Una última mirada a las estrellas


Visto el giro dramático que tomó el día de ayer y como tenía ganas de ir al cine y echarme una buena llorada, opté por ir a ver de nuevo Bajo la misma estrella – The Fault in Our Stars, con lo que al final la he visto cuatro veces antes de que la quiten de la cartelera y me ha servido para reflexionar en plan gitano Volviendo a ver las mismas estrellas y Regresando a ver las estrellas. En este caso, era también un pequeño homenaje al actor que recordamos en ¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! En los Países Bajos la cartelera de cine se actualiza los jueves y esta semana ya quitan del cine de Utrecht la película, con lo que la tienen marcada con la etiqueta de Última oportunidad. Estaba programada en la mayor pantalla del Pathé Rembrandt, una sala con una capacidad de más de ochocientos cincuenta julays. Pensé que era una broma retorcida de los programadores del cine y que me encontraría solo con los ratones que viven allí pero resultó que éramos unos setenta espectadores, con lo que para una película que se supone que quitan del cine, es una auténtica pasada. He estado en otras recién estrenadas con menos gente. Por cuarta vez me asombró la capacidad de llamada que tiene este drama, una película sin efectos especiales, sin estrellones de renombre, sin un tema pachanguero y que sin embargo fue la gran ganadora en los premios para los adolescentes petados de granos en la cara y en otras partes (iba a decir … como yo, pero mejor lo dejamos ahí que a mí ya no me salen …).

La mecánica de la película ya me la conozco y no cambia en este cuarta ocasión: pava tiene picores en el potorro, pava conoce a pavo, pavo muestra síntomas de amorcillamiento en la zona media, pavo trata de empetársela a pava, pava responde a sus instintos y después llega el cáncer que ya tenían y los jode a ambos y acaban empetados de cáncer.

De nuevo me fijé en Amsterdam y en lo preciosa que aparece la ciudad. Creo que acabaré por visitar los lugares que aparecen en la película y hacer una pequeña serie sobre los mismos y puede que incluso un paseo en el centro de Amsterdam que te lleve de uno a otro para esa otra bitácora que nunca actualizo y que proporciona información turística para personas con una incapacidad absoluta para comprender lo que leen.

Al ser mi cuarta vez, ya comencé a aprenderme algunos diálogos, a esperar momentos esenciales, a emocionarme antes de que sucedan y presté atención en algunos de mis escenas favoritas, como la cena en el restaurante finoli de Amsterdam de Hazel y Gus, en la que Él se vuelve a declarar:

— “I’m in love with you, and I know that love is just a shout into the void, and that oblivion is inevitable, and that we’re all doomed and that there will come a day when all our labor has been returned to dust, and I know the sun will swallow the only earth we’ll ever have, and I am in love with you.”

La traducción literalísima, por supuesto, está clara:

— «Estoy encoñao contigo y te la voy a empetá hasta los pelos de los güevos y te voy a dar tanta candela que vas a gritar como verdulera en el mercado de la Isleta y cuando me corra te voy a lefar hasta la coronilla y de tantos polvos que te voy a dar, vas a tener que tragar tanta leche mangorra que te terminarán por llamar la capuchina, porque vas a tener que ir por la calle con un bigotón blanco y estoy encoñao contigo». Estoy convencidísimo que mi traducción atraería la atención de los orcos de Vecindario y hasta de los alrededores y quizás mostrarían algún interés por la película.

Toda la película está llena, repleta, inflada, de diálogos espectaculares, con cargas de profundidad que estallan en algún lugar de tu mente, como cuando nos dicen casi al final:

— «You don’t get to choose if you get hurt in this world, but you do have some say in who hurts you. I like my choices»

La cual se traduce por:

—»Mueve la cadera, menea la cintura y despatárrate toa, toa, toa»

O verdades de perogrullo que jamás se le ocurrirían a un orco de Vecindario y que escuchamos en la Iglesia del Sagrado Corazón del jefe de los presuntos-tocadores de niños como:

—»Some infinities are bigger than other infinities»

Algo tan simple y directo como:

—»Digan lo que digan los pelos del culo abrigan»

No voy a insistir más. Esta es una película que hay que ver y paladear como una comida exquisita. En realidad, esto es un ejercicio doble, ya que además de la película yo recomendaría leer el libro, un auténtico placer y que seguro que te hará llorar tanto o más que la película.

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3 respuestas a “Una última mirada a las estrellas”

  1. jajajajaja Me encantan tus traducciones libres 🙂
    Yo he estado recordando a Robin Williams viéndolo de nuevo hacer el papel de siquiatra con sentimientos y corazón y no he podido evitar sentirme triste y jodido… 🙁
    Salud