La noche de Reyes, mientras volvíamos al coche después de una agotadora sesión por las calles de Vegueta, descubrí medio oculto en el portal de un edificio el cartel de la fotografía. Yo siempre he sabido que Gran Canaria es tierra de pioneros. Por tener hemos tenido hasta a Juanito el Pionero, un señor que ya falleció y cuyo mayor mérito era hacerse unos horrorosos vestidos de carnavales con los que salía en toda gala o televisión que lo invitaran. Lo que la gente no sabía es que tal pionero vivía en un edificio rodeado de perros y basura que hacían imposible el pasar por la puerta de su piso y que su educación brillaba por su ausencia al tratar con el vecindario. Es lo bueno de la fama y la tele que solo muestran lo que quieren. Huelga decir que este pionero fue también un precursor en lo de salirse del armario ya que escapó prácticamente desde la primera ocasión en la que vio la puerta abierta y no hubo forma de volverlo a meter.
Retornando a la foto y a esos emprendedores e innovadores canarios, me he quedado de piedra al descubrir que en nuestra isla tenemos una sociedad dedicada a la caza y captura del julandro, ave que en el pasado era muy rara de ver pero que en la actualidad es más abundante que las putas palomas. El julandro es un pájaro de cuidado, con tanta pluma que se pueden hacer edredones nórdicos con ellos. Este ave vive en nuestra sociedad y corre que se las pela cuando huele un macho de verdad. Su especialidad es la introducción de cierto apéndice por cierto orificio originalmente diseñado para la defecación en ese sagrado arte que es el jiñar y que ha visto su uso desvirtuado y cambiado en entrada de miembros de agentes externos. El julandro pierde aceite e imagino que así será como los miembros de esta secreta e innovadora sociedad de cazadores de pluma los podrán encontrar. La época de máximo esplendor de estos pájaros de cuidado es en carnavales, momento en el que te los topas por todos lados y haz de extremar las precauciones. Siempre se ha rumoreado que la versión femenina de los mismos es la bollera pero yo aún no termino de convencerme porque esas no pierden aceite y únicamente restriegan labios externos para mediante la frotación incrementar la temperatura de salvas partes y obtener algún tipo de sensación que no termino de comprender. El julandro aparece en ocasiones disfrazado como metrosexual pero no os dejéis engañar que se trata del mismo pajarón. Bajo su apariencia cuidada y sus ropitas de diseño se esconde un depredador implacable que no dudará en tirarse a por tu miembro si atisba la menor oportunidad.
A falta de más información tengo que imaginar esas reuniones en las que los sacrosantos miembros de la sociedad de cazadores de pluma planean sus incursiones y determinan sus próximos objetivos. En sus espaldas recae el peso de salvar nuestra sociedad y garantizar la inseminación de mujeres suficientes para que no tengamos que seguir importando chiquillos de otros países. Este club de machos machotes anda bien lejos de esos que proclaman con orgullo su pertenencia al colectivo de los metrosexuales de mierda, chusma deleznable que aún no se ha dado cuenta de lo cerca de la gilipollez que andan.
Esta sociedad seguro que la forman ilustres y preclaras personalidades que donan su precioso tiempo y algo de su dinero en aras de conseguir rectificar aquello que ya parece perdido. Quiero desde aquí animarlos para que sigan con su cruzada y que sepan que tienen todo mi apoyo inmoral y que no los pondré en mis oraciones más que nada porque casi no rezo y cuando lo hago es para pedir cosas más importantes.