Otro grupo de elefantes rascándose contra los árboles y que además han aprovechado las charcas que se ven con barro para darse una capa de barro por encima que supongo que los protege contra los mosquitos o contra el calor o contra ambos. Aquí los que peor lo pasan son los arbolitos, que este es un ambiente muy peligroso para sobrevivir y se puede ver en la cantidad de árboles que hay en el lugar, que cada vez van quedando menos.
La semana pasada comenzó con Anuncios dramáticos y no tanto y que se pueden resumir en que en estos momentos estoy en Gran Canaria y el mejor blog sin premios en castellano está funcionando mayormente en piloto automático. En el acondicionamiento de mi Keli esta semana llegamos a Los visillos de la buhardilla, que mira tú por donde me paso yo lo del noche y día, las tres posiciones y demás. Yo puse lo que me mola a mí. Vimos otra cosa para transformar otro objeto en bicicleta, Otro manillar de bici para silla de ruedas, y algún día, cuando vuelva a mi casa, lo añadiré en cierto álbum. En La ruleta rusa de los viajes tenemos mi impresión de lo que sucedió en el salto de tres mil seiscientos dieciocho kilómetros.
En Kanchanaburi, vimos unos Elefantes bañándose en el río Kwai Yai, seguimos con Elefantes saliendo del río y hasta con un Influenser sobre elefante en el río y lo dejamos con un Elefante rascándose contra un árbol.
Fui a ver dos películas al cine, en Gran Canaria y por aquí comenté tres, comenzando con el dramote de traiciones Judas y el mesías negro – Judas and the Black Messiah, seguimos con la excelente Un lugar tranquilo 2 – A Quiet Place Part II y acabamos con la película alemana Ondina. Un amor para siempre – Undine.
Por ausencia del personal, nos saltamos el despliegue visual de comida.
Y así transcurrió la semana.
Volví por segunda vez en el mes de junio a la filmoteca en Amsterdam para darme un empacho de cine raro y al montar mi programa, elegí para empezar una película alemana que normalmente evitaría como la peste pero en la que el chamo hacía submarinismo, que ya es un tema que puede atraer y atrae mi atención. Así que le di una oportunidad a este drama titulado en alemán como Undine y que en español se alarga un montón y se convierte en Ondina. Un amor para siempre, que ya puestos, podrían también haber dicho que truscoluña no es nación.
Una julay friki que no veas corta con el macho que se la empeta y se junta con otro macho que parece acarajotado pero que también le da chimpún y finalmente, las cosas acaban pero que fatal porque la pava está requeteque-chiflada.
Al parecer esto tiene que ver con cuentos antiguos. Tenemos que una pava que trabaja de historiadora en Berlín, aunque si a mí me lo preguntas te diré que es guía turístico, rompe con su macho y le dice que si la deja, que lo tendrá que matar porque así de sobradas van las podemitas y el tío se acojona. Va pero que dispuesta a matarlo cuando se topa con un acarajotado que ha estado en su última gala y que le dice que le fascinó y tal y tal y como que acaban fornicando como conejos. El tío es rarísimo y trabaja de soldador submarinista o algo así y hasta la lleva un día a bucear. Como viven lejos uno de la otra, se pasan mucho tiempo conmutando en tren desde Berlín. En esto que la pava se pelea con el nuevo chamo, se encela con darle el finiquito al viejo chamo y después acaban todos pero que fatal o algo así.
Esto sí que es cine de autor. En muchas ocasiones es que me preguntaba si la trama aquella venía a cuento de algo pero como era entretenida y cuando parecía que me iba a aburrir aparecían escenas de buceo, como que aguanté la hora y media con entereza. Tengo que reconocer que aún no me he aclarado con la historia y que el director parece tener el don para colocar la cámara en el sitio equivocado. El toque místico y mágico no llegó a convencerme pero bueno, tampoco se me hizo muy pesada.
Esto se lo pones a un miembro del Clan de los Orcos y arde media ciudad en los primeros diez minutos. Es el tipo de cosa pretensiosa que atrae a los sub-intelectuales con GafaPasta, aunque estos también son como alcahuetas y se avisan entre ellos que tampoco es gran cosa.
Justo antes de que se acabara el mundo y llegara la pandemia podemita truscolana, siempre que iba al cine ponían el trailer de la película que voy a comentar, y que es la segunda parte de Un lugar tranquilo – A Quiet Place, que a mí me gustó horrores. Creo que quedaban menos de dos semanas para el estreno cuando el mundo se fue a tomar por culo y cerraron los cines y ha pasado más de un año hasta que la han, finalmente, estrenado. Se titula A Quiet Place Part II y en España también se ha estrenado en junio con el título de Un lugar tranquilo 2.
Los julays de los silencios las siguen pasando putas por culpa de la infestación de ratas truscolanas y podemitas.
Esto continúa literalmente en el punto en el que se quedó la primera película, es casi como si hubieran rodado las dos seguidas y acabamos en un incendio y comenzamos en el mismito incendio y la hembra de la keli huyendo con su hijo tonto, su hija acarajotá y el puto bebé que no deja de gritar y al que no le entra en la cabeza que no tiene que llorar. Se encuentran con un conocido que al principio no parece tratarlos muy bien, pero gracias a que al tonto le vino la inspiración con la radio y resultó que tiene al menos un dedo de frente, pues están convencidos que hay un nuevo lugar super-chulo y donde pueden sobrevivir a la invasión de los truscolanes y hasta allí quieren ir.
Esto son noventa y siete minutos en los que prácticamente no tenemos descanso, seguimos con la misma angustia, con los ruidos que hacen que los bichos se cabreen y te ataquen como si tuvieran la contagiosa rabia podemita y truscolana. Aquí no hay diálogos sofisticados ni un guion que pretende aplacar el lado sub-intelectual del cerebro. No. Esto es una montaña rusa de gente corriendo y bichos feísimos como el tullido podemita ese que te atacan y de los que tienes que huir porque parecen ser demasiado poderosos para matarlos. Por supuesto recordamos a papuchi y hasta tenemos una escena en el pasado para verlo pero también es una escena con mucha acción que nos muestra el día que comenzó la invasión extraterrestre, truscolana y podemita. Yo no diría que es cine de terror, pero sí que es cine con sustos y consiguen asustarte, por más que los esperes. Entretiene y eso es lo que buscaban, crear un producto de consumo fácil y que guste y está muy bien, aunque me temo que habrá una tercera parte que comenzará exactamente en donde se quedó la segunda, porque de nuevo han cortado la historia en un momento crítico.
Esto mola mazo a cualquier miembro del Clan de los Orcos, sobre todo si llevas a tu hembra y le pasas el brazo por encima para magrearla cuando se acojone. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, ya sabes que no es tu tipo de cine.
