nunca has oído hablar der Dani, te preguntarás lo que te has perdido. Para averiguarlo tendrás que realizar un viaje por el tiempo. Comenzarás con 1. Todos queremos ser como er Dani y seguirás en 2. Conozcamos ar Dani. A partir de ese punto descubrirás que no está solo en 3. Lugareños der Dani y 4. Conocidos der Dani. Por si no has tenido bastante también te presentaré a 5. La Carmen, hermana der Dani. No hemos acabado ni mucho menos, la cosa sigue en 6. Er Dani y la metrosexualidad y a partir de aquí dejamos el local en el que estábamos y emigramos en 7. Camino del restaurante con er Dani. Una vez llegamos al restaurante se produce una nueva ronda de presentaciones en 8. La Gayola y los amigos der Dani . Nos habíamos quedado en 9. Las verdades de los amigos der Dani momento en el que la Gayola saca a relucir los trapos sucios de la concurrencia. Y ahora, querido lector, prosigamos.
Er Dani estaba encantado consigo mismo. Se reía a carcajada limpia y disfrutaba como un enano de su cumpleaños. Todos sus amigos estaban allí, la chica que se follaba también presenciaba el evento de cuerpo presente e incluso había un escriba para dejar para la posteridad un recuerdo del evento. Tras la catastrófica cena llegó la entrega de regalos. Nosotros no traíamos ninguno y al final fue una buena idea, aunque eso lo contaré más tarde.
Comenzó abriendo los regalos de la chorba que se pulía, también conocida como la Gayola. Eran dos, que sepamos. El primero venía envuelto en un paquete que denotaba llevar en su interior ropa. Resultó ser una camisa, pero no una camisa cualquiera. Era de una boutique muy pija y por consecuente muy cara. Yo no dije nada pero la camisa era horrible. ?l nos la restregaba por la cara a todos gritando y ahuyando su precio y lo buena y exclusiva que era y como no habían más de cuatro camisas iguales en el universo Universal. Lo peor de intentar diferenciarte tanto es que puedes acabar en el esperpento, convertido en un mono de feria. Er Dani parece querer llegar a esa fase, ser reconocido por las calles como la Lolita Pluma de Málaga, un ser del que los niños se ríen y los adultos se avergüenzan. Con tanto sobeteo supongo que la camisa salió de allí lista para visitar la lavadora por primera vez y si se descuida y la pilla su madre la pondrá en el montón de los trapos para limpiar.
La Gayola recalcaba los comentarios der Dani y nos confirmaba lo cara y chic que era. Creo que llegó a decir el precio pero mi memoria no da para detalles tan específicos y siempre he sido muy malo con los números. El segundo regalo era una caja más pequeña. Todos nos quedamos callados mientras lo abría. Resultaron ser unas gafas de sol, pero no unas gafas cualquiera, como fuimos informados. Er Dani se las puso y el solo se decía guapo y otras lindezas. Sus amigos se quedaron con la boca cerrada. El colega ya se encargaba de gritar cuánto le gustaban y lo buenas que eran. Cuando tuvimos que coger el estuche y las gafas, porque parte del ritual era adorar los regalos cual dioses menores, pudimos ver que dentro estaba el ticket con el precio, según la Gayola para que las descambiara en caso de que no le gustaran. Las gafas habían costado más de doscientos euros. Es el precio del sexo. Er Dani se la folla y ella le corresponde satisfaciendo sus caprichos consumistas. A mí me parecía muy sospechoso el dejar el precio dentro del estuche de las gafas y me imaginé que había sido meticulosamente planeado para impresionar a la concurrencia. Conmigo no lo consiguieron. Cuando el hombre se ponía sus nuevas gafas parecía un chulo-putas de feria. Si además se ponía su nueva camisa, sería un espectáculo digno de verse.
Tras los regalos de la Gayola vino el de sus amigos que imaginaréis no se molestaron en hacer un esfuerzo económico de igual magnitud. Al abrirlo descubrimos una mochila, guapísima según er Dani. Gritaba como un cerdo en el matadero, haciendo oscilar en el aire la mochila con una mano y la camisa con la otra mientras nos miraba tras sus nuevas gafas de sol en un local más oscuro que el coño de una virgen tuerta. En su excitación se lanzó a correr por todo aquello pujando algo que no conseguí entenderle. Se detuvo en un momento dado y alguno de sus colegas le hizo un comentario. ?l se viró dándonos la espalda, de un tirón se bajó los pantalones y los calzoncillos y nos hizo una Luna llena apoteósica. No es que le viéramos las nalgas, que las vimos, es que por ver vimos hasta los huevos. ?l acompañó la acción con gritos adicionales que atrajeron la atención de la gente que quedaba en el restaurante con lo que fueron muchos los ojos testigos de dicha acción. Agitaba las nalgas y por transmisión del movimiento, los huevos, que se bamboleaban frente a nosotros como badajos. Para más inri, por detrás de nosotros había una puerta de cristal enorme y por la calle pasaba gente que se quedó parada mirando como aquel extraño les mostraba las joyas de la familia. Este instante no me quedó claro en absoluto pero imagino que era algún tipo de broma entre amigos. Como todo el mundo lo coreaba se animó aún más y se subió en una silla para que tuviéramos una vista más espesa de sus huevos y culo mientras los seguía agitando. Yo no paraba de reírme y de recibir codazos de mi amigo Sergio. Cada uno de ellos era para recordarme que me había llevado a un evento irrepetible.
Cuando er Dani terminó de hacer gansadas vino el discurso de agradecimiento. Lo comenzó unas veinte veces pero él mismo se distraía y se iba por los cerros de ?beda. Aquello era interminable y consiguió que perdiéramos el interés y nos dedicáramos a beber. Unos cuantos estaban dando buena cuenta de la famosa botella del doce años. Se pedían Colas y las completaban con lingotazos de la botella. Er Dani ni se enteraba, entretenido como estaba en ser la estrella absoluta del show y encantado de haberse conocido a sí mismo.
De lo que pude deducir del discurso señalar que agradeció a todos que hubieran venido y que le hubieran hecho regalos tan magníficos, algo que la Gayola interrumpió para puntualizar que no solo eran magníficos sino que los suyos también eran caros. Terminó el discurso avisando que esa noche iba a ser el acabose y que allí follaba todo er mundo. Esto lo gritaba como si estuviéramos en un concurso televisivo y todos aplaudíamos a rabiar, lo cual lo animaba más. Alguno hacía unos grititos tipo americano que siempre quedan bien y te hacen parecer más tonto y estúpido de lo que en realidad eres. Tras el discurso yo pensé que nos prepararíamos para emigrar hacia el siguiente escenario, un local de copas nocturno pero el destino nos tenía preparados otros planes.
Esta interminable saga continúa en 11. Er Dani y sus bolas