Sigo añadiendo capítulos a mi pequeña enciclopedia sobre los usos y costumbres humanos y hoy llegamos a un grupo muy especial. Me resultaba harto difícil explicar el concepto de hoy y recrear la imagen en vuestra cabeza pero gracias a una gentil voluntaria lo tenemos bien fácil. Hoy hablaremos de las Potrancas.

Hay mujeres de todo tipo. Altas, bajas, activas, sosas como la sacarina, espectaculares, horrorosas, modositas, salidas, tímidas pero entre todas ellas las Potrancas resplandecen como pocas. Son chicas de cualquier edad que han decidido echarse en el buche tanta comida como puedan de una forma un tanto insana. El resultado es un cuerpo serrano que lucha por apoderarse del mundo.
Las Potrancas pasean orgullosas todos sus excesos carnales. Avanzan pisando fuerte y hundiendo la hierba mientras caminan, matando esas pobres lombrices que de repente se encuentran con una compresión de su universo producto de las leyes de la física. Hablando de leyes, estas mujeres llevan los materiales con los que están fabricadas sus ropas hasta límites inconcebibles. Otro aspecto que nos permite identificarlas es su natural propensión a hacerse notar. Una Potranca siempre quiere ser el centro de atención del lugar en el que se encuentra, carecen de la más mínima vergüenza y saltan, gritan, cantan o hacen lo que haga falta para que todos los machos de las manadas cercanas las miren. Parecen incapaces de procesar las miradas de desprecio absoluto, de cachondeo o de repulsión. Ellas solo ven que las miran y si lo hacen es porque son espléndidas y merecen todas y cada una de esas miradas.
El ejemplar que nos ha servido de ejemplo se encontraba en un concierto y gritaba y se sacudía como las orcas de los delfinarios. Si nos notaba distraídos nos arreaba un bolsazo o un pisotón y en seguida recuperaba nuestra atención. Agarró a un conocido y le dio tal achuchón que al pobre chiquillo lo dejó convertido en un acordeón. Los brazos en jarra es una posición que estas mujeres adoptan cuando se les activa el modo DIVA y comienzan su danza para atraer la atención de los machos circundantes. Existen rumores de hombres que se casaron con Potrancas y desaparecieron sin dejar rastro, extinguidos por las tremendas presiones a las que fueron sometidos sus cuerpos. Cualquier banda que se precie tiene al menos uan Potranca entre sus filas y este tipo de hembras no tiene ningún problema en relacionarse con otras de su misma especie, así que frecuentemente las podemos ver juntas arrasando aquellos lugares por los que pisan. Es muy importante no confundir las Potrancas con las Bostas que son otro grupo del que es posible que hable pronto.
Si tenéis el dudoso honor de alternar con una, saludarla la próxima vez que la veáis.
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